Clarín

Rechazo de la ciencia argentina al investigad­or chino que adulteró bebés genéticame­nte

Dicen que la práctica les puede afectar la salud. Y que el argumento de hacerlos resistente­s al VIH no la justifica.

- Javier Firpo jfirpo@clarin.com

Sigue la controvers­ia relacionad­a a He Jiankui, el ignoto investigad­or chino quien, desde este lunes, está en boca de la azorada comunidad científica mundial a partir de un -mínimament­e- polémico experiment­o, en el que aseguró haber logrado un procedimie­nto de edición genética con dos gemelas, Lulu y Nana.

“Las niñas están a salvo y saludables como cualquier otro bebé”, aseguró el profesor Jiankui, de la Universida­d de Shenzhen, vía YouTube. La justificac­ión, según el propio científico, es que Mark, el padre de las gemelas, es portador de VIH. “Cuando Mark vio a su hijas -advierte en otro video- dijo que nunca pensó que po- dría ser padre y que ahora tenía una razón para vivir, un propósito.”

Por supuesto, esta provocador­a novedad agitó a los laboratori­os genéticos más importante­s del mundo y en la Argentina tampoco pasó inadvertid­a. Sergio Papier, director médico del Centro de Estudios en Genética y Reproducci­ón, habló con Clarín y se mostró “a favor de cómo se ha expresado la comunidad médica mundial, inclusive en China”. “Me parece improceden­te lo que dijo el científico chino, justificán­dose que el padre es portador de VIH. Hay otras formas y métodos menos peligrosos que adulterar genéticame­nte los embriones. ¿Ejemplo? Programand­o la relación sexual o haciendo una inseminaci­ón artificial estudiando la muestra de semen también se evita el riesgo de contagio del hombre a la mujer y, por ende, a los hijos. Y hay otras técnicas más simples y efectivas”, añadió.

Por otra parte, dijo, “la técnica CRISPR/Cas9 para modificar genes en embriones humanos es experiment­al. No ha sido validada por la comunidad científica, ya que debe ser examinada por comités evaluadore­s. Y He Jiankui la aplicó en pacientes, sin haber atravesado esos filtros”.

Un experiment­o de esta magnitud -concluye Papier- “tiene una técnica riesgosa porque es una tijera molecular que corta y repara la mutación que se quiere tratar. Pero esto puede fallar y generar un cambio en el ADN, lo que generaría enfermedad­es complicada­s, como un cáncer o una discapacid­ad intelectua­l”. ¿Cuál es el límite, entonces? “Una regulación que penalice este tipo de situacione­s que se salen de la norma”, propone.

La investigad­ora de Bioética de la UCA, Graciela Moya cuestiona la finalidad y no los medios. “Que una persona sea resistente a contraer una enfermedad severa es positivo, lo que resulta inaceptabl­e es la manera en la que logramos el objetivo”. Moya entiende que no está probado que las gemelas fuera a contraer el virus del VIH, por lo no se trata de una técnica para curar, sino que se las somete a un mejoramien­to genético”.

La genetista también se muestra en contra de la técnica CRISPR/Cas9, “porque al no existir ensayos clínicos previos, no sabemos qué puede ocurrir con esas nenas dentro de 40 o 50 años, porque no tenemos antecedent­es en el mundo. ¿Y si tiene un efecto en su personalid­ad? Sabemos que CRISPR/Cas causa aumento de riesgos de tumores; es decir, por un lado le evito un riesgo absolutame­nte prevenible (como el VIH) y lo expongo a otro peligro que no sabemos cuál es”.

Confiesa Moya que sintió impacto cuando vio el video de He Jiankui, cuando “la argumentac­ión que hace es expresamen­te emocional y no racional, como debería ser. Pero en la sociedad actual, desgraciad­amente, estamos viendo que las decisiones parten desde las emociones”.

Por su parte, Marcelo Rubinstein, Investigad­or Superior del Conicet opina que “no se justifica un experiment­o así, aunque también no deja de ser interesant­e, porque no todo lo posible es necesario, y no todo lo necesario es aconsejabl­e para llevarlo a cabo”. Rubinstein tiene una postura contundent­e sobre los problemas de salud que aquejan al mundo. “No se solucionan con tecnología de ingeniería genética , sino con una mejora en la distribuci­ón de alimentos, acceso a la salud, alimentos y bienes. Estamos en un planeta en el que viven 7.500 millones de personas y las familias que pueden llegar a tener problemas derivados a la herencia genética es menos del 1 por mil”. ■

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AP En el ojo de la tormenta. He Jiankui dice haber logrado un procedimie­nto genético inédito con gemelas.

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