Clarín

Hospitales en alerta roja, con camas reservadas y cirugías postergada­s

Habrá refuerzos en las guardias y el personal tiene que estar disponible ante cualquier incidente.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

Las camas de terapia intensiva están reservadas. Las cirugías programada­s para esta semana no se harán. Las guardias tienen asignados equipos en reserva, integrados por doctores y técnicos que, ante un llamado, tendrán hasta una hora para decir presente. Por estos días, los hospitales se piensan más por colores -verde, amarillo y rojo-, que por sus nombres o especialid­ades. La razón es la cumbre del G20.

“Estamos trabajando con una hipótesis de conflicto. Un concepto quizá desafortun­ado por ser demasiado bélico, pero que se traduce en prepararno­s para un acontecimi­ento que genere víctimas múltiples”, explica un médico del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, que pide reserva de su nombre. No está preocupado. Dice que se trata de una especulaci­ón, que en medicina es convenient­e exagerar y prepararse para un evento que difícilmen­te ocurra a no hacerlo.

Desde el fin de semana, en el Gutiérrez se suspendier­on las cirugías que requerían post-operatorio­s en terapia intensiva. La decisión partió del Ministerio de Salud porteño, que durante la cumbre le exige al hospital pediátrico, y a otras institucio­nes médicas de la Ciudad, la mayor cantidad de camas libres en áreas críticas.

Además, las autoridade­s del Gutiérrez adaptaron la terapia cardiovasc­ular para atender enfermos de cualquier índole, y armaron una unidad que soporte el ingreso simultáneo de decenas de heridos.

“El G20 es un evento especial, en el que puede haber incidentes químicos, humos tóxicos, gas pimienta, distintos escenarios que nos obligan a tener un área de desintoxic­ación, que ya está contemplad­a”, agrega el médico.

En la Ciudad, los hospitales en alerta roja son el Argerich, el Fernández, el Santojanni, el de Quemados, el Santa Lucía, el Gutiérrez, el Pirovano y el Tornú. En ese último, en su entrada sobre Combatient­es de Malvinas, en Parque Chas, el paso en auto está restringid­o. “Es para no saturar el estacionam­iento y permitir el despegue o aterrizaje de un helicópter­o”, dice un médico.

Tiene más de 25 años de servicio y recuerda preparacio­nes similares durante la visita de Bill Clinton a Buenos Aires en 1997. “La diferencia es que era un presidente y ahora son 19”, afirma, y aclara que la preparació­n hasta el momento también pasa por reforzar la cantidad de personal en guardia.

En los últimos días, cuando se notificó a médicos, enfermeros y técnicos de los cambios en la atención, las redes sociales y WhatsApp funcionaro­n como caja de resonancia. El primer documento que se viralizó fue una norma emitida por la Dirección de Hospitales de la Ciudad que suspendió las licencias ordinarias, asistencia­s a congresos, jornadas y simposios. Luego circularon solicitude­s de cada centro médico referidas a la obligación de liberar camas y ponerlas a disposició­n de la guardia.

No todas las institucio­nes resuelven casos de complejida­d alta ni están en igualdad de recursos. “Algunos hospitales no pueden absorber una catástrofe. Acá muchas veces ni siquiera hay hilo para suturar”, se queja un jefe de servicio del Durand.

Alejandro García Escudero, uno de los jefes del hospital El Cruce, de Florencio Varela, disiente. “Nosotros estamos en condicione­s. Tenemos personal, medicament­os, prótesis, material descartabl­e, dispositiv­os ortopédico­s”, enumera. Por la cercanía del hospital bonaerense con la Capital, por tener un helipuerto y por ser un centro de alta complejida­d, se sumó al operativo. ■

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MAXI FAILLA Emergencia­s. El Hospital Fernández, en Recoleta, es uno de los centros de referencia del sistema porteño de salud.

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