Hospitales en alerta roja, con camas reservadas y cirugías postergadas
Habrá refuerzos en las guardias y el personal tiene que estar disponible ante cualquier incidente.
Las camas de terapia intensiva están reservadas. Las cirugías programadas para esta semana no se harán. Las guardias tienen asignados equipos en reserva, integrados por doctores y técnicos que, ante un llamado, tendrán hasta una hora para decir presente. Por estos días, los hospitales se piensan más por colores -verde, amarillo y rojo-, que por sus nombres o especialidades. La razón es la cumbre del G20.
“Estamos trabajando con una hipótesis de conflicto. Un concepto quizá desafortunado por ser demasiado bélico, pero que se traduce en prepararnos para un acontecimiento que genere víctimas múltiples”, explica un médico del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, que pide reserva de su nombre. No está preocupado. Dice que se trata de una especulación, que en medicina es conveniente exagerar y prepararse para un evento que difícilmente ocurra a no hacerlo.
Desde el fin de semana, en el Gutiérrez se suspendieron las cirugías que requerían post-operatorios en terapia intensiva. La decisión partió del Ministerio de Salud porteño, que durante la cumbre le exige al hospital pediátrico, y a otras instituciones médicas de la Ciudad, la mayor cantidad de camas libres en áreas críticas.
Además, las autoridades del Gutiérrez adaptaron la terapia cardiovascular para atender enfermos de cualquier índole, y armaron una unidad que soporte el ingreso simultáneo de decenas de heridos.
“El G20 es un evento especial, en el que puede haber incidentes químicos, humos tóxicos, gas pimienta, distintos escenarios que nos obligan a tener un área de desintoxicación, que ya está contemplada”, agrega el médico.
En la Ciudad, los hospitales en alerta roja son el Argerich, el Fernández, el Santojanni, el de Quemados, el Santa Lucía, el Gutiérrez, el Pirovano y el Tornú. En ese último, en su entrada sobre Combatientes de Malvinas, en Parque Chas, el paso en auto está restringido. “Es para no saturar el estacionamiento y permitir el despegue o aterrizaje de un helicóptero”, dice un médico.
Tiene más de 25 años de servicio y recuerda preparaciones similares durante la visita de Bill Clinton a Buenos Aires en 1997. “La diferencia es que era un presidente y ahora son 19”, afirma, y aclara que la preparación hasta el momento también pasa por reforzar la cantidad de personal en guardia.
En los últimos días, cuando se notificó a médicos, enfermeros y técnicos de los cambios en la atención, las redes sociales y WhatsApp funcionaron como caja de resonancia. El primer documento que se viralizó fue una norma emitida por la Dirección de Hospitales de la Ciudad que suspendió las licencias ordinarias, asistencias a congresos, jornadas y simposios. Luego circularon solicitudes de cada centro médico referidas a la obligación de liberar camas y ponerlas a disposición de la guardia.
No todas las instituciones resuelven casos de complejidad alta ni están en igualdad de recursos. “Algunos hospitales no pueden absorber una catástrofe. Acá muchas veces ni siquiera hay hilo para suturar”, se queja un jefe de servicio del Durand.
Alejandro García Escudero, uno de los jefes del hospital El Cruce, de Florencio Varela, disiente. “Nosotros estamos en condiciones. Tenemos personal, medicamentos, prótesis, material descartable, dispositivos ortopédicos”, enumera. Por la cercanía del hospital bonaerense con la Capital, por tener un helipuerto y por ser un centro de alta complejidad, se sumó al operativo. ■