Antes de la Cumbre, Xi Jinping hizo una fuerte defensa del libre comercio
Expresó su rechazo al proteccionismo. Así anticipó su posición en el G20 y en la reunión que tendrá con Trump.
A horas de la cita con su par estadounidense Donald Trump, con quien tratará de llegar a un acuerdo para atenuar los efectos de la guerra comercial que mantienen ambas potencias, el presidente chino Xi Jinping hizo un fuerte alegato a favor del libre comercio y expresó su rechazo al modelo proteccionista.
“Creo que estamos en una encrucijada. En términos económicos, debemos decidir si vamos a seguir la globalización económica y el libre mercado o si vamos a elegir el unilateralismo y el proteccionismo”, afirmó ayer el jefe de Estado chino ante el Senado de España, país donde hizo una escala previa dentro del viaje que lo trae a Buenos Aires para participar de la Cumbre del G20.
Sus declaraciones fueron vistas como una réplica directa a las políticas proteccionistas que viene implementando Trump, y que le generaron incómodas fricciones tanto con países rivales como aliados históricos.
Xi se mostró dispuesto a profundizar la apertura impuesta por el Partido Comunista en las últimas décadas, línea política que le permitió a la economía del gigante asiático crecer a tasas de más del 6 y 7%. “China hará esfuerzos por abrir aún más su puerta al mundo exterior. Vamos a hacer muchos esfuerzos por agilizar el acceso al mercado, mejorar el entorno de inversiones y acrecentar la protección de la propiedad intelectual”, afirmó el jefe de Gobierno chino.
La última frase tiene una alta significación en el marco de la pelea con Trump, ya que el mandatario estadounidense acusa a las empresas chi- nas de nutrirse del robo de propiedad intelectual y de transferencias forzadas de tecnología.
“El mundo se enfrenta a un escenario de inestabilidad e incertidumbre que no tiene precedentes en la historia”, apuntó Xi, en una frase cargada de advertencias sobre lo que puede suceder si no hay un acuerdo con Washington. Por ese motivo convocó a la comunidad internacional a unirse para “defender la paz y prosperidad”.
Para este sábado a la noche está pautada una cena entre Trump y Xi, en la cita más importante que se realizará al margen del G20, y que tendrá como eje fundamental la disputa co- mercial bilateral.
Washington ya impuso aranceles a productos chinos importados por más de US$ 250.000 millones, en un intento por presionar al gigante asiático para que rectifique sus presuntas prácticas de competencia desleal. China respondió con tarifas a importaciones de productos estadounidenses por US$ 110.000 millones.
Analistas y economistas advirtieron que esta guerra comercial tendrá como consecuencia un encarecimiento de los productos afectados, una reducción del comercio global, una alteración en las cadenas de bienes intermedios y una pérdida de poder adquisitivo de los consumidores en general, todo a escala planetaria.
Pero más allá de la disputa concreta por los aranceles y el equilibrio de la balanza comercial hay un trasfondo vinculado a las políticas económicas que llevan a cabo las dos potencias más grandes del mundo. El libre mercado, que fue bandera indiscutida del capitalismo, es ahora emblema de China, gigante que conjuga esa faceta económica con un rígido control político de la ciudadanía.
Por el contrario, el gobierno de Trump inclinó a EE.UU. hacia un proteccionismo que le está trayendo problemas con sus socios, así como con algunas empresas en el interior del país. La reacción de General Motors esta semana, anunciando el despido del 15% de su personal y el cierre de al menos cinco plantas, es en parte producto de esa política que reimplantó aranceles sobre el acero y el aluminio importado, y subió tarifas en el ámbito de las automotrices.
El encuentro con Xi fue pedido por el gobierno estadounidense con el fin de encontrar una solución al conflicto y reducir los daños que está produciendo. Pero el presidente chino ya dejó en claro su postura. La “encrucijada” de la que habló parece haber sido una metáfora más dirigida a Trump que al resto del mundo.
De acuerdo a lo pactado por los líderes del G20, se evitará que estos temas tan ríspidos figuren en la declaración final del encuentro, eliminando así un elemento irritante. El documento sería muy corto, aproximadamente de tres páginas, donde se expondrían los puntos generales de la Cumbre. ■