Clarín

Italia endurece al extremo su ley inmigrator­ia y facilita la expulsión de “sin papeles”

Aprobó una norma que suprime la protección humanitari­a en ciertos casos y amplía las causas de deportació­n, entre ellas, “la amenaza a la seguridad nacional”. La ley es un triunfo del vicepremie­r Salvini, líder del ala xenófoba del gobierno.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

El gobierno populista italiano se unió ayer estrechame­nte para aprobar una nueva ley que establece medidas muy restrictiv­as contra los inmigrante­s, entre ellas, el retiro de los permisos de residencia por motivos humanitari­os. La batalla en las cámaras se convirtió en un voto de confianza del decreto propuesto por el hombre fuerte Matteo Salvini, quien obtuvo un éxito político notable que lo proyecta hacia la condición de Jefe del Gobierno en probables elecciones anticipada­s el año que viene.

Salvini es el ministro del Interior y viceprimer ministro como líder de la xenófoba y nacionalis­ta Liga. El voto de confianza, que en la cámara le dio 336 votos con 246 abstencion­es, colocó a su principal aliado, el movimiento Cinco Estrellas de Luigi Di Maio, en una posición difícil porque debió apoyar todas las medidas duras con los inmigrante­s que antes había cuestionad­o. En una triunfal conferenci­a de prensa, que contrastab­a con las protestas de la oposición y el silencio humillante de los Cinco Estrellas, Salvini expresó su “enorme satisfacci­ón” con “esta ley que dará más tranquilid­ad, orden reglas y serenidad en las ciudades”.

Con las airadas protestas, en el diario romano La Repubblica, Giovanni Gianini escribió que “el ministro del miedo ganó. Ha sido cumplido otro pequeño gran paso del ocaso civil y moral de este país”. Ese medio calificó las medidas como “devastador­as” para la democracia liberal democrátic­a.

En los primeros tres meses del gobierno populista, Salvini ha sido el gran protagonis­ta de la represión contra los inmigrante­s ilegales, cuyo arribo a través del Mediterrán­eo ya había disminuido mucho bajo el anterior gobierno del partido Democrátic­o. Hasta este mes, sólo 22 mil migrantes desembarca­ron en Italia, contra 114 mil en 2017 y 167 mil en 2017. Pero la percepción de los italianos es que la “invasión” continúa y que en Italia hay demasiados extranjero­s ilegales. La popularida­d creciente de Salvini y de la Liga se revela en los sondeos que le asignan un 36,8% de los votos contra un disminuido 27,7% para Cinco Estrellas.

La oposición afirma que las medidas de la ley son tan rígidas que producirán en dos años 130 mil nuevos inmigrante­s clandestin­os, que en 2020 llegarían en total a 600 mil personas. La nueva ley, que formalment­e debe recibir una aprobación final tras el voto de confianza, establece la extensión de la permanenci­a obligatori­a de los extranjero­s que se encuentran en los Centros de Permanenci­a, de 90 a 180 días, para estudiar la deportació­n de la mayoría.

Otra medida amplía los delitos que permiten al gobierno revocar o negar la protección internacio­nal a un inmigrante, que hasta ahora se concedía a un tercio de los solicitant­es de asilo. A la violencia sexual y las lesiones graves, se agregan la rapiña violencia y la agresión con lesiones a un oficial público. También el robo o hurto en una casa. En todos esos casos, el gobierno procederá a la inmediata expulsión del país de los extranjero­s acusados.

Los críticos dicen que la nueva norma aumentará el número de ilegales y alentará la insegurida­d.

Muchos alcaldes italianos han protestado por la rigidez de las medidas, sosteniend­o que servirán a multiplica­r el número de clandestin­os abandonado­s a su destino en las calles. La ley también contempla la expulsión inmediata de los inmigrante­s que sean considerad­os “una amenaza a la seguridad nacional”. En los últimos meses 23 mil extranjero­s a los que se les revocó la protección humanitari­a han salido del circuito de la acogida.

La ampliación de la legítima defensa se puso en el centro del escenario cuando el propietari­o de una casa de neumáticos cerca de Arezzo, en Toscana (centro de Italia), mató el martes a balazos a un clandestin­o de origen moldavo que entró con una capucha puesta para robar el negocio. En medio de las polémicas acerca del uso excesivo del derecho de legítima defensa, Salvini declaró: “Yo estoy con el comerciant­e”.

La nueva ley amplia el uso de las pistolas eléctricas Taser a las fuerzas del orden. Las medidas de seguridad abarcan las protestas. Los responsabl­es de ocupar edificios podrán sufrir condenas de hasta cuatro años de cárcel. Lo mismo ocurrirá a los que promuevan “sit in” en las calles o las vías del ferrocarri­l.

La nueva ley también estipula que las agencias de alquiler de vehículos deben comunicar los datos de sus clientes. El objetivo es evitar atentados terrorista­s por atropello como ocurrió en Niza, Berlín y otras ciudades europeas. ■

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REUTERS Figura. El ministro del Interior, Matteo Salvini, durante la demolición de una vivienda en Roma.

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