“Ojalá ahora puedan decirnos qué fue lo que pasó con el submarino”
Lo dice el responsable máximo de la búsqueda del ARA San Juan. Le entregará al Gobierno el material recolectado.
La pregunta va desde Ciudad del Cabo a Houston, Estados Unidos, a través de la línea telefónica, casi como si fuera el pasado. No pudo ser a través de Skype o por Facetime, y resultó la manera más directa de conversar con el CEO de la compañía Ocean Infinity, Oliver Plunkett. El máximo responsable del hallazgo del submarino argentino ARA San Juan responde con un marcado acento británico. No vendrá a Sudáfrica para recibir al buque Seabed Constructor en el puerto -llegaba esta madrugada-, pero se mantiene al tanto desde sus oficinas centrales. Entonces, la respuesta vuelve desde lejos. “¿El momento más difícil? Claro, a los 45 ó 50 días nuestro ánimo se vio afectado. Teníamos casi plena certeza de que la nave estaba en la zona dónde finalmente apareció, pero no la podíamos hallar. Era prueba y error, y no aparecía. Fue el momento más duro”, dice Plunkett. Agradece ser felicitado, pero admite que la misión continúa.
A la compañía Ocean Infinity todavía le queda un trabajo crucial: descargar del Seabed Constructor todo el material recabado sobre la posición del ARA San Juan y entregarle hasta el último detalle al Gobierno argentino. Sólo así podrán presentar la factura para cobrar a través del Banco Nación los siete millones de dólares que les corresponden. Ese operativo de transferencia de datos comenzará aquí mismo hoy.
En el Seabed vienen cuatro familiares de tripulantes del submarino. Fue una condición impuesta a los buscadores privados por el Gobierno argentino. Varias veces, el Seabed tomó el rumbo que estos observadores, según sus indagaciones, creían como posible para dar con el submarino. “Fue un acierto -dice Plunkett-, tener a esos cuatro familiares a bordo fue muy importante. Ellos vieron todo y saben cómo trabajamos, lo que hicimos cada día. Han visto cada dato cómo fue chequeado y también cómo fue descartado. Fueron los primeros en saber que había aparecido”.
Lo mismo plantea sobre la relación con las autoridades de la Armada y el Gobierno. “Una conversación con el ministro de Defensa, el día que visitaron el barco en Comodoro Rivadavia y luego un diálogo correcto y profesional con la Armada. Ellos colaboraron con su barcos. Ha sido una buena relación”, revela.
La apuesta era por 60 días. El hallazgo tenía que darse durante la primera etapa de búsqueda. No podía ser de otra manera porque la información aportada por todas las Armadas que anteriormente habían participado de los rastrillajes indicaban eso: que el cuadrante donde estaba el ARA no podía ser otro y coincidía con el registro hidroacústico, la anomalía, el sonido de la implosión.
“Nosotros teníamos como meta estos 60 días porque todos nuestros cálculos indicaban que el submarino estaba ahí. Fuimos de lo fácil a lo difícil por una cuestión de estrategia y de bajar riesgos”, dice el CEO.
Plunkett no descarta seguir colaborando con el Gobierno argentino. “Ahora les pasaremos todos los datos. Y luego veremos si necesitan que los sigamos ayudando”, indica. En puerto, al buque de su compañía lo esperan emisarios del Gobierno argentino para recibir el material y coordinar su envío a Buenos Aires.
Sacar o no sacar el submarino es algo con lo que Plunkett prefiere mantenerse cauto. “Nuestra posición -dice - es esperar a que el Gobierno argentino saque sus conclusiones y estar dispuestos por si llegan a necesitar más ayuda de nuestra parte”.
Plunkett no vio las fotografías y por eso también evita hablar de ellas. Sabe que es una cantidad importante. Es el momento de analizar ese material. Pero la tarea no le corresponde a Ocean Infinity, sino a los expertos de la Armada. “Ojalá puedan decirnos qué pasó”, aclara Plunkett.
Y finalmente, con austeridad, se reserva un comentario para los familiares: “Sabemos que esto es importante para ellos. Esperamos que los ayude a comprender qué pasó”.
Pide paciencia. Y reconoce que esta historia aún no termina. Que recién ahora empieza una etapa que puede llevarnos a la verdad. ■