Clarín

El histórico bar La Giralda, en peligro: buscan venderlo para no tener que cerrarlo

Queda en Corrientes al 1400. Hace meses no pueden pagar los sueldos de los mozos. Culpan a la crisis y a las obras para peatonaliz­ar Corrientes, que alejan a los clientes.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

Durante décadas fue un clásico: después de ver una película en el ex cine Los Ángeles, que era el único del mundo que sólo proyectaba films de Disney y quedaba en Corrientes y Callao, había que pasar por La Giralda a tomar un chocolate caliente acompañado por churros, crocantes y explotados de dulce de leche. O un cafecito, rápido y acodado en la barra. Quizá leer un libro y pasar el rato en esas mesas tan caracterís­ticas, con base de mármol. Fue también un reducto encantador para charlas intelectua­les y largos debates políticos, regados con cervezas.

Recuerdos de otros años, porque en rigor el lugar hace mucho que de- jó de ser aquello que quedó grabado en la memoria colectiva. En los últimos tiempos estaba algo abandonado, descascara­do, casi sin clientela. Ayer mismo, en pleno mediodía, no había más que tres mesas ocupadas. Es así que, según confirmaro­n los herederos de quien fuera su dueña, Ivonne Nodrid, se decidió poner en venta el fondo de comercio. Por otra parte, negaron que se vaya a cerrar de manera inminente.

Aún pese a su letargo, este histórico bar conserva algunos detalles que es difícil encontrar en otros sitios, como esas campanas de vidrio debajo de las que se colocan sándwiches o tortas; vitrinas llenas de botellitas de vidrio; las paredes revestidas en azulejos blancos y espejos; en un rincón, un teléfono público de los azules. Y claro, el cartel de neón azul y verde sin el cual el bar nunca sería el mismo: “Chocolate con Churros. Submarinos Sandwiches Toddy”.

“Hay varios interesado­s y creemos que no va a cerrar. Es una marca muy importante, los gastronómi­cos la valoran”, evaluó Marcelo Nodrid. Contó que se hizo cargo del bar a comienzos de este año, cuando ya el negocio estaba en picada. “Son momentos económicos muy difíciles y no estamos en condicione­s de soportar la obra sobre avenida Corrientes, que complica aún más las cosas. La gente huye de esta zona porque no se puede caminar”, cuenta el joven, que jamás trabajó en el rubro. Sí puede ocurrir que luego de la venta el bar permanezca cerrado por refaccione­s.

Los que también pasan un mo- mento apremiante son los mozos: “Algunos tienen mucha antigüedad, 20 o 30 años en el lugar, pero al mismo tiempo no están en edad de jubilarse. Hemos solicitado medidas cautelares para impedir la venta de los bienes sujetos a la sucesión de Ivonne Nodrid, para que ellos puedan cobrar lo que les adeuda”, explicó Verónica Sánchez, la abogada que los representa. Cuatro de los mozos abandonaro­n el lugar y el resto continúa yendo pese a que no cobra hace meses. También están en juicio porque, según explicó Sánchez, les pagaban una parte de los sueldos en negro.

Los nuevos dueños podrían comprar el fondo de comercio y darles continuida­d laboral a los empleados, o bien pagar las indemnizac­iones correspond­ientes. “Tienen muchos años de antigüedad. Cuando ocurren estos cambios de titularida­d, lo que se hace es pagarles y volver a contratarl­os, pero sin la antigüedad”, explicó la abogada.

En La Giralda circula la versión de que uno de los posibles interesado­s sería el Colegio Público de Abogados de la Ciudad, cuya sede está al lado del bar. Consultado­s por Clarín, voceros del Colegio lo negaron de plano. Los abogados que circulan en las inmediacio­nes son clientes habituales; también van turistas, curiosos y los fanáticos de los churros.

Hay ejemplos recientes de fondos de comercio de bares históricos que cambiaron de manos y fueron exitosos. Dos de ellos son Los Galgos (en Callao y Lavalle) y Los 36 Billares (en Avenida de Mayo al 1200). Fueron refacciona­dos, pero conservand­o toda la impronta histórica, y hoy funcionan a pleno. Ambos son Bares Notables de la Ciudad, no así La Giralda.

Si bien los problemas en el bar comenzaron mucho tiempo antes, las obras sobre Corrientes terminaron por complicar todo. No sólo para La Giralda: recienteme­nte la bombonería Lion D’or dejó su histórico local. Si bien se espera que la obra sobre la avenida mejore la circulació­n peatonal y ordene el tránsito, en momentos económicos tan complicado­s, los comerciant­es sufren el “mientras tanto”. Algo similar ocurre en Puerto Madero, con el Paseo del Bajo, donde los gastronómi­cos están sufriendo las dificultad­es que tiene la gente para llegar hasta los restaurant­es. En Corrientes los trabajos arrancaron en octubre de 2017 y se espera que concluyan a mediados de 2019. ■

 ?? ANDRÉS D’ELÍA ?? Como siempre. La Giralda mantuvo su decoración de toda la vida, con vitrinas y su clásico cartel luminoso en el fondo.
ANDRÉS D’ELÍA Como siempre. La Giralda mantuvo su decoración de toda la vida, con vitrinas y su clásico cartel luminoso en el fondo.

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