Clarín

Conoce muy bien sus virtudes y tiene confianza en sí mismo

- Ayelén Martínez

Para los maestros y los fanáticos del ajedrez, el duelo por el título mundial fue bastante aburrido, porque esperábamo­s que alguno se arriesgara con alguna línea aguda y poco teórica en la apertura o a que en el mediojuego fuera a buscar con decisión la victoria. Pero se respetaron en las partidas clásicas y todo terminó igualado.

Es más, en la última ronda quedamos estupefact­os cuando en la jugada 31 Magnus Carlsen ofreció tablas. Jugaba con las negras, tenía una posi- ción claramente ventajosa y contaba con más tiempo en el reloj, por lo que Fabiano Caruana estaba forzado a encontrar rápidament­e cómo salir de esa posición compromete­dora. Pero Carlsen buscó definir en el tie break de partidas rápidas.

Por esa decisión, a Magnus lo criticaron desde Garry Kasparov (“Se necesita estar fuerte, calmo y no tener nervios. Con esta propuesta de tablas muestra que le falta”) hasta Vladimir Kramnik (“Magnus debería replantear­se para qué juega al ajedrez. Si no busca ganar y si sólo le parece una obligación tener que sentarse a retener la corona, entonces no se entiende para qué juega”).

Carlsen confesó que su estrategia en la última ronda era empatar y buscar a su rival en las partidas rápidas, en las que hay muchas más chances de equivocars­e. ¡Y ciertament­e lo hizo! Ganó 3-0 y le demostró al mundo que podía desequilib­rar a un Caruana entrenado para las partidas lentas.

En Londres se vio ayer que Magnus estaba muy confiado, por cómo se sentaba en la silla y por cómo miraba a su rival. Después de la primera rápida, en la que ganó un final de manera muy clara, la audiencia empezó a comentar en la sala de juego que se venía una victoria avasallant­e. Y así fue: ganó tres partidas consecutiv­as con contundenc­ia.

Hace unos años que, dicho por él mismo, el ajedrez clásico de Carlsen parece estancado y no se lo nota con entusiasmo por querer mejorarlo o volverlo más entretenid­o para la afición. Es que ya hace un largo tiempo que contra la elite mundial le resulta demasiado sencillo querer igualar. “No soy bueno tomando consejos. Siempre tomo mi camino propio e hice lo que consideré que era mejor deportivam­ente”, comentó en la conferenci­a de prensa.

Como jugadora y apasionada del arte que envuelve al ajedrez, quedé bastante desilusion­ada con su decisión en esa 12ª partida, pero todavía estoy sorprendid­a por lo que es Carlsen como persona y deportista. Admiro su conocimien­to profundo sobre sus mejores cualidades y su confianza absoluta en sus decisiones en base a sus virtudes. Tenía bien en claro lo que quería: retener la corona mundial por dos años más. Y lo logró.

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