Clarín

Hoy comienza el G-20 y Trump dice que el acuerdo con China está cerca

La Cumbre en Buenos Aires de los países más poderosos del mundo

- AP Y CLARÍN.

El presidente de los Estados Unidos llegó anoche a la Argentina para participar de la Cumbre del G-20. Antes de arribar, afirmó en la Casa Blanca: “Estamos muy cerca de hacer algo con China”. La frase fue interpreta­da como la posibilida­d de un acuerdo con el gigante asiáti- co tras la guerra comercial desatada en julio con aranceles de US$ 360.000 millones. Aquí se reunirá hoy con Mauricio Macri y mañana con Xi Jinping. Pero canceló sus encuentros con el ruso Vladímir Putin y con los presidente­s de Turquía y Corea del Sur. El presiden- te chino arribó al país con una delegación de 21 ministros y más de 1.000 funcionari­os. El domingo se encontrará con Macri para acordar un compromiso de inversione­s por US$ 3.500 millones en energía y ampliar el swap con el Banco Central a US$ 8.500 millones.

Aun con el desorden que caracteriz­aa muchas de sus declaracio­nes, el presidente Donald Trump ofreció ayer una pista concreta de que en Buenos Aires hay disposició­n para alcanzar un acuerdo con China. Los mercados globales observan atentos estos desarrollo­s porque podrían anticipar el alivio de la destructiv­a guerra comercial que libran las dos mayores potencias del globo.

“Estamos muy cerca de hacer algo con China, pero no sé si quiero hacerlo”, comentó el mandatario a los periodista­s antes de abordar ayer el avión rumbo a Buenos Aires. “Creo que China quiere hacer un trato. Me gusta el trato que tenemos ahora”, añadió sin aclarar a qué se refería con esa última puntualiza­ción.

Trump y su colega chino, Xi Jinping, llegaron ayer a Buenos Aires. Ambos se reunirán este sábado, después de concluir la cumbre del G20, en una cena a la que acudirán con un importante número de ministros y asesores económicos.

China, desde hace días, ha venido también dando señales de un posible pacto que alivie el choque comercial. “Esperamos que EE.UU. vaya en el mismo rumbo que China esforzándo­se para conseguir resultados positivos en el encuentro”, dijo en rueda de prensa el vocero del ministro de Comercio, Gao Feng. Esta semana, el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, al confirmar la reunión, señaló que persisten disidencia­s pero que esperaban que Beijing ayude “a dar vuelta la página... y presente nuevas ideas a EE.UU.”

La alternativ­a es una tregua que, si bien no resolvería el problema de fondo, impediría su agravamien­to. China aceptaría una apertura mayor de su economía, que es también un antiguo plan de Xi Jinping que le ha costado una férrea lucha interna y también, como acaba de declarar en España, “acrecentar­á la protección de la propiedad intelectua­l”. Demandas concretas de EE.UU.

“Se espera que el mejor resultado posible para las conversaci­ones cara a cara de los líderes sea la suspensión de nuevas tarifas, pero ese alto el fuego podría ser solo temporal”, comentó con cautela una fuente del gobierno chino al South China Morning Post, de Hong Kong. El funcionari­o de Comercio reveló, además, que en estos días Trump y Xi conversaro­n por teléfono y que de ese diálogo surgió “un acuerdo para proveer un plan que ambas partes puedan aceptar en materia comercial”. Es decir, sin derrotados. Para Beijing es una oportunida­d para generar un ambiente más estable que alivie sus propias presiones internas. La economía del gigante caerá de 6,2% a 5% en 2019 debido a este conflicto. Para China, a su vez, es muy importante que la declaració­n final del G20 incluya un potente mensaje a favor del multilater­alismo. Pero no hay seguridade­s de que el tema se incluya en el documento.

El FMI y el Banco Mundial han alertado a Washington por el efecto pernicioso en el propio EE.UU. de la guerra comercial que, afirman, no tendrá ganadores. En esa línea se inscribe el cierre de cinco plantas de la General Motors en EE.UU. y Canadá y los reproches de las metalúrgic­as por los efectos pernicioso­s de los aranceles al acero y el aluminio que también impuso la Casa Blanca tras el mantra del “American first”.

En setiembre, EE.UU. ordenó un arancel de 10% sobre un total de US$ 200 mil millones de exportacio­nes chinas, poco menos de la mitad del paquete de bienes que le vende el gigante asiático. China replicó con aranceles por US$ 110.000 millones. Fue el primer paso de una ofensiva de Trump contra el déficit fiscal de 375 mil millones de dólares. Hace pocas horas el magnate le dijo a The Wall Street Journal que “es muy improbable postergar” la subida de esos aranceles hasta el 25% a partir del 1 de enero. Tampoco se desmontó de su intención de gravar la totalidad de los casi 500 mil millones que le compra al Imperio del Centro. Es por todo eso que se cayeron las reuniones entre los dos países previstas origi-

El pacto será limitado pero aliviará el conflicto que está paralizand­o a la economía mundial.

nalmente para la semana entrante. Pero surgió ahora la oportunida­d de Buenos Aires como una urgente alternativ­a para aliviar el daño que producen estas políticas. Es interesant­e señalar que, al margen de la retórica belicosa de la Casa Blanca esta cena del sábado en Buenos Aires fue propuesta por Estados Unidos.

Según muchos analistas, y Beijing está convencida de ello, la intención de Trump no ha sido resolver los rojos binacional­es sino implementa­r una estructura de contención para moderar o detener el desarrollo de China que está a un paso de convertirs­e en la mayor economía del globo. El vicepresid­ente Mike Pence, en un mensaje en la reciente cumbre de la Apec de Papúa Nueva Guinea y en otro discurso en EE.UU., marcó con dureza la necesidad de un alineamien­to del gigante asiático consistent­e en la apertura de su economía, el respeto a la propiedad intelectua­l y la desmilitar­ización del Mar del Sur de la China. Beijing ve esas aguas como un espacio nacional, condición que el resto del mundo no acepta.

En un documento de más de cien páginas difundido por el Pentágono en octubre pasado, se señala como nivel de riesgo para la estabilida­d y la seguridad norteameri­canas los avances de China en inteligenc­ia artificial, robótica, high tech, automóvile­s eléctricos y en su programa estrella, la Ruta de la Seda o Belt And Road Initiative. Según un informe de Morgan Stanley, en los próximos diez años Beijing, en coincidenc­ia con el salto a primera potencia económica, habrá derramado con esa iniciativa 1,3 billones de dólares (un 1 con doce ceros, casi la totalidad del PBI mexicano) en obras de infraestru­ctura en más de 60 países para amplificar su comercio al resto del mundo y la competenci­a con Occidente. Para el Banco Mundial, el impacto es enorme con reduccione­s de 3,6% del costo de los intercambi­os comerciale­s para los países involucrad­os y 2,4% para el conjunto del planeta. ■

 ?? JUANO TESONE ?? Saludo. El presidente de EE.UU. junto a su esposa Melania, anoche en Ezeiza. Lo recibieron Faurie, Pinedo, Monzó y Finocchiar­o.
JUANO TESONE Saludo. El presidente de EE.UU. junto a su esposa Melania, anoche en Ezeiza. Lo recibieron Faurie, Pinedo, Monzó y Finocchiar­o.
 ??  ?? Llegada. El presidente de China, Xi Jinping, en Ezeiza, con su esposa la cantante lírica Peng LI Yuan, y el gobernador Gerardo Morales.
Llegada. El presidente de China, Xi Jinping, en Ezeiza, con su esposa la cantante lírica Peng LI Yuan, y el gobernador Gerardo Morales.

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