Clarín

El centro de prensa, una Torre de Babel llena de emblemas del país

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

Al subir al micro, impecable, desde el Buenos Aires Design, ya se escucha el portugués. Son los enviados especiales de O Globo. De traje y más de 50 años, como se ve en el resto de las delegacion­es de medios. En la cobertura del G-20 no hay lugar para los millennial­s. Eso para el periodismo gráfico y la televisión, claro. Pero el reino es de ellos en los sillones de redes sociales, detrás de los cables de las cámaras y los controles para las transmisio­nes en vivo. Sólo 4 de cada 10 periodista­s en el Centro Internacio­nal de Medios (CIM), en Parque Norte, son mujeres. Y el 80%, argentinas.

Los primeros en llegar fueron los indios, que se hacen notar cuando transmiten en vivo, en un tono cercano al grito. Los chinos llegaron después, mucho más tímidos al grabar. Pero la cronista de TV de Quindou, que llegó el martes y aún lidia con el jet lag, no tuvo problema en recostarse sobre sus brazos a dormir.

Descansa en uno de los 900 puestos de trabajo. También hay 11 posiciones de transmisió­n en pie de interiores, 16 de exteriores y 4 mini sets de TV. Allí un banner se cayó e hizo voltear la mirada a todos. Hasta a los cinco efectivos de la división de explosivos que por unos minutos rodearon con perros una mochila olvidada: al final, era de un camarógraf­o.

Para comer hay que caminar unos 100 metros, hasta el lounge. Allí, en cada isla se busca representa­r "lo mejor de la gastronomí­a argentina". Los periodista­s degustan dulce de leche, productos libres de gluten, mermelada orgánica y yerba mate de productore­s regionales.

Desde un paseo en realidad virtual por los Esteros del Iberá hasta la chance de relajarse leyendo Los siete locos, de Roberto Arlt, que cuelga de una tanza junto al Facundo y el Martín Fierro, en el CIM hay de todo, pero es un búnker. Para acceder al centro de conferenci­as se necesita autorizaci­ón de cada delegación.

Desde Presidenci­a dijeron a Clarin que "se buscó generar impacto económico local desde el movimiento de las delegacion­es, que pagaron sus pasajes y sus estadías". Algo diferente al G-20 del año pasado, donde Alemania cubrió esos gastos. Se calculan ingresos, sólo por la llegada a la cumbre, de US$ 6.500.000, aproximada­mente. Lo estiman a partir del gasto en hoteles y algunos viáticos que calculó la Secretaría de Turismo.

Las delegacion­es más grandes de periodista­s son de Argentina (con 742 acreditado­s), EE.UU. (503), China (194), Rusia (175), Japón (142), Gran Bretaña (113), Corea del Sur (99) y Alemania (78). También hay enviados de Venezuela, Finlandia, Irak y Sudáfrica. Habrá 80 intérprete­s en 15 idiomas: español, árabe, turco, portugués, chino (mandarín), francés, holandés, alemán, hindi, indonesio, italiano, japonés, ruso, coreano e inglés. La Torre de Babel ya se escucha, desde los periodista­s, "sitiados" en el centro de prensa. Cerca, pero lejos a la vez, del verdadero G-20. ■

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DAVID FERNÁNDEZ Búnker. Libros y comidas regionales, entre las oficinas y los sets de TV.

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