Vender bienes de la Iglesia y ayudar a los pobres, una opción planteada por el Papa
Propuestas. Es un tema analizado por el Vaticano. Francisco difundió un documento en reunión sobre el tema.
En una declaración que puede sorprender a muchos fieles, aunque es parte de un debate intramuros en el Vaticano, el papa Francisco afirmó ayer que es posible vender bienes de la Iglesia o hasta templos que hayan quedado inutilizados “en caso de necesidad” de los pobres, aunque ésa “no debe ser la primera o única solución” a considerar.
Junto con obispos de Europa y otras regiones, la Santa Sede está proponiendo directrices para la venta o reutilización de iglesias para asegurar que conserven su herencia cultural y beneficien a la comunidad, no al comercio. Cuando algunas iglesias son convertidas en discos, heladerías o demolidas, las normas sugieren que, si la iglesia no puede ser entregada a otra colectividad cristiana, que al menos se la use para fines culturales o sociales. Estos pueden ser un museo, una biblioteca o una sala de conferencias, un comedor popular o un centro de ayuda a los pobres.
Las normas son discutidas en una conferencia en el Vaticano a la que se dio un título intencionalmente provocador: “¿Dios ya no vive aquí? Venta de los lugares de culto y gestión integrada de los bienes culturales eclesiásticos”, celebrada en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. La jerarquía católica es consciente de que tiene iglesias que ya no puede mantener, sobre todo en Europa, donde el proceso de secularización ha vaciado los bancos de templos.
El pontífice, en primer lugar, defendió la necesidad de conservar los bienes de la Iglesia, pues son “testimonios de la fe de las comunidades que los produjeron durante siglos y, por esto, son a su modo instrumentos de evangelización”. En ese sentido, señaló que estos bienes culturales podrían ser conservados “también aunque no sean utilizados en la vida cotidiana” por ejemplo mediante su exposición museística.
El Papa recordó “que muchas iglesias, hasta hace pocos años necesarias, ahora ya no lo son por falta de fieles o de clero o por una diferente distribución de la población en las ciudades o zonas rurales”. A este respecto, dijo que corresponde a la Iglesia evaluar “este signo de los tiempos que nos invita a una reflexión y nos impone una adaptación”.
“La venta no debe ser la primera y la única solución en la que pensar, ni llevarla a cabo nunca para escándalo de los fieles”, dijo el Papa en un mensaje leido.
La conferencia, en la que participan académicos, obispos y funcionarios de Europa, Norteamérica y Australia, analizó cómo las diócesis manejaron ciertos casos de propiedades envejecidas y caras, y elaboró normas para los obispos de cara al futuro. Monseñor Pawel Malecha, un especialista en derecho canónico del Vaticano, citó estadísticas alemanas según las cuales en el país se cerraron más de 500 iglesias entre 2000 y 2017. Un tercio fueron demolidas y el resto vendidas o destinadas a otros usos. En Holanda se estima que dos tercios de las 1.600 iglesias católicas serán cerradas en los próximos 10 años. ■