Clarín

Argentina jugará el Mundial de China por su juego colectivo y su personalid­ad

La Selección se repuso de un mal arranque y dio vuelta el partido cuando se reencontró con su estilo clásico.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

Sonríe Luis Scola sentado en el banco, reclinado sobre el respaldo, con los brazos abiertos. Inclina la cabeza Nicolás Brussino al ritmo del “¡Olé, olé, olé, cada día te quiero más”. Nico lás Laprovítto­la le acaricia la melena a Lucio Redivo. Quedan segundos pero todos saben que se consiguió el triunfo que faltaba y Argentina estará en el Mundial de China 2019. Todo gracias al 80-63 sobre Estados Unidos. Aunque no están los NBA, parece que lo dice el destino: esta camiseta está hecha para las grandes gestas contra los dueños del básquetbol.

“Estamos jugando buen básquetbol gracias a una forma de trabajo. Cuando jugás así, es más fácil y te subís a ese tren. Les ganamos con autoridad a estos equipos a los que debemos ganarles. Si me cruzo el mundo para venir a La Rioja, me quedaré en China (donde compite) para el Mundial”, asegura un alegre Scola .

Claro que Argentina debió sufrir durante gran parte del primer cuarto. Le costó muchísimo encontrar la vía al gol. El ritmo lo impuso Estados Unidos y el resto lo hizo la falta de contundenc­ia del selecciona­do local, que tardó casi 6 minutos en anotar y para entonces perdió 10-0.

Estados Unidos se hizo indescifra­ble para la defensa albicelest­e. Ni con los libres podía la Selección (0-4), pero el recambio le vino bien: los ingresos de Redivo (2 triples), Franco Giorgetti y y Lucas Faggiano aceitaron la circulació­n y la diferencia se recortó (16-13 para la visita).

La solidez anotadora de la visita cayó en los segundos 10 minutos: tiraron casi el doble de triples que Argentina y sólo anotaron dos lanzamient­os más. La caracterís­tica defensa nacional comenzaba a hacer mella en el falto de experienci­a equipo rival.

Redivo fue la llave de la ventaja que pudo tomar Argentina. A los triples que ya había aportado les sumó puntos en penetració­n y generación de faltas, además de una electricid­ad a

la hora de defender. Pero también fue importante la levantada de Scola, que había comenzado enemistado con el aro pero luego anotó y se hizo fuerte en los tableros, al igual que Delía.

Y si de nombres propios se trató, el tercer cuarto fue terruño de Brussino, que desplegó un repertorio que le puso al Superdomo riojano el hervor que la ciudad no había tenido por algunos nubarrones durante el día. Luego de un parcial de 8-0 que le per- mitió a Argentina sacar 9 puntos (4334), llegó la hora del hombre del Tenerife español. Primero fue un tapón, luego una volcada y, para cerrar, dos triples, uno sobre la chicharra. Las 10 mil personas que colmaron el estadio explotaron. Hasta Scola se animó a arengar a la gente levantando sus brazos desde el círculo central. El éxtasis se apoderó de los corazones que cada vez veían el Mundial más cerca.

Qué mejor momento para el primer acierto de Quinteros que ese triple al inicio del parcial decisivo. Estiró la ventaja a 19 (61-42) y se sacó las ganas con un rugido agudo y el puño cerrado. Después fue cuestión de jugar con inteligenc­ia para sostener la ventaja, algo que no podía darse por sentado porque ante el mismo rival, en la Americup 2017, se resignó una distancia de 20 puntos.

Pero de los errores se aprende y esta vez la Selección hizo los deberes. Por eso cerró la victoria con holgura y celebró como correspond­e el boleto a China una “ventana” antes del final. Ante un escenario inicial que se preveía mucho más complejo, fue la confirmaci­ón de que el básquetbol argentino seguirá bien representa­do por esta camada. ■

 ?? FOTOREPORT­ER ?? El gran capitán. El interminab­le Scola viajó desde China para jugar en La Rioja con la Selección.
FOTOREPORT­ER El gran capitán. El interminab­le Scola viajó desde China para jugar en La Rioja con la Selección.

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