Djokovic dio un ejemplo bien potente apenas con un tuit y una foto
El serbio saludó la victoria de Croacia en la Copa Davis. Y entregó un mensaje que se podría tomar en Argentina.
Un tuit de Novak Djokovic acompañado de una foto. El punto es que todo se viralizó de inmediato gracias al inmenso poder de llegada que el protagonista tiene en las redes sociales. Y fue genial que así sucediera...
Djokovic no tuvo problemas en saludar el mismo domingo a sus colegas croatas por el segundo título en la historia de ese país en la máxima competencia por equipos y compartir ese mensaje con sus 8.500.000 seguidores en Twitter. “Felicitaciones Croacia por ganar la Copa Davis. Estos muchachos son grandes tenistas pero más que eso, todos ellos son realmente grandes personas a quienes admiro y aprecio”, escribió el número 1 del ranking mundial minutos antes de recibir una mayoría de mensajes de apoyo por el reconocimiento y (por suerte) muchísimas menos críticas de los propios serbios que todavía no entienden que la guerra es la peor de las decisiones que pueden tomar los hombres.
Tampoco tuvieron problemas Yannick Noah, sus jugadores y el resto del equipo francés de la Davis en ir a saludar a sus adversarios croatas luego de consumado el 3-1 en contra en Lille. A alguien se le ocurrió y nadie lo dudó. Todos fueron al vestuario a reconocer al campeón que les había ganado en su propia casa. Esa foto (subida por Djokovic) ratificó el gesto. Y dijo mucho más: si alguien no supiera el resultado final del match dudaría muchísimo en afirmar quiénes ganaron y quiénes per- dieron. Incluso el propio capitán Noah y Jo-Wilfried Tsonga, el verdadero líder del equipo francés y quien difícilmente pueda volver a levantar la Davis alguna vez, son los más eufóricos en la instantánea. En el medio de la escena y arrodillados, ambos parecen gritar eufóricos. Y en un extremo, en primer plano, Jeremy Chardy, el número 1 francés, abraza a Marin Cilic, el enorme verdugo de su equipo al ganar dos de los tres puntos incluído el decisivo del último día frente a Lucas Pouille.
En tiempos en los que por estas latitudes se habla del dolor que desató la frustrada -por ahora- final de River-Boca y en los que, como estupendamente escribió el sociólogo Pablo Alabarces acerca de que los que apedrearon el micro “no son animales disfrazados de hinchas: son hinchas; y ni siquiera inadaptados: son sujetos adaptados a lo que espera de ellos una cultura futbolística organizada en torno de la violencia como ética”, repetir en el deporte argentino un tuit y una foto como la de Djokovic a veces parece una quimera. Pero no lo es, por suerte. El rugby de Buenos Aires dio su ejemplo el mismo domingo cuando los hinchas y los jugadores de Alumni celebraron con respeto el título del Top 12 y los hinchas y jugadores de Hindú, tristes hasta la médula, permanecieron sobre el césped de la cancha de CASI hasta que sus adversarios -en el rugby no se habla de rivales sino de adversarios, dos palabras que significan lo mismo pero que tienen matices que las hacen diferentes- recibieron la copa.
En el tenis, muchas veces, sucede lo mismo. Y eso que el dinero, también muchas veces, desvía el foco. En Lille hubo un ejemplo. Pero también pasa cuando Rafael Nadal y Roger Federer bromean uno al lado del otro en una conferencia de prensa pese a sus diferencias, cuando Novak Djokovic imita los tics del español en un podio aunque haya perdido o cuando Juan Martín Del Potro abraza a Federer o a Nadal después de una batalla extraordinaria en la que el tandilense termina derrotado.
Djokovic y el equipo francés de la Davis serán recordados por su juego durante muchos años. Pero también lo serán por lo que hicieron fuera de la cancha en un noviembre de 2018. Y eso será mucho mejor. ■