G-20 sin violencia ni vergüenza, en democracia
Quien no acepta el pluralismo y la diversidad de opiniones, no es un demócrata. Es un autoritario. Considerar enemigo a un presidente -sea quien fuere- elegido en elecciones libres y generar marchas, piquetes, violencia a pura “ar- mas-piedras” de los encapuchados de siempre, bajo consignas “Ni un paso atrás, resistir es combatir”, “Macri fuera”, “G-20 fuera” son actitudes destituyentes. ¿Combatir? Combatientes a sueldo, ¿dónde está la guerra?
Cada ciudadano tiene el derecho de repudiar, disentir y oponerse con argumentos y razones. Muy distinto es provocar la violencia o, cuando no, concentrarse en Plaza de Mayo a “combatir” contra del FMI. Lugar que debería ser de la concordia para todos los argentinos. Para celebrar la continuidad institucional. Aún oponiéndose. En cambio, generar más enfrentamiento y odios en un encuentro futbolístico (que no debe darnos vergüenza) o por la cumbre G-20, es, por ser generoso, de mediocres y resentidos.
Como sea el encuentro internacional, así, ciudad sitiada, es jugar con fuego a la hora de los fanáticos. ¿Quién garantiza ante semejantes arengas que no despierten a los violentos de siempre y se generen disturbios?
Deseo que el sentido común sostenga pacíficamente el G-20. Y también la posible Superfinal. Que las delirantes barras bravas nunca más sean sostenidas políticamente. Ni los autoritarios, violentos y mesiánicos. Y todo sea en paz. Ojalá podamos permitirnos la oportunidad de mostrar nuestra mejor cara como sociedad democrática. Sin vergüenza.