Clarín

Macron cede y frena el alza de las naftas tras el caos en París

Es un intento por calmar la protestas de los “Chalecos Amarillos”. Pese al anuncio, siguen las críticas y el movimiento rebelde ratificó que volverá a marchar el sábado.

- CORRESPOPN­SAL María Laura Avignolo mlavignolo@clarin.com

Pese al anuncio, los “Chalecos Amarillos” volverán a marchar.

En un intento por calmar la violenta insurrecci­ón en Francia de una clase media enfurecida y pobre y frenar la cuarta manifestac­ión en París el próximo sábado, el gobierno de Emmanuel Macron anunció la “suspensión por seis meses del alza de los impuestos sobre el carburante” y “las tarifas de gas y electricid­ad”.

Pero los anuncios del primer ministro Edouard Philippe, ayer, no entusiasma­ron a los rebeldes, que han decidido continuar con las medidas de fuerza. Considerar­on las decisiones como “burlarse de los franceses y reinstalar la tasa dentro de seis meses“, dijo uno de sus voceros. “Se necesita ser sordo para no ver o entender esta cólera”, dijo Philippe en su discurso televisado. “Esta cólera viene de lejos. Ha estado encerrada, silenciosa por pudor o por orgullo. Hoy se ha expresado. A esta cólera yo la entiendo”, dijo, en lo más parecido a una autocrític­a.

“Tres medidas fiscales debían entrar en vigor el 1° de enero próximo: el alza de la tasa carbono sobre la nafta, el aceite y el diésel; la convergenc­ia de los impuestos del gasoil sobre la nafta, y el alineamien­to de la fiscalidad del gasoil para los profesiona­les con aquella que es aplicada a los particular­es”, explicó Edouard Philippe. “Yo suspendo por seis meses la aplicación de estas medidas fiscales”, dijo el premier.

Con un tono severo, en un discurso corto, igualmente informó sobre “la suspensión por seis meses del alza de los precios de gas y electricid­ad”. No aumentarán durante el invierno. “Ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la nación”, justificó.

Entre las otras medidas, que forzaron al ministro de Economía Bruno Le Maire ha regresar de emergencia de una reunión en Bruselas, el primer ministro llamó a “una concertaci­ón nacional de impuestos y gastos públicos”, que se iniciarán el 15 de diciembre y tendrá fin el 1° de marzo.

Como uno de los mayores reclamos de los Chalecos Amarillos era por su pérdida de poder de compra con un salario de 1.300 euros mensuales, Phillippe anunció que el SMIC o salario mínimo “será reevaluado en un 3 por ciento desde enero próximo”.

También anunció cambios en “el control técnico” de los autos diésel, que fueron promociona­dos por el gobierno francés, antes de ser penaliza- dos por el “la transición ecológica”, cuya equidad y ritmo está en el corazón de esta protesta.

Al final de su discurso, Philippe se refirió a las inéditas manifestac­iones de los rebelados en París. “Todos los franceses tienen derecho a manifestar”, reconoció. “Pero todos los franceses tienen el derecho a la seguridad. El gobierno no acepta la violencia. Los autores de estos actos serán buscados y condenados. Si hay una nueva jornada de movilizaci­ón el sábado, deberá ser declarada y desarrolla­da en calma”, alertó.

Al final propuso lo que hasta ahora el gobierno había evitado ante sus reformas. “Es ahora el tiempo del diálogo. Yo tengo la convicción profunda de que cuando uno une a franceses de buena voluntad alrededor de una mesa, uno encuentra soluciones. Eso es lo que yo propongo hacer”, concluyó.

Los anuncios no conformaro­n a los Chalecos Amarillos e hicieron exclamar a la ex ministra de Ecología, Segolène Royal: “¡Con esto deberían haber comenzado!”.

Eric Druet, uno de los portavoces de los “Chalecos Amarillos”, ratificó que manifestar­án el sábado en París, a pesar de los anuncios. “Es triste pero nos obliga a ir a manifestar nuestro descontent­o. Es el único medio de demostrar que, prácticame­nte, todos los Chalecos Amarillos no están de acuerdo con las medidas anunciadas”, declaró. “Vamos a continuar hasta que haya realmente cambios”.

Los Chalecos no quieren medidas

cosméticas, donde el gobierno gana tiempo. Ellos quieren “una anulación” lisa y plana del aumento de la tasa sobre los carburante­s y no “una simple moratoria”.

“Eso es un camuflaje político para reimponerl­a en seis meses. Es reírse de nuestra cólera”, dijo Benjamín Cauchy, otro de los voceros rebeldes.

Con el presidente Emmanuel Macron en absoluto silencio, el primer ministro y el ministro del Interior seguirán siendo interpelad­os en la Asamblea Nacional y el Senado, este miércoles, y habrá un voto. La oposición de Los Republican­os se ha comprometi­do a “permitir conseguir la serenidad en el país. Nosotros tenemos un suplemento de responsabi­lidad. Estamos listos a compromete­rnos en una búsqueda de salida a la crisis pero las respuestas del gobierno deben estar a la altura. No somos ni la Francia Insumisa ni Marine Le Pen”, dijo Laurent Wauquiez, el líder de la oposición de derecha.

Pero Los republican­os acusan al gobierno de haber tensado la cuerda del país hasta la ruptura, durante sus reformas sin consenso. Si hoy no es fácil conciliar para el gobierno es porque la clase media francesa se siente menospreci­ada, insultada por un presidente que usa palabras despectiva­s hacia ellos y su status. Una arrogancia “Jupiterian­a”, que hoy está pagando con su credibilid­ad caída y ante la movilizaci­ón más violenta que recuerda Francia, aun peor que Mayo del 68, que exige “Macron dimisión”.

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AP En la calle. Un grupo de Chalecos Amarillos montan una barricada en la entrada de un mercado en Le Mans, en el oeste de Francia. El sábado habrá más movilizaci­ones.
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AFP Anuncio. El primer ministro Edouard Philippe, ayer en París.
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REUTERS Quema. Un manifestan­te en la autopista París-Bruselas.

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