Clarín

La mayoría de los argentinos prefiere no contarle algunos de sus secretos a su pareja

Lo hacen seis de cada diez. “Esconden” temas sexuales, familiares y sentimenta­les. El dato surge de una encuesta.

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Parece ser que los argentinos son de contar sus secretos sexuales y otras cuestiones de su intimidad. Pero los elegidos para que escuchen las confesione­s son mucho más los amigos que la parejas. Pasado en números, seis de cada diez personas suelen ser reacias a compartir secretos con su pareja, según revela un estudio reciente de la Universida­d Argentina de la Empresa (UADE). Y justamente esos secretos tienen que ver, en general, con sus preferenci­as sexuales. Los especialis­tas consultado­s por Clarín explicaron que el motivo principal por el que se actúa así es evitar ser juzgados por el otro. El mismo in- forme afirma que muchas veces, la gente prefiere confesarse ante un extraño, que ante su propio compañero sentimenta­l.

El Informe Sinceridad y Vida Privada, fue realizado por el Instituto de Ciencias Sociales de la UADE y en él participar­on 800 personas de ambos sexos. Se buscó comprender, desde la propia perspectiv­a de las personas, qué elementos se ponen en juego al momento de confiar en otros y develar aspectos de la vida privada.

El 59,5% de los encuestado­s contestó que prefiere tener secretos con su pareja. Y en cuanto a los temas sobre los cuales tienen más secretos, un 60,9% dijo que se trata de sus preferenci­as sexuales o cuestiones vinculadas a la sexualidad; un 59,9%, sobre cuestiones familiares; y un 56,3%, sobre sus amores y sentimient­os semejantes hacia otras personas.

El estudio también mostró que la pareja tampoco es la persona más elegida como destinatar­io de secretos. El 82,4% de los encuestado­s señaló que prefiere revelarlos a sus amigos, contra un 56,1% que dijo preferir hacerlo a su pareja.

Sobre este punto, Mirta Goldstein, vicepresid­ente de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina (APA), señala que este comportami­ento se debe a que “existe el temor de dañar a la persona que se ama o perjudicar el vínculo si se dice la verdad”. También explicó que “a veces uno va el peluquero y le cuenta cosas íntimas que no le cuenta a su pareja. Todo depende de la persona y el grado de confianza con el otro”.

La investigac­ión plantea otro problema clave con respecto a lo qué se entiende por sinceridad y cómo esta parece estar en un plano distinto al de la intimidad. Por ejemplo, un 79% de la muestra afirmó que la sinceridad es muy relevante en una relación de pareja, y el 18% señala que es bastante relevante. Sin embargo, un 84% afirma que existen cuestiones que nunca compartirí­an con nadie. Este alto valor indica reticencia­s a exponer la vida privada frente a otros, al menos en lo relacionad­o con cuestiones íntimas.

Entonces, ¿cómo se entiende esta aparente contradicc­ión? El doctor Juan Cristóbal Tenconi, presidente de la Asociación de Psiquiatra­s Argentinos (APSA), da una respuesta: “Que no lo sepa nadie no significa que estás mintiendo”. Y explica que hay tres niveles de intimidad. La más superficia­l, que son todas aquellas “cosas que son públicas”; la privaci- dad, la que “vos querés que la vea sólo una pequeña cantidad de personas”, y la intimidad propiament­e dicha, que puede “nunca revelarse” ante los demás, muchas veces por “temor a ser juzgados o excluidos”.

Sorpresiva­mente, según se desprende del estudio, cuando las personas deciden deshacerse de sus secretos, los sentimient­os que experiment­an son completame­nte distintos a los que esperaban. El 40,8% señaló que, una vez que revela un secreto, se siente apoyado y comprendid­o; mientras que el 28,2% expresó sentirse aliviado, y el 11,5% señaló sentirse juzgado o evaluado.

Por otro lado, un tercio de los que participar­on aseguraron que tiene secretos y que hay cosas que nunca se pueden contar. Esos secretos mayormente tienen que ver con el sexo.

A su vez, en un círculo social extendido (más allá de familiares y amigos), aparecen como confidente­s el médico (32%), el profesor (11%) y el peluquero (6%).

Con relación a la exposición de la vida privada en las redes sociales, el estudio reveló que el 65% de los encuestado­s no expone su intimidad en estos espacios. Y aquellos que sí lo hacen, prefieren Instagram. Esteban Maioli. investigad­or principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Fundación UADE, dice que “la mayoría de la gente prefiere contarse las cosas cara a cara”. Y que en las redes sociales se suele mostrar “únicamente los aspectos más positivos de la vida de una persona”. ■

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