Clarín

Banderazo de emociones y un plantel sacudido rumbo a Ezeiza

La gente se juntó en la Bombonera y el parque Lezama. Y al micro le costó avanzar rumbo al aeropuerto.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Ahí, en el centro de esa marea humana, se observa un cartel: “Bienvenido­s a la República de La Boca”. Esa gente no lo mira pero participa en el parque Lezama. Son hinchas e incluso hay varios que son socios adherentes y no pueden acceder frecuentem­ente a la Bombonera. También hay otros que llegaron desde lejos -Tapiales, Glew, Aldo Bonzi, Monte Grande- que ni siquiera tienen la chance de esperar que el club alguna vez les abra las puertas.

Todos saltan juntos. Están cantando por lo que viene: la final del domingo de la Copa Libertador­es en el Santiago Bernabéu. Se miran y gritan. Conocen las canciones de memoria. “El que no salta se fue a la B”, cuentan y repiten.

“Esto es demasiado”, señala uno desde el centro de esa escena que mucho tiene de infierno y de paraíso.

“Ya está, es bullying”, sostiene jactancios­o otro hincha de Boca con la camiseta de los años 80, con la publicidad de Fate.

Es el banderazo de Boca en la antesala del viaje a Madrid. Los hinchas se juntan cerca de la cancha, de la Ribera, del Puerto. Quieren saludar a los jugadores. Cuando gritan fuerte hasta la disfonía del día siguiente se muestran como lo son: aquel jugador número Doce de la gira del 25.

Contínúa la celebració­n. Ya es de noche en ese rincón de la Ciudad de Buenos Aires. La gente acompaña al micro. Se miran los jugadores y se complement­an con los hinchas. Se miran, coinciden. Gritan juntos. “La Copa Libertador­es de la Boca no se va”, indica ese estribillo que los abraza.

El micro del plantel parte rumbo a Ezeiza. Abajo hay banderas azules y amarillas. Son todos de Boca. Casi ninguno de ellos irá a la capital española. Pero todos creen que en esos gri-

tos que los dejará sin voz una magia sucederá. La de la victoria más importante.

De fondo, ya cuando la noche se hace día siguiente, brotan los fuegos artificial­es. Boca, Barracas, Dock Sud, San Telmo escuchan los estallidos. La final está por suceder. Parece pero es un error: la final sucede para esa gente.

Correspond­e contarlo: desde temprano cientos de personas se juntaron en la puerta de la Bombonera. Pero al mismo tiempo otros miles se empezaron a agrupar en el parque Lezama. En esta larguísima final, los hinchas no sólo armaron ese doble banderazo. También se convocaron de a miles en la práctica abierta que el equipo había realizado el jueves previo a la suspendida final en el Monumental. Luego hubo un banderazo el 24 de noviembre para despedir al plantel antes de la revancha que no se pudo jugar por los incidentes. Y el 25 otros miles de fanáticos se volvieron a acercar al hotel Madero. “Banderazos para todos”, grita frente al parque Lezama un hincha que dice llamarse Julián.

Ya la madrugada amenaza, el micro está en marcha. La gente sigue gritando. Algunos quieren ir en caravana hasta Ezeiza. Y otros planifican más muestras de apoyo en Madrid. “Esto es Boca”, gita un tal Diego. Dice que el dinero no le alcanza para ir a Madrid. Pero jura que no se irá a dormir hasta que el avión por fin despegue. ■

 ?? GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI ?? Presencia indeseada. Rafael Di Zeo, jefe de la barra, también estuvo junto a los jugadores y el cuerpo técnico en la partida de la madrugada hacia Madrid.
GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI Presencia indeseada. Rafael Di Zeo, jefe de la barra, también estuvo junto a los jugadores y el cuerpo técnico en la partida de la madrugada hacia Madrid.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina