Clarín

Metrópolis se escribe con M de medianera

Premio Nacional ARQ-FADEA. Región CABA

- Berto González Montaner Editor general ARQ / bmontaner@clarin.com

El 26 de noviembre pasado, a los 96 años falleció Tomás Maldonado, una especie de gurú del diseño y la arquitectu­ra moderna que dirigió la Escuela Superior de Diseño de Ulm, heredera de la Bauhaus. En una entrevista de los años ´90 se mostró preocupado por el derroche de energía de los arquitecto­s por hacer edificios impactante­s: “Con solo ver la ciudad desde el avión, dijo, se comprueba que solo el 5 por ciento es arquitectu­ra emergente; el resto, son construcci­ones casi anónimas”. A esas obras que hacen el tejido de la ciudad parecen estar dirigidas la mayor parte de los trabajos ganadores del capítulo CABA del Premio de Arquitectu­ra ARQ FADEA. Sus autores parecen expertos en proyectar edificios entre medianeras. Es que si en otras regiones, el sitio impone sus paisajes serranos, montañosos, marítimos o pampeanos en el caso porteño, la condición que se impone es la de vivir entre medianeras.

Uno de los tipos de construcci­ones recurrente­s entre los premiados es el llamado “PH moderno”. Una clase de edificio de escala y densidad media que tiene la virtud de ir completand­o armoniosam­ente el paisaje urbano de la mano de jóvenes arquitecto­s. El Edificio Washington en el barrio Coghlan, proyectado­s por Del Puerto-Sardin propone un edificio de dos cuerpos construido­s en ladrillo visto con la intención de integrarlo a un entorno donde predomina este material. El estudio Arquitectó­nika, en Jaramillo 2034, pone todo su entusiasmo expresivo en el frente, generando una rica variación de balcones triangular­es. Y el equipo de Buenos Aires Arquitectu­ra Grupal (BAAG), en Juana Azurduy 1635, hace un edificio de 4 plantas construyen­do no solo sus frentes, también sus medianeras con bandas de ladrillo de diferentes trabas que quedarán expuestas, dándole urbanidad hasta que lleguen las construcci­ones vecinas.

Hay otro tipo de intervenci­ón urbana muy frecuente. Es la remodelaci­ón o ampliación de un PH ya existente. El PH Agronomía de Fram Arquitecto­s es una ampliación de un PH con un nuevo volumen liviano, de chapa, construido en la azotea. El otro, el PH Bonpland, del estudio Damero, propone ampliar la vivienda del fondo de un PH levantando un segundo y tercer nivel con construcci­ón en seco, evitando la obra húmeda.

Claro que una situación especial es la que brindan las esquinas. La Casa Esquina, De Pinto da Mota-Falcón, se abre al parque que tiene en diagonal con una gran terraza en primer piso. Y el Estudio Camarones en la Paternal, de Matías Frazzi, aprovecha la esquina para hacer un pequeño edificio cuya envolvente está definida por la superposic­ión de placas de hormigón que arman una suerte de damero en las fachadas.

Pero no solo con tejido residencia­l está construida la metrópolis. También entre las premiadas de CABA hay otros 3 edificios entre medianeras. El AQ Tailored Suites, de Federico Eliaschev, está en un lote angosto a pocos metros del Museo de la Shoá y se distingue por su frente con una serie de paneles metálicos dispuestos casi aleatoriam­ente para proteger las habitacion­es del sol. Otro lote profundo ocupa el Jardín Maternal de UPCN proyectado por GaronaDi Nunzio + RBS Arquitecto­s en Moreno 963. El edificio tiene un cuerpo alto hacia el frente y otro bajo que se apoya contra una de las medianeras. Y ambos son articulado­s por un gran ático que organiza espacialme­nte el jardín. Sus autores proponen un frente de bandas de hormigón que rematan en un plano horadado lúdicament­e por círculos. Un lenguaje similar adopta la Escuela Siglo XXI compuesta por dos bloques que se organizan hacia las calles Holmberg y Rivera, compartien­do el patio.

Tal es el impacto y el prestigio que tienen las medianeras en Buenos Aires que cuando planificar­on la Villa Olímpica en Villa Lugano, en vez de inspirarse en los bloques, las tiras y las torres de vivienda de los conjuntos habitacion­ales vecinos, eligieron hacer un nuevo tejido organizado a partir de las medianeras. Justamente, uno de los trabajos premiados en la categoría Obra Pública fueron algunos de sus edificios, proyectado­s por Castellani-Flores-MartínezMo­roni-Sbarra-Speroni (foto).

Pero lo cierto es que este tejido más bien abigarrado de las medianeras tiene como contracara necesaria el espacio público. Un espacio compuesto por calles y plazas que debe ser estar cuidadosam­ente diseñado. En ese sentido, el Premio ARQ FADEA distinguió a las plazoletas Unamuno y Magaldi, de Gallardo-NielsenZol­kwer, en Barracas; el Centro de Trasbordo Plaza Constituci­ón, de Vila-Sebastián y hasta la propuesta lúdica y educativa de la Plaza de las Ciencias, otra obra de la ingeniosa dupla Gallardo-Zolkwer. ■

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Manzanas olímpicas. Fueron diseñadas inspirándo­se en la forma de la ciudad tradiciona­l.

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