Clarín

Copa Argentina Un campeón Canalla

Le ganó a Gimnasia por penales, tras empatar 1-1 en los 90’, y se clasificó para la Libertador­es 2019.

- Federico Brusotti mendoza@clarin.com

Llora Central. Llora de alegría. Lloran y se abrazan sus hinchas, desencajad­os. Lloran como llora igual que un niño Néstor Ortigoza. No lo pueden creer. O sí. Porque Central es campeón. Entonces gritan y se pellizcan para confirmar que no es un sueño. Que después de tres finales perdidas, la cuarta fue la vencida. Y la Copa Argentina, que se hizo desear, finalmente se va para Rosario.

Cuando el penal de Matías Caruzzo explotó en el fondo de la red, apareció la locura rosarina. De esos casi 20.000 fanáticos que llegaron a Mendoza ilusionado­s con un festejo tan grande que ni el más optimista podía imaginar.

Enfrente sufren los quince mil fanáticos de Gimnasia. También son miles los que regresan a La Plata con el corazón destrozado, pero la frente en alto. Porque su equipo dio la talla en el partido más especial de los últimos años. Incluso fue superior. Pero eso poco importa, porque el festejo está enfrente. ¿Siempre va a tener que sufrir así Gimnasia?

“Que da la mano de Edgardo Bau-

za, todos la vuelta vamos a dar”, cantan esos miles de rosarinos que invadieron la provincia cuyana y le dieron un marco espectacul­ar a la final de la Copa Argentina. Y que hasta despiden con aplausos a sus rivales.

La previa fue una gran fiesta. De un lado y del otro. Con un estadio colma- do, dividido en mitades iguales. Con un espectácul­o artístico y un recibimien­to a los equipos la altura del acontecimi­ento. Una postal tan perfecta que no parecía fútbol argentino. Con más de 35 mil personas enloquecid­as, con pasión, con folklore, con las dos hinchadas poniendo todo el color y el calor que se merecía esta final.

El partido se jugó como lo que era. Porque tanto para Gimnasia como para Central fue su final del mundo. Con pocos espacios, con pierna fuerte, con nervios, con discusione­s. En ese desarrollo, fue superior el equipo platense. O al menos el que más tiempo pudo plasmar en la cancha su plan de juego.

Fue más intenso el conjunto de Pedro Troglio. Con Fabián Rinaudo como emblema de la lucha en la mitad de la cancha, ganó la mayoría de las pelotas divididas. El capitán se paró delante de los cuatro defensores y atrás de un cuarteto de mediocampi­stas encargados de acompañar a Santiago Silva. Y con sus relevos y despliegue, no dejó retroceder a su equipo.

Central fue más confuso. Fue dominado en gran parte del partido, pero tiene poder de fuego. Por eso, en su primera llegada al área rival, Fernando Zampedri peleó, no se resignó cuando su remate rebotó en el palo y su persistenc­ia tuvo premio cuando la pelota le volvió a quedar enfrente para mandarla al fondo del arco.

Las molestias físicas no le permitiero­n a Leonardo Gil ser el motor habitual de su equipo y Néstor Ortigoza nunca pudo jugar cómodo ante la presión de Gimnasia. Entonces, con

un mediocampo superado, la llave que encontró Central para lastimar fueron los centros. Así Zampedri estuvo cerca del segundo con un cabezazo que desvió Alexis Martin Arias.

Tardó muy poco Gimnasia en conseguir el empate en el complement­o. Lorenzo Faravelli le robó la pelota a Gil en la mitad de la cancha y aceleró para llegar al área, donde esperó el centro de Comba para marcar y festejar, desafiante, frente al banco de Central. Un golazo con el sello de los equipos de Troglio.

A Rosario le dolió el golpe. Se había preparado para resistir y buscar de contra, pero tuvo que modificar el plan. No tuvo herramient­as para acercarse al arco rival y entonces decidió resguardar­se. A Gimnasia no le sobraron ideas, pero estuvo más cerca de la victoria con ese cabezazo de Santiago Silva que Jeremías Ledesma rechazó al corner con esfuerzo.

El partido transcurri­ó con tensión y pocas emociones. Esas emociones que apareciero­n todas juntas en la tanda de penales. Como un guiño del destino, esta vez Central no tuvo que sufrir demasiado. Porque el primer remate de Gimnasia, el de Silva, terminó en la tribuna y el segundo, el de Guanini, fue desviado por Ledesma.

En cambio el campeón no falló. Ortigoza, Ruben, Parot y finalmente Caruzzo le dieron a Central la Copa que tanto esperó. Y la clasificac­ión a la Libertador­es 2019. Un título después de 23 años y habiendo eliminado en el camino nada menos que a Newell’s. Un festejo inolvidabl­e para esos locos que siguen pellizcánd­ose para confirmar que lo que pasó en Mendoza es cierto. ■

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 ?? JUAN JOSÉ GARCÍA ?? El desahogo. Los jugadores de Central disfrutan el momento tan esperado. Ahí están con la Copa Argentina que acaban de ganar y con el cheque de 4.920.000 pesos.
JUAN JOSÉ GARCÍA El desahogo. Los jugadores de Central disfrutan el momento tan esperado. Ahí están con la Copa Argentina que acaban de ganar y con el cheque de 4.920.000 pesos.

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