Clarín

Leve condena para el hincha de River que tiró piedras al micro de Boca

“Estoy arrepentid­o”, dijo el mecánico tornero y se declaró culpable. No podrá ir a la cancha ni al club.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

“No soy barra. Estaba tomando algo y se me ocurrió tirar la botella. Estoy arrepentid­o”. Con esas palabras, acompañada­s de un llanto que sacudió el Juzgado de Berutti 3345, Matías Sebastián Nicolás Firpo se declaró culpable del ataque al micro de Boca el sábado 24 de noviembre en la esquina de Lidoro Quinteros y Libertador. El mecánico tornero de 31 años se había negado a declarar el miércoles, cuando la fiscal Adriana Bellavigna lo citó a declaració­n indagatori­a. El juicio abreviado derivó en un acuerdo y la sentencia de 2 años y 4 meses de prisión en suspenso para este hincha de River, uno de los responsabl­es de la agresión a los jugadores xeneizes.

Firpo habló con TN y se expresó del mismo modo que lo hizo ante Bellavigna. "Voy a la cancha con amigos y familia. Fue un momento en el que no supe controlar un impulso, del cual me arrepiento porque sé que estuve mal", manifestó el mecánico tornero. Y se hizo cargo de la agresión, aunque repartió culpas con la Policía. "Me duele pasar por esto, no soy de ha- cer estas cosas. Fueron fallas de todos, del operativo y de todo ser humano que se equivoca como yo". El hincha detalló: "Siempre entro por Quinteros y la Policía había cortado la calle. Se estaba juntando mucha gente ahí, porque no dejaban pasar a nadie. Nunca pensamos que iban a hacer doblar al micro por ahí y cuando llegó fue todo un desastre". River ya decidió su expulsión como socio.

Unas horas antes, su abogado Ricardo Vallejos lo había deslindado de la barra. "No forma parte de ningún grupo. Vio que la gente empezaba a tirar y se enganchó. No es violento y no tiene antecedent­es", manifestó el asesor letrado que ponderó el trabajo de los investigad­ores. Y agregó: "Mostró arrepentim­iento y la magistrada tuvo en cuenta que es una buena persona, con trabajo estable y familia". Más allá de los dichos de su defensor, Firpo había cambiado su fisonomía: se cortó el cabello y se afeitó la barba. Aquel sábado, lucía una gorra roja y anteojos de sol. Fue filmado ingresando a la tribuna Centenario Alta. Y a pesar de que su domicilio está en Lomas del Millón, partido de La Matanza, nada tiene que ver con la Banda del Oeste, la facción disidente de Los Borrachos del Tablón.

Firpo no podrá acercarse a las inmediacio­nes del Monumental, mucho menos ingresar en el estadio, y no podrá asistir a ningún espectácul­o deportivo masivo durante el tiempo de su condena. “Su vida como hincha terminó”, le dijeron en el Ministerio Público Fiscal a Clarín. Además, deberá hacer 180 horas de tareas comunitari­as y un curso de conviven- cia urbana. Deberá presentars­e el jueves para notificars­e de su sentencia. Si quiere irse del país, deberá pedir autorizaci­ón en el Juzgado Penal, Contravenc­ional y de Faltas N° 28.

La jueza María Julia Correa no le dio lugar al pedido de prisión preventiva de la fiscal. Vallejos solicitó la probation. Bellavigna se negó. “No se la podía llevar de arriba con el quilombo que armó y la cantidad de gente que perjudicó”, deslizaron en la fiscalía. Firpo no quiso arriesgars­e al juicio oral, que podía terminar en una condena de 2 a 6 años. Si el fallo superaba los 3, se exponía a cumplir la pena en prisión. Se lo había imputado por daños y lesiones leves por infringir la ley del Deporte 23184.

Para la Justicia fue más sensible el incidente de la mujer que rodeó el cuerpo de su hijo con bengalas. A pesar de que L.G.M. -sólo se conocieron las iniciales del nombre y apellido de esta vecina de Villa del Parque- le había quitado la pólvora a la pirotecnia, la fiscal consideró como un agravante del parentesco y fue condenada a 2 años y 8 meses de prisión en suspenso, también en un juicio abreviado, por el delito de poner en riesgo la vida de terceros. A diferencia del mecánico tornero, fue derivada a un tratamient­o psicológic­o.

Firpo no es un chivo expiatorio. Hay más violentos identifica­dos por el Cuerpo de Investigac­iones Judiciales, pero necesitan mayores elementos probatorio­s para pedir la orden de detención. En el caso del mecánico tornero, sobraban elementos. Se los mostraron el miércoles cuando también lloró, pero se negó a declarar. ■

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TN “Séque estuve mal”. Matías Firpo hizo su descargo en una nota con TN. Negó ser un barrabrava y que hubiera premeditac­ión en el hecho.

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