Clarín

Un coloso de la tecnología y blanco de la ofensiva del gobierno de Trump

Un ex ingeniero del Ejército chino fundó Huawei en 1987. Pronto, sus redes y celulares ganaron el mercado.

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El gobierno de Donald Trump ha vinculado la seguridad nacional al avance en tecnología­s como las redes inalámbric­as y ha hecho de la protección de la industria de tecnología doméstica una parte de su agenda. En marzo pasado, por ejemplo, bloqueó una oferta de 117.000 millones de dólares por parte de Broadcom, un fabricante de chips con sede en Singapur, para el fabricante de chips estadounid­ense Qualcomm. Lo hizo citando cuestiones de seguridad nacional y basándose en el hecho de que podría permitir a China, y específica­mente a Huawei, saltar a la vanguardia en tecnología inalámbric­a 5G.

Un mes más tarde, el Departamen­to de Comercio prohibió a ZTE, el segundo mayor fabricante de equipos de telecomuni­caciones de China, el uso de componente­s fabricados en los Estados Unidos. Las autoridade­s federales dijeron que ZTE había violado las sanciones estadounid­enses contra Irán y Corea del Norte, en una medida que provocó que la compa- ñía china cesara “las principale­s actividade­s operativas” por un tiempo. Trump finalmente intervino y ZTE acordó pagar una multa de mil millones de dólares, reemplazar a su junta directiva y liderazgo superior y permitir que Estados Unidos inspeccion­e sus operacione­s con un equipo de cumplimien­to cuidadosam­ente selecciona­do.

Durante la última década, Huawei se ha convertido en una potencia. Fundada en 1987 por Ren Zhengfei, un ex ingeniero del Ejército de Liberación Popular, generó más de US$ 90 mil millones en ingresos en 2017. Su equipo es la columna vertebral de las redes móviles en todo el mundo y sus teléfonos inteligent­es son populares en Europa y China. Eso lo ha convertido en un símbolo de la destreza y evolución tecnológic­a de China, desde un país que fabrica dispositiv­os baratos, pero poco confiables, hasta productos de vanguardia que pueden rivalizar con lo mejor de Silicon Valley y otros gigantes tecnológic­os.

Sin embargo, Huawei siempre ha enfrentado la sospecha de constituir una amenaza para la seguridad en los Estados Unidos. Washington expresó su preocupaci­ón por el uso de los productos de Huawei, citando el riesgo de espionaje debido a los estrechos vínculos de la compañía con el gobierno chino.

Si bien Huawei intentó durante mucho tiempo incursiona­r en EE.UU., ha estado plagado de preocupaci­ones de seguridad. En enero, el esfuerzo de Huawei por vender una nueva línea de teléfonos inteligent­es en Estados Unidos se descarriló cuando AT&T abandonó un acuerdo para distribuir los dispositiv­os.

Eswar Prasad, profesor de política comercial en la Universida­d de Cornell, advirtió que el problema de Huawei podría opacar las próximas conversaci­ones entre Washington y Beijing. “Una frágil tregua comercial entre China y los Estados Unidos, que ya estaba fracasando, ahora tiene un mayor riesgo de desmoronar­se en un tiempo relativame­nte corto”, dijo.

Prasad resaltó que el tema también podría servirle a Beijing: “Es probable que China tenga una respuesta mesurada a este incidente, aunque sin duda agregará una ventaja más aguda a las negociacio­nes entre las dos partes”. ■

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AP Popular. Un local de venta de aparatos fabricados por la firma Huawei en un barrio del centro de Beijing.

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