Duterte llamó a matar a los obispos filipinos porque “son inútiles”
El presidente de Filipinas es un abonado a las polémicas y a los insultos contra quienes lo critican.
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, no tiene freno. Ahora arremetió contra los obispos católicos al afirmar que “son inútiles” y llamó a matarlos. En un país como Filipinas, donde el 85% de sus cien millones de habitantes son fieles del catolicismo, sus palabras sonaron a ofensa. Duterte, de 71 años, preside Filipinas desde 2016 y se ha hecho famoso en el mundo por sus comentarios.
“Vuestros obispos, mátenlos. Esos bastardos no sirven para nada. Lo único que hacen es criticar”, aseveró el miércoles en un discurso en Manila, cuya transcripción fue difundida ayer jueves por la oficina presidencial. Luego, en otro acto público, Duterte dijo que la Iglesia Católica es la institución “más hipócrita del mundo” y aseguró que un 90% de sus sacerdotes son homosexuales.
La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas no quiso contestarle. “No queremos añadir más leña al fuego, cualquier comentario solo exageraría el asunto”, indicó aye Jerome Siciliano, un vocero de la Conferencia Episcopal filipina.
Salvador Panelo, vocero del presidente, defendió las palabras de Duterte explicando que no deben tomarse en su sentido literal sino como una “hipérbole” destinada a lograr un “efecto más dramático” en sus comentarios. Hace poco tiempo, Duterte dijo que Dios era “estúpido” y que los filipinos no deberían ir a las iglesias para “pagar a los idiotas”.
También hace pocos días atacó a Pablo Virgilio David, el obispo de Caloocan, una importante ciudad ubicada cerca de Manila. El obispo David es uno de los principales críticos de Duterte, quien lo acusó de robar las donaciones de los fieles católicos para sus propios gastos. David le contestó explicando que Duterte “está enfermo” y no sabe lo que dice.
El enfrentamiento de Duterte con la Iglesia Católica se remonta a febrero de 2017, cuando la Conferencia de Obispos criticó la sangrienta guerra contra las drogas impulsada por el presidente de Filipinas y dijo que la situación del país era la de un “reino del terror”. Duterte no tomó a bien la crítica de los obispos y los calificó de “hijos de puta”. Se estima que entre los 100 millones de habitantes de Filipinas hay 1,8 millones de drogadictos, según estadísticas oficiales. En el verano de 2016, Duterte inició la “Operación Tokhang”, que los iba a re- insertar socialmente, pero derivó en el asesinato de adictos y narcotraficantes. En julio de 2017 se estimaba que ya había 9.400 muertos.
Duterte, que se ha comparado con Hitler e insultó al presidente Barack Obama, también se peleó con funcionarios de la ONU por esta campaña contra las drogas. En marzo de 2018, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid Ra’ad al Hussein, dijo en Suiza que Duterte “necesita una evaluación psiquiátrica”. Fue cuando amenazó a Agnes Callamard, relatora especial de la ONU, quien denunció las “ejecuciones extrajudiciales” en Filipinas, relacionadas con la campaña contra las drogas. Duterte dijo que iba a abofetear a Callamard. Además, el gobierno había declarado “terroristas” a cuatro ex sacerdotes católicos filipinos. ■