El Patón Bauza, ese técnico que ahora pasó a ser leyenda
Volvió para esto, el Patón. Para conseguir cosas grandes. Cosas que Rosario Central casi que no recordaba cómo eran. Pero de la mano de Edgardo Bauza, después de 23 años, el Canalla recuperó la memoria. “Fue durísimo. Se lo dije recién a Pedro (Troglio), el partido fue durísimo. Lo felicité porque hicieron un gran partido. Nos tocó en los penales, pero lo pudimos haber ganado en los 90. Logramos lo que vinimos a buscar, que es el campeonato”, dijo el hombre leyenda de Central minutos después de obtener la Copa Argentina, esa que se le había negado tres veces a este club rosarino.
Campeón como futbolista y como entrenador, el único en conseguirlo en la historia del club, Bauza ya es estatua en Central. “Estoy muy feliz. Les mando un saludo a todos los que vinieron acá, a los que se quedaron en Rosario, a mi familia, a todos. ¡Lo que va a ser la ciudad! Va a ser toda la semana así”, festejó el Patón en el campo de juego del estadio Malvinas Ar- gentinas de Mendoza.
“Tuvimos inconvenientes, dos lesionados. pero este es un plantel que se repone a todo. Lo que hizo hoy fue gratificante”, reconoció el técnico a sus dirigidos, que le permitieron, después de ganarle a Gimnasia por penales anoche, conseguir su sexta estrella como DT: cuatro con Liga de Quito, una con San Lorenzo y esta con su Rosario Central.
Emocionado, Bauza se permitió celebrar y abrazarse con sus jugadores. “El Patón agarró un equipo golpeado y él tuvo una personalidad muy grande y lo pudo levantar. Esta había que ganarla, era un desafío”, habló un desconsolado Néstor Ortigoza.
Embanderado en los colores de Uruguay, Washington Camacho no paraba de llorar y de saltar en una pierna por el fuerte golpe sufrido. “Esto lo estamos buscando hace muchos años. Este grupo lo logró y estoy muy orgulloso de todos. Se nos tenía que dar. Hay que valorar a este equipo que jugó muchas finales. Por ahí se nos critica, se nos dice que no jugamos lindo, pero le ganamos a todos”, expresó un efusivo Camacho. Y como él, todo Central deliró sin parar. ■