París se blinda ante una nueva protesta de los Chalecos Amarillos
Preparado. El gobierno teme “violencia extrema” en la marcha de hoy. Cerraron museos, la Torre Eiffel y los Campos Elíseos.
En los Campos Elíseos, un carpintero cubre una de las vidrieras de Cartier con madera, como si estuviera por llegar un huracán. Otros comerciantes vecinos le piden ayuda porque no consiguen quien lo haga en la emergencia. Louis Vuitton se resistió a que su estética Art Decó del edificio se rompiera y colocó rejas, que cubren su árbol de Navidad. El vidriado drugstore Publicis parece un fuerte medieval de madera. Las terrazas de los cafés y restaurantes de la avenida más linda del mundo se vacían de sillas, mesas, macetas y toldos.
Idénticas escenas se repiten en la plaza de la Bastilla, de la República, en la Place Vendome, donde los joyeros protegen piezas de millones de dólares; en la Plaza de la Opera, la rue de Rivoli, el Faubourg St Antoine y las siete avenidas que salen del Arco del Triunfo. Todo se levanta: los indicadores de velocidad, de paradas de colectivos, sillas, basureros, las barreras de plástico verdes que delimitan los trabajos para ahuyentar los automovilistas de la capital. Las galerías Lafayette, Printemps BHV, todos los grandes centros comerciales permanecerán cerrados. También los museos del Louvre y Orsay y la torre Eiffel. Los eventos fueron cancelados, incluido el fútbol. Se prohíbe la venta y transporte de combustible, que puede servir para hacer productos químicos o inflamables.
El gobierno teme “violencia extrema” en la protesta de los Chalecos Amarillos hoy y París se prepara como para una guerra. El palacio del Elíseo advierte que “algunos vienen con la intención de romper y de matar”. Los manifestantes robaron el sábado pasado un fusil de alta tecnología a un policía. Los servicios de inteligencia han detectado armamento de guerra para ser usado por algunos de los manifestantes, serbios nacionalistas y kurdos entre ellos, que tienen como objetivo ministros, funcionarios del Estado y fuerzas del orden.
La prefectura de policía distribuyó un documento sobre las prevenciones a tomar en 24 lugares de peligro y cómo cerrar entradas de edificios y ventanas para evitar intrusiones. También piden que se retire “todo elemento que pueda ser utilizado como arma como destino final”.
Solo en París habrá 8.000 policías y 69.000 en todo el país. Con llamados a la calma del gobierno y los políticos de todas las líneas, Eric Drouet, camionero y uno de los líderes de los Chalecos Amarillos, está bajo investigación judicial por “provocación de crimen o delito” tras haber convocado por TV “a entrar al Eliseo”. Ahora propone no llegar a París y avanzar so- bre el Periférico que rodea a la capital. ”París es una trampa”, dijo.
La marcha de los Chalecos ya ha sido ultra radicalizada y copada por la ultraderecha masivamente, con trolls en las redes, un mensaje xenófobo, homofóbico, antiinmigrantes, anti musulmanes, antijudíos. Un sector minoritario es de Francia Insumisa. Los otros son clase media furiosa pero el movimiento está en plena transformación. Atrás quedaron los reclamos por el alza de combustibles. Esto es una insurrección violenta.
Un grupo de Chalecos dice que si llegan al Eliseo entran. El Palacio está preparado para todo. La preocupación del gobierno es enorme al igual que la clase política en general y sindicalistas. Temen la anarquía y la represión enorme. Macron visitó ayer a las fuerzas del orden.
Mientras, la ocupación de los liceos continúa violentamente. Pero en Mantes la Jolie, en los suburbios de París, estalló el escándalo. La policía hizo arrodillar a los estudiantes con las manos en la nuca, y los filmaron. Interviene la justicia. Son todos menores. Miles de estudiantes secundarios desfilaron ayer por París al grito de “Macron, dimisión”.
El presidente sigue mudo. Recién planea hablar la semana próxima. Lo critican todos. Él seguirá la crisis junto a su estado mayor, en el palacio del Eliseo, convertido en bunker. ■