Clarín

París se blinda ante una nueva protesta de los Chalecos Amarillos

Preparado. El gobierno teme “violencia extrema” en la marcha de hoy. Cerraron museos, la Torre Eiffel y los Campos Elíseos.

- María Laura Avignolo mlavignolo@clarin.com

En los Campos Elíseos, un carpintero cubre una de las vidrieras de Cartier con madera, como si estuviera por llegar un huracán. Otros comerciant­es vecinos le piden ayuda porque no consiguen quien lo haga en la emergencia. Louis Vuitton se resistió a que su estética Art Decó del edificio se rompiera y colocó rejas, que cubren su árbol de Navidad. El vidriado drugstore Publicis parece un fuerte medieval de madera. Las terrazas de los cafés y restaurant­es de la avenida más linda del mundo se vacían de sillas, mesas, macetas y toldos.

Idénticas escenas se repiten en la plaza de la Bastilla, de la República, en la Place Vendome, donde los joyeros protegen piezas de millones de dólares; en la Plaza de la Opera, la rue de Rivoli, el Faubourg St Antoine y las siete avenidas que salen del Arco del Triunfo. Todo se levanta: los indicadore­s de velocidad, de paradas de colectivos, sillas, basureros, las barreras de plástico verdes que delimitan los trabajos para ahuyentar los automovili­stas de la capital. Las galerías Lafayette, Printemps BHV, todos los grandes centros comerciale­s permanecer­án cerrados. También los museos del Louvre y Orsay y la torre Eiffel. Los eventos fueron cancelados, incluido el fútbol. Se prohíbe la venta y transporte de combustibl­e, que puede servir para hacer productos químicos o inflamable­s.

El gobierno teme “violencia extrema” en la protesta de los Chalecos Amarillos hoy y París se prepara como para una guerra. El palacio del Elíseo advierte que “algunos vienen con la intención de romper y de matar”. Los manifestan­tes robaron el sábado pasado un fusil de alta tecnología a un policía. Los servicios de inteligenc­ia han detectado armamento de guerra para ser usado por algunos de los manifestan­tes, serbios nacionalis­tas y kurdos entre ellos, que tienen como objetivo ministros, funcionari­os del Estado y fuerzas del orden.

La prefectura de policía distribuyó un documento sobre las prevencion­es a tomar en 24 lugares de peligro y cómo cerrar entradas de edificios y ventanas para evitar intrusione­s. También piden que se retire “todo elemento que pueda ser utilizado como arma como destino final”.

Solo en París habrá 8.000 policías y 69.000 en todo el país. Con llamados a la calma del gobierno y los políticos de todas las líneas, Eric Drouet, camionero y uno de los líderes de los Chalecos Amarillos, está bajo investigac­ión judicial por “provocació­n de crimen o delito” tras haber convocado por TV “a entrar al Eliseo”. Ahora propone no llegar a París y avanzar so- bre el Periférico que rodea a la capital. ”París es una trampa”, dijo.

La marcha de los Chalecos ya ha sido ultra radicaliza­da y copada por la ultraderec­ha masivament­e, con trolls en las redes, un mensaje xenófobo, homofóbico, antiinmigr­antes, anti musulmanes, antijudíos. Un sector minoritari­o es de Francia Insumisa. Los otros son clase media furiosa pero el movimiento está en plena transforma­ción. Atrás quedaron los reclamos por el alza de combustibl­es. Esto es una insurrecci­ón violenta.

Un grupo de Chalecos dice que si llegan al Eliseo entran. El Palacio está preparado para todo. La preocupaci­ón del gobierno es enorme al igual que la clase política en general y sindicalis­tas. Temen la anarquía y la represión enorme. Macron visitó ayer a las fuerzas del orden.

Mientras, la ocupación de los liceos continúa violentame­nte. Pero en Mantes la Jolie, en los suburbios de París, estalló el escándalo. La policía hizo arrodillar a los estudiante­s con las manos en la nuca, y los filmaron. Interviene la justicia. Son todos menores. Miles de estudiante­s secundario­s desfilaron ayer por París al grito de “Macron, dimisión”.

El presidente sigue mudo. Recién planea hablar la semana próxima. Lo critican todos. Él seguirá la crisis junto a su estado mayor, en el palacio del Eliseo, convertido en bunker. ■

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Escándalo. La policía hizo arrodillar a estudiante­s secundario­s que tomaron el colegio en las afueras de París.

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