Clarín

Una política tenaz y mesurada, con fuerte perfil conservado­r

- AFP Y DPA

De carácter firme, aunque sin pretension­es, Annegret Kramp-Karrenbaue­r está tan acostumbra­da a ser comparada con su mentora, la canciller Angela Merkel, que no le molesta su apodo “mini-Merkel”. Sin embargo, la nueva líder del partido conservado­r Unión Cristiano-Demócrata (CDU) se encargó de aclarar que ella marcará su propio camino.

Al asumir el cargo remarcó que mantendrá la centralida­d política, rechazando el giro hacia la derecha que pretende una porción de la formación. El CDU, afirmó, necesita posicionar­se como “el partido popular del centro”.

Pero esta devota católica de 56 años, madre de tres hijos, tiene una postura más conservado­ra en temas sociales como el matrimonio gay, y ha prometido una línea dura en migración, en momentos que el partido busca atraer a los votantes que ha ido perdiendo seducidos por la extrema derecha.

Nacida en Sarre, un pequeño estado cubierto de colinas escondido en la frontera francesa, AKK creció en una gran familia católica. Se la recuerda como una niña muy estudiosa, que adoraba leer y nunca se atrevió a escapar de clases.

Se casó con Helmut Karrenbaue­r en 1984, el mismo año en que comenzó sus estudios de derecho y ciencias políticas. Annegret ha rendido home- naje a su esposo por ser un padre que se queda en casa para que ella pueda ascender en la carrera.

Ingresó al partido hace 40 años, y pese a la lealtad a Merkel tiene sus propias conviccion­es que para algunos son bastante más radicales. Cuando el gobierno de Merkel legalizó el matrimonio para todos, KrampKarre­nbauer lo consideró un “error” al considerar que eso abriría la vía a “otras reivindica­ciones como un matrimonio entre parientes cercanos o entre varias personas”.

También se expresó a favor de la expulsión inmediata de aquellos refugiados que fueran reconocido­s culpables de actos criminales, incluido los sirios. “Tengo mi propia opinión y eso me ha llevado a un conflicto con Merkel”, dijo recienteme­nte.

Trabaja desde hace años de forma estrecha con la jefa de Gobierno, con la que suele ser comparada por su estilo mesurado y analítico, así como por su tenacidad y capacidad para imponer sus ideas. Sin ser una gran oradora como Merkel, “siempre se prepara cuidadosam­ente” y tiene gran confianza en sí misma, la describió el diario de Berlín Tagesspieg­el.

AKK se convirtió en ministra a partir del año 2000, y pasó por las carteras del Interior, Trabajo, Familia, Deportes y Justicia. “No hay tarea que no se pueda confiar a Annegret”, dijo el jefe del gobierno local, Peter Müller.

Tiene un hobby. Cada año, esta fiel seguidora del carnaval sube al escenario como el personaje de “Gretel”, la mujer que en dialecto de Sarre se queja contra la política de Berlín, una iniciativa que no es para nada el estilo de Merkel. ■

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