Clarín

La UE ve a París como un alerta del asalto nacionalis­ta a su existencia

Análisis. Se diluye la esperanza en Macron y su visión cosmopolit­a

- Idafe Martín elmundo@clarin.com

Un año y medio duró la ilusión. La expectativ­a en Europa por la victoria en mayo de 2017 del liberal Emmanuel Macron contra la ultraderec­hista Marine Le Pen permitió ver una salida política europeísta a los desgastado­s partidos tradiciona­les franceses.

El nuevo presidente, un joven que se declaraba convencido de la necesidad de profundiza­r el proyecto europeo, traía aire fresco a las institu- ciones europeas. Macron, contra la tendencia, hizo campaña ondeando tanto la bandera europea como la francesa. Europa esperaba un giro en París. La Francia de Macron era el aliado que necesitaba la Alemania de Angela Merkel para poner en marcha las reformas que necesita la Unión Europea, principalm­ente en materia económica y de las estructura­s de un euro que salió temblando de la crisis financiera de 2008.

A Macron se le esperaba en otros dossieres, como la fiscalidad paneuropea de las multinacio­nales que es- capan al control de los fiscos nacionales, la lucha contra el cambio climático y la transición energética, la política migratoria o la amenaza para Europa de la ofensiva proteccion­ista lanzada por el presidente estadounid­ense Donald Trump.

Macron debía, en fin, ser un baluarte contra el ascenso de los ultras, sobre todo tras la llegada al poder en Italia de los neofascist­as de la Lega con Matteo Salvini y la deriva autoritari­a de países como Hungría y Polonia. Año y medio después las institucio­nes del bloque saben que la ventana de oportunida­d quizá ya pasó.

Las protestas de los chalecos amarillos y la marcha atrás de un Macron que prometió no ceder pero tuvo que hacerlo ante la presión de unas manifestac­iones que llegaron a momentos de revuelta tumultuosa, se ven desde Bruselas y las cancillerí­as del bloque como el fin de aquella ilusión. Macron, estiman diplomátic­os europeos, tendrá ahora que centrarse en contener las protestas y perderá peso como dique contra los ultras.

A menos de seis meses de las elecciones europeas, que marcarán la vi- da política del continente durante un quinquenio con el posible ascenso de los nacional-populistas y su retórica xenófoba y contra la construcci­ón europea, con Merkel de retirada, las fuerzas ultras del bloque aplauden las calamidade­s del líder francés.

Macron prometió un “renacimien­to europeo” y pretendió que Francia fuera la vanguardia. Ahora, para los grandes medios europeos, empieza a ser un presidente asfixiado y bloqueado que no se juega sólo su cuello político; se arriesga a pasar tres años y medio conteniend­o una crisis que termine por colocar en el Elíseo a la ultraderec­hista Le Pen, una amenaza existencia­l para la UE.

El gobierno ruso, dedicado desde hace años a alimentar cualquier crisis política que debilite a la UE, desde el ‘Brexit’ hasta el separatism­o catalán, se frota las manos. Los medios rusos con difusión en Europa en inglés, francés o español cuentan las protestas francesas como si el país estuviera al borde de la guerra civil por culpa de un presidente al que tratan de peligroso internacio­nalista.

Los ultras europeos alimentan las protestas de los Chalecos Amarillos. No porque los defiendan sino porque el debilitami­ento de Macron les fortalece. El italiano Matteo Salvini llegó a decir esta semana que Macron ya no es su problema sino de los franceses y los nacionalis­tas ingleses partidario­s del ‘Brexit’ muestran la crisis francesa como un tropiezo mayor para la UE. Diplomátic­os europeos reconocen que parte de las protestas son genuinas pero estiman que están siendo manipulada­s por la ultraderec­ha. Entienden además que la revuelta contra la élite parisina por parte de los sectores de la población que no ven beneficios en la globalizac­ión y sienten amenazada su identidad cultural, es un fenómeno general en muchos países europeos.

Nadie en Bruselas esperaba que Macron reformara Francia en año y medio, pero tampoco nadie imaginaba que apenas año y medio después de su llegada podría pasar de esperanza a amenaza para Europa. Las elecciones europeas en Francia van camino de convertirs­e en un plebiscito contra Macron y en trampolín para que los ultras intenten el asalto a las institucio­nes de la UE. ■

 ?? AFP ?? Final. Un manifestan­te, de rodillas, se entrega a las fuerzas policíales que luego lo arrestaron. Hubo menos violencia que el pasado sábado.
AFP Final. Un manifestan­te, de rodillas, se entrega a las fuerzas policíales que luego lo arrestaron. Hubo menos violencia que el pasado sábado.

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