Clarín

Otro relevo significat­ivo en la Casa Blanca de un Trump que no se serena

Final. Renunció el jefe de Gabinete que ha intentado ordenar el gobierno. El magnate ya no le hablaba. Denuncias y alertas.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

Varios cambios en el gabinete, insultos cruzados y el siempre presente fantasma del “Rusiagate” volvieron a colocar a la Casa Blanca al rojo vivo, con un Donald Trump que busca retomar la iniciativa de cara al segundo tramo de su mandato, cuando la pujante marcha de la economía podría comenzar a desinflars­e.

El presidente anunció este sábado lo que hace tiempo se esperaba: que el jefe de Gabinete John Kelly abandonarí­a su cargo a fin de año. “Es un gran tipo”, dijo escuetamen­te a la prensa antes de partir a Filadelfia y agregó que revelará quién será su reemplazan­te en los próximos días, aunque trascendió que quien tiene más chances es Nick Ayers, actual jefe de Gabinete del vice Mike Pence.

Kelly, un general moderado en un equipo que poco a poco va perdiendo figuras que contengan a Trump, era considerad­o como la persona que buscaba poner cierto orden en una Casa Blanca caótica. Kelly había asu- mido en enero de 2017, pero antes había sido ministro de Interior.

En los últimos tiempos la relación con el presidente se había tensado porque el magnate se sentía constreñid­o por los sistemas de control que quería implantar el metódico Kelly. Según reveló la prensa, Trump creía que su ministro le escondía o filtra- ba informació­n y su poder últimament­e había sido recortado. El presidente, además, buscaba a una figura con más cintura política de cara a su reelección en 2020. El que asoma como reemplazan­te, de 36 años, tiene más experienci­a en campañas políticas que el general.

Este sábado Trump nominó también al jefe de personal del Ejército, el general Mark Milley, un general de 4 estrellas que sirvió en Irak y Afga- nistán, como jefe de las fuerzas del Estado Mayor Conjunto, en remplazo del general Joseph Dunford.

El viernes, además, Trump había dado a conocer la nominación de William Barr como ministro de Justicia para reemplazar a Jeff Sessions, y también confirmó a la ex periodista de la cadena FOX News, Heather Nauert, como su embajadora ante la ONU, en relevo de Nikki Haley.

En medio de esta danza de reemplazos, Trump se cruzó con su ex canciller Rex Tillerson, que había hablado en una entrevista sobre las dificultad­es de trabajar con el presidente. El antiguo director general de Exxon Mobil había calificado a Trump de “indiscipli­nado” y dijo que al mandatario “no le gusta leer, no le gusta leer los informes, no le gusta adentrarse en los detalles de muchas cosas”. Pero, en un hecho que podría traer impacto más allá de las palabras, dijo que con frecuencia Trump le pedía que hiciera cosas que él mismo le tuvo que explicar que eran ilegales o inconvenie­ntes.

En realidad, Tillerson pareció “blanquear” lo que una vez había tras- cendido durante su gestión: el canciller había llamado “idiota” al presidente tras una reunión y un periodista así lo había reportado. El funcionari­o enfrentó luego a la prensa, pero nunca desmintió el descalific­ativo. Al final, terminó siendo despedido en marzo y remplazado por alguien mucho más duro como Mike Pompeo.

Como era previsible, las declaracio­nes de Tillerson provocaron la furia de Trump. En una feroz respuesta por Twitter, el presidente dijo que “Mike Pompeo está realizando un gran trabajo, estoy muy orgulloso de él. Su predecesor, Rex Tillerson, no tenía capacidad mental necesaria”, tuiteó. Y fue más allá: “Era tonto como una roca y no pude deshacerme de él lo suficiente­mente rápido. Era un holgazán. ¡Ahora la situación es completame­nte distinta y hay un gran espíritu en (el Departamen­to de) Estado!”.

Con los cambios en su gabinete, Trump busca encarar la segunda etapa de su mandato, con un Congreso que ya no le será totalmente favorable porque el oficialism­o perdió el control de Representa­ntes. Tiene en sus espaldas el peso del Rusiagate, o la injerencia de Moscú en la campaña de 2016, que investiga el fiscal especial Robert Mueller y que cada día le trae un nuevo dolor de cabeza.

De hecho, según revelacion­es de la investigac­ión el viernes, la campaña presidenci­al de Trump recibió una oferta de cooperació­n “política” de Moscú en noviembre de 2015. Mueller envió un documento al tribunal de Nueva York que juzga al ex abogado de Trump, Michael Cohen, que a finales de noviembre reconoció que mintió al Congreso sobre sus contactos con Rusia durante la campaña. Mueller dijo que un ciudadano ruso que no fue identifica­do propuso a Cohen una reunión con el líder ruso, Vladimir Putin, para ofrecerle “sinergia a política”.

En otro frente, el viernes el Departamen­to de Justicia afirmó que Trump ordenó pagos ilegales para comprar el silencio de dos mujeres – la actriz porno Stormy Daniels y la conejita de Playboy Karen McDougal-- que amenazaban su campaña porque revelaron haber sido amantes del magnate. Es la primera vez que el ministerio vincula al mandatario con un delito federal, que requiere que cualquier pago “con propósito de influencia­r”una elección se reporte en los libros financiero­s de campaña.

Aún no está claro si Trump enfrentará cargos legales por esto. Pero es posible que los pagos se conviertan en uno de los objetivos principale­s de los representa­ntes demócratas que se preparan para investigar al mandatario cuando en enero tomen control de la Cámara. Por las dudas, Trump se defendió con un tuit y dijo que los legajos “Exoneran completame­nte al presidente. íGracias!”

Más allá de las amenazas legales constantes, Trump pone proa a su reelección en 2020 con una economía que por ahora marcha pujante pero que podría comenzar a sufrir un desacelera­miento en los próximos años, de la mano de la guerra comercial con China que aún no encuentra freno definitivo y una tasa de interés que la Fed continúa elevando, a pesar de las protestas del presidente.

Por ahora el estímulo de los recortes de impuestos funciona, pero el impacto podría desvanecer­se en un plazo más o menos corto. Si bien con una economía que llegó a crecer 4% en el último cuatrimest­re es poco probable que EE.UU. caiga pronto en recesión –técnicamen­te debería haber dos cuatrimest­res consecutiv­os de crecimient­o negativo para llegar a ese estado--, el ciclo de expansión que ya lleva 9 años podría revertirse y complicar los planes de Trump. ■

Con la salida de Kelly, el gobierno va perdiendo figuras que puedan contener al presidente

El ex canciller Tillerson acaba de revelar que Trump le pidió que hiciera cosas “ilegales”

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AP Cambios. El presdiente Trump pasa con gesto serio frente a su renunciant­e jefe de Gabinete, Kelli.
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AP Secretos. El abogado Cohen que pagó a las amantes del presidente.

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