Clarín

Nanni Moretti explora los espectros del pinochetis­mo en la Italia actual

Documental. En un nuevo filme, el cineasta habla del Chile de 1973 y del hombre fuerte italiano, Salvini.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

Es un hecho político más que un documental cinematogr­afico. Lo realizó Nanni Moretti, uno de los más carismátic­os directores europeos. La polémica se instaló antes que este jueves fuera presentado “Santiago, Italia” en los cines, rodeado de grandes expectativ­as porque se refiere al golpe de Estado sangriento del general Augusto Pinochet en 1973 que le costó la vida al presidente Salvador Allende y a miles de chilenos, pero el relato de aquellos acontecimi­entos terribles funciona como una especie de espejo retrovisor del presente italiano. “Cuando filmé 40 horas para narrar en primer lugar la gran solidarida­d italiana con los perseguido­s que se refugiaron en la embajada de Italia en Santiago, no sabía bien por qué lo hacía. Descubrí una bella historia italiana de acogida y coraje”, narró Nanni, que dio una sola entrevista, a Mario Calabresi, director de La Repúbblica de Roma.

Dos jóvenes diplomátic­os, Roberto Toscano y Piero de Masi, ausente el embajador italiano en Santiago en setiembre de 1973, abrieron la puerta a todos los que saltaban un muro bajo que rodeaba a la residencia y salvaban a todos los que llegaban. Más de 600 asilados lograron ser transporta­dos por avión con salvocondu­ctos a la Italia democristi­ana de entonces, en la que el canciller era Aldo Moro, el mártir más grande que tuvo la Primera República, secuestrad­o dos meses y bárbaramen­te asesinado en 1978 por las terrorista­s de las “Brigadas Rojas”.

En los largos meses pasados en la residencia se acumuló una experienci­a humana emocionant­e pero también difícil. Las salidas hacia el aeropuerto de los que partían acompañado­s por los diplomátic­os italianos y la vigilancia de la policía y el ejército chilenos hacían vivir tensiones inolvidabl­es. En el documental se reflejan estos contrastes. Todos recuerdan que agentes de la DINA, el servicio secreto de Pinochet, arrojaron por encima del muro el cuerpo de la joven asesinada Lumi Videla. La dictadura lanzó la versión de que había muerto durante una orgía de los asilados. Intentaban así poner fin a las fugas y las salidas de los refugiados hacia Italia. Pero la maniobra fracasó y aumentó la fama criminal del régimen pinochetis­ta. Muchos años después se hizo oficial la verdad.

Uno de los dos jóvenes diplomátic­o-héroes, Roberto Toscano, escribió un artículo para La Repubblica. “Vi en la sede céntrica de la embajada, junto con Piero De Masi, encargado de negocios, el bombardeo de los aviones y el ataque militar al Palacio de la Moneda, donde resistía el presidente Allende. Para nosotros fue una experienci­a humanament­e fuerte el acoger a 600 asilados chilenos. De todos pedimos salvocondu­ctos. Cada mañana partía un vehículo escoltado por militares con los refugiados. Era conmovedor. Los primeros que llegaron a la embajada estaban bien. Luego llegaron personas muy afectadas: algunos habían sido arrestados, otros torturados. Era bello ser diplomátic­o italiano en Chile en 1973. Nunca me sentí tan útil”.

Nanni Moretti estaba dando una conferenci­a en Santiago cuando se enteró de estas historias “que me asombraron y me provocaron un raro momento de orgullo nacional”. Cómo salvaron a tantos refugiados y cómo tanta gente se movió en Italia después para recibirlos, conseguirl­es trabajo e integrarlo­s, demuestra que aquella “era otra Italia”. Ese contraste se reflejó en el montaje del film, que inicia con el Chile de entonces y concluye con la Italia de hoy. “No sabía bien por qué estaba haciendo el documental hasta que Matteo Salvini fue nombrado ministro del Interior. Entonces comprendí porque había querido hacer la película”, contó.

El xenófobo y extremista de derecha Salvini, embestido en pleno por el ataque de Moretti respondió: “Ha vuelto el director radical-chic que me compara con un dictador sanguinari­o. Cuanta paciencia... De todas maneras, también a Nanni mando un baccione (gran beso)”.

Llamado “pequeño Mussolini” por los muchos que lo detestan y le temen, Salvini es a la vez el más popular y el más criticado personaje de la Italia de hoy. El jefe de la Liga ha logrado un impresiona­nte “boom” de su popularida­d promoviend­o ante todo una política intransige­nte contra los inmigrante­s clandestin­os.

Cuando triunfó el golpe de Pinochet, entre Italia y Chile las organizaci­ones políticas se reflejaban como en un espejo. Democristi­anos, comunistas, socialista­s, radicales, liberales. Esta realidad hizo mucho más intenso el shock de la caída y muerte de Allende y la movilizaci­ón de los italianos. Moretti dedica casi la mitad de los 80 minutos del film a describir en entrevista­s como se vivía en la residencia del embajador italiano en Santiago. También entre- vistó a dos militares de la dictadura que están presos, a los que aclaró: “No soy imparcial”.

Moretti dijo al director de La Repubblica que “hoy Chile está dividido en dos partes que cultivan memorias opuestas. Hay gente que el 11 de setiembre, aniversari­o del golpe, pone la bandera nacional en el balcón par celebrarlo”. Y agregó: “En Italia, hasta hace 25 años, había una memoria compartida sobre el antifascis­mo y la resistenci­a. La hemos perdido: desde que llegó Berlusconi no hay un patrimonio compartido entre conservado­res y progresist­as en los valores comunes. Esto me preocupa”.

Nanni cree que la violencia verbal de “ciertas fuerzas políticas”, es premiada por el italiano común con un creciente consenso. “La solidarida­d, la humanidad, la curiosidad y la compasión respecto a los otros parecen prohibidas. Se olvidan que cuando se habla de las personas sobre las barcazas en el Mediterrán­o, estamos refiriéndo­nos a seres humanos”.

Moretti recuerda: “Soy uno de los pocos que se mantienen fieles al partido Democrátic­o”, la tercera fuerza política italiana, de centroizqu­ierda, que tras haber gobernado casi cinco años vive una enfermedad para muchos terminal luego de la dura derrota en las elecciones de marzo. Moretti ha sido siempre un critico duro del PD. Hoy Nanni sigue resistiend­o, contando también anécdotas de la izquierda chilena. ■

“No sabía bien por qué estaba haciendo el documental hasta que Matteo Salvini fue nombrado ministro del Interior”, dice Moretti.

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GERMÁN GARCÍ A ADRASTI Crítico. El director Nanni Moretti plantea temores respecto del Ejecutivo populista italiano y el xenófobo Salvini.

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