Un empate justo y dos equipos que necesitan las vacaciones
En cuatro partidos, Almirón todavía no ganó. Los goles fueron de Botta y Pavone, ambos de penal.
Esos tímidos silbidos que bajaron desde las tribunas para despedir a San Lorenzo resumieron una parte del pésimo semestre que tuvo el elenco de Boedo. La otra parte, la que no se vio, le corresponde a los dirigentes, que optaron por ganar el campeonato económico y se olvidaron del deportivo. San Lorenzo no podía con el Pampa Biaggio y tampoco pudo en los primeros cuatro juegos de ese interesante entrenador que es Jorge Almirón. Ayer igualó 1 a 1 con Estudiantes y volvió a evidenciar que carece de jugadores de jerarquía para pelear en los puestos de vanguardia.
Jugó un buen primer tiempo San Lorenzo porque Fernando Belluschi estuvo enchufado. El mediocampista pertenece a un selecto grupo de futbolistas que toda la vida jugarán bien, más allá del número que les devuelva el documento de identidad. Belluschi sabe jugar al fútbol y es un placer verlo en la cancha. Cuando él manejó los hilos, la idea de San Lorenzo se impuso. O mejor: la idea de Almirón, esa que estimula las triangulaciones, la salida prolija desde el fondo, el volumen de juego por las bandas y la verticalidad en los volantes interiores. Pero le faltó profundizar al local en esos primeros 45 minutos que le fueron favorables. Apenas inquietó con un par de remates lejanos de Belluschi y con un cabezazo débil de Nicolás Reniero.
Lo que había merecido en la etapa inicial llegó al minuto del complemento. Tras una mano de Fabián Noguera dentro del área, Botta capitalizó el penal. La sensación de que arrancaba otro juego se produjo, aunque en el sentido que nadie creyó. Y es que se presumía que San Lorenzo se soltaría luego de haber conseguido la ventaja. Pero Fernando Zuqui se lesionó y Leandro Benítez mandó a la cancha a Mariano Pavone: fue el cambio que modificó el trámite del juego.
Ocurrieron dos cosas, de movida: Estudiantes puso un delantero cen- tro en la cancha (la Gata Fernández jugó de falso 9) y Matías Pellegrini se retrasó unos metros para partir desde la posición de mediocampista y fue clave. San Lorenzo se cansó demasiado pronto y todo fue de la visita; ni siquiera tuvo piernas para contragolpear el local. Es cierto que nada de esto se escribiría si Mariano Andújar no le hubiera atajado el penal a Pablo Mouche, que había ingresado por Adolfo Gaich. La tapada del arquero de Estudiantes le imprimió aún más energías a su equipo.
Hizo méritos Estudiantes para igualar. Pavone falló una oportunidad clara luego de un centro exacto de Fernández, que ya estaba parado de enganche. La falta de confianza de Lucas Albertengo explica cómo erró un cabezazo a escasos metros del arco de Navarro. El propio arquero le tapó un mano a mano al Tanque Pavone. Fernández entregó mal un pase fácil que hubiera dejado a Pavone cara a cara con Navarro. Sí, el empate se veía venir y por eso Almirón mandó a la cancha a Ariel Rojas, para ordenar el medio. Pero el ex River le cometió un claro penal a Pavone y el atacante lo transformó en gol.
No le salieron bien los cambios a Almirón: Mouche -se fue silbado- pateó muy mal el penal y Rojas cometió una falta infantil. Al Chino Benítez, sí, aunque aún no se entiende cómo Mariano Pavone es suplente en un equipo humilde y repleto de juveniles con poco peso ofensivo.
Culminó un mal año para San Lorenzo, especialmente el segundo semestre. Tendrá mucho trabajo Almirón porque además de bajarle la idea a los jugadores en la pretemporada deberá pensar muy bien las contrataciones y alistar a los preparadores físicos. Porque ayer quedó claro que a los juveniles les falta un poquito más. “Notamos que físicamente el equipo se cae con el pasar de los minutos. Eso fue debido al gran esfuerzo y al gran desgaste que se viene haciendo. A veces se corre de más y es lógico que los chicos se cansen. Terminamos dando una mala imagen con el equipo largo, cortado, con los tres centrales acalambrados y errando pases muy fáciles”, explicó Almirón. ■