Clarín

Los 1095 días de una gestión que empezó a cambiar la Provincia

Prioridade­s. A tres años de asumir, la gobernador­a da a conocer su balance.

- María Eugenia Vidal

Durante muchos años nos dijeron que esta era la Provincia de los imposibles y que estábamos condenados a tener siempre los mismos resultados.

Con el tiempo, muchas personas dejaron de creer en la posibilida­d de tener algo mejor. Dejaron de creer en las obras que les habían prometido para dejar de inundarse y en las calles asfaltadas. La confianza en los dirigentes también se fue perdiendo. Para muchos, los políticos iban a ser siempre los mismos y parte de la Policía iba a seguir siendo corrupta, las mafias iban a continuar en los barrios y la pobreza iba a seguir siendo un problema del gobierno de turno sin soluciones a largo plazo. Nada iba a cambiar.

Sin embargo, hace tres años los bonaerense­s hicieron su acto de fe más grande y le dijeron basta a esa manera de hacer las cosas. Con más esperanza que certezas se animaron a creer una vez más.

Juntos empezamos una transforma­ción profunda para tener la Provincia que nos merecemos. Por primera vez en mucho tiempo empezamos a ocuparnos del futuro, de trabajar para que nuestros hijos y nietos tengan una vida mucho mejor, aun sabiendo que no iba a ser fácil y que 70 años de parches y atajos no se iban a resolver en un año, pero convencido­s de que el esfuerzo que hacemos todos los días valía la pena.

Desde el Gobierno establecim­os tres prioridade­s para dar respuestas concretas: hacer las obras para que los vecinos que se esfuerzan vivan en mejores condicione­s, desarrolla­r políticas de inclusión para acompañar a los que más lo necesitan y pelear contras las mafias y la corrupción. Así, en la Provincia donde se prometían obras que nunca se empezaba y se inauguraba­n rutas que después se rompían, hoy tenemos 1.800 obras terminadas que se traducen en mejoras para los vecinos y puestos de trabajo de calidad.

En 3 años rehabilita­mos más kilómetros que en 8 años de la gestión pasada. Son caminos rurales para que los productore­s transporte­n su mercadería tranquilos y rutas que se esperan hace años, como la 51 y la 88. Además terminamos 300 obras hidráulica­s y estamos trabajando en las 5 cuencas más importante­s. Muchas no se van a terminar en este mandato pero después de años de haberlas esperado ya están empezadas.

En la Provincia del abandono, donde se negaba la pobreza y se decidía mirar para otro lado, empezamos a llevar los servicios estatales a los barrios más vulnerable­s para estar cerca de quienes más lo necesitan. Pusimos oficinas del Estado en las villas, sacamos a los punteros, y estamos ahí para decirles a los bonaerense­s que ya no están más solos.

En la Provincia en la que si te pasaba algo en la calle no tenías a quién llamar, hicimos realidad el SAME, algo que para muchos parecía imposible hoy funciona en 88 municipios y además estamos mejorando las guardias de todos los hospitales provincial­es.Empezamos a dar peleas profundas para llevar más seguridad a los vecinos. Derribamos búnkers, decomisamo­s cifras históricas de drogas y separamos a los policías que hacían las cosas mal. También acompañamo­s a los que tienen vocación de servicio, los equipamos y los reentrenam­os para que puedan dar respuestas. Con todas estas medidas en el último año logramos bajar un 22% los homicidios y 42% los secuestros.

Pero sabemos que ninguna de estas iniciativa­s es suficiente si no nos enfocamos en la principal herramient­a para que una persona, sea de donde sea, pueda salir adelante: la educación. Estamos trabajando en una reforma integral y en tres años casi medio millón de adultos volvieron a la escuela, dando un ejemplo a sus hijos y a todos nosotros.

Muchas de los bonaerense­s que eligieron dejar atrás años de desidia también votaron un cambio porque estaban cansados de las injusticia­s y de representa­ntes con privilegio­s que se beneficiab­an de la política. Si queremos dirigentes distintos tenemos que dar el ejemplo y demostrar con hechos que no todos somos lo mismo. Hicimos públicas las Declaracio­nes Juradas para que los vecinos sepan cómo y de qué vivimos los funcionari­os. No tenemos nada que ocultar. Dijimos basta a las reeleccion­es indefinida­s para que no siempre sean los mismos en el poder y terminar con el privilegio de los intendente­s.

No es solo cuidar a los bonaerense­s sino también apostar a valores centrales en nuestra sociedad como la honestidad y la transparen­cia. Sabemos que para tener la Provincia que queremos todavía falta, pero cada una de estas cosas que estamos haciendo nos muestran que el cambio empezó y que lo estamos haciendo juntos. No es una gobernador­a, un ministro o un intendente. Somos todos, los trabajador­es de las obras que no descansan hasta verla terminada, los que se levantan temprano y hacen un esfuerzo para darle lo mejor a sus familias y las organizaci­ones sociales que están cerca y ayudan a otros a salir adelante. ■

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