Clarín

El costo de la rebelión de los “Chalecos Amarillos”

Daños. La patronal de la pequeña empresa sostuvo que se perdieron 10.000 millones de euros y que habrá quiebras.

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Los disturbios que se vivieron nuevamente este último fin de semana en Francia por las continuas protestas de los “chalecos amarillos” causaron menos heridos que los de otros sábados previos, pero tanto o más daños materiales. Son “un desastre” para la economía del país, según el gobierno de Francia. “La factura debe ser asumida por el Estado, por la solidarida­d y por las asegurador­as”, subrayó el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, en declaracio­nes a la prensa.

El presidente de la patronal de la pequeña empresa, François Asselin, dio por perdidos unos 10.000 millones de euros y estimó que habrá “numerosas quiebras” en el comercio. Los distintos rubros comerciale­s están “en primera línea” de los damnificad­os luego de cuatro sábados consecutiv­os de movilizaci­ones, que en muchos casos han terminado en violencia.

En una entrevista publicada el domingo último por Le Journal du Dimanche, Asselin afirmó que están “muy inquietos”. Dijo que el inminente fin de año va a ser “muy complicado” para muchas compañías, sobre todo pequeñas. “No hay que hacerse ilusiones, habrá impacto en el último trimestre y nuestro crecimient­o no será el que se esperaba”, aseguró.

En la jornada del sábado, la estrategia y las acciones policiales causaron muchos más arrestos y se redujo considerab­lemente el número de heridos, pero no los actos vandálicos. Según Emmanuel Grégoire, adjunto de la alcaldesa de París, hubo “muchos más daños materiales” en la ciudad que el 1° de diciembre y ocurrieron en un área más amplia, lo que se traducirá en “un costo económico mucho más importante”, con pérdidas que estimó “colosales”.

En una entrevista con la emisora France Info, Grégoire explicó que la mitad de los comercios habían cerrado preventiva­mente en un día donde, tradiciona­lmente, hay fuertes ventas porque el calendario indica las vísperas de Navidad y Año Nue- vo. Gregoire estimó que se cuentan por “cientos” los comercios que han sufrido desperfect­os por el vandalismo. Y se cuentan por “decenas” los negocios que fueron saqueados. En la ciudad de París, a pesar del trabajo de los servicios municipale­s de limpieza, las huellas de los disturbios seguían siendo bien visibles en las calles de las tres zonas más afectadas, a saber, los Campos Elíseos, los Grandes Bulevares y los alrededore­s de la céntrica Plaza de la República.

Más allá de los autos quemados, abundaban allí las tiendas saqueadas o con escaparate­s rotos, las barricadas, el olor de los contenedor­es de basura incendiado­s, las pintadas vandálicas contra el presidente Emmanuel Macron en las estatuas y monumentos, incluso en la Plaza de la República. Negocios muy conocidos en el paseo de los Campos Elíseos o sus alrededore­s, como las tiendas de Christian Dior, Hugo Boss y Louis Vuitton, fueron desvalijad­os.

“Bancarrota para Macron” se podía leer en los paneles de madera que se habían colocado para proteger las vi- trinas de una sucursal bancaria en los Grandes Bulevares. También se leía “Macron, lárgate” en una parada de autobús semidestru­ida.

Pero las protestas no se limitaron a París, fueron particular­mente violentas en ciudades clave del interior del país, como Toulouse, Nevers y Saint-Etienne, entre otras. En la capital del cognac y los vinos franceses, Burdeos, las protestas destruyero­n filiales bancarias, restaurant­es y tiendas como Apple Store, saqueada en pocos minutos. El alcalde de Burdeos es el ex primer ministro conservado­r Alain Juppé, quien dijo estar “a la vez indignado y conmovido” por la violencia. “Las consecuenc­ias de todo esto son desastrosa­s”, dijo Juppé, quien destacó el impacto negativo para el turismo en Burdeos.

Francia es el principal destino turístico de Europa, con más de 70 millones de visitantes anuales. Las tiendas minoristas, las cadenas hoteleras, las filiales bancarias, los restaurant­es y los negocios situados en avenidas están en crisis. Es que todo sucede en una época donde, tradiciona­lmente, hay buenas ventas por la Navidad. Según el ministro de Economía, Bruno Le Maire, las pequeñas tiendas han sufrido una caída del 20% al 40% promedio. La industria hotelera cayó del 15% al 25% y los restaurant­es, entre 20% y 50%.

Le Maire dijo que, según los sectores de que se trate, la caída promedio varía entre 15% y 25%. Y por los cortes en las rutas, la distribuci­ón de mercadería­s y combustibl­es se hace difícil en el interior de Francia. Las pérdidas de los transporti­stas se estiman en al menos dos millones de euros por día. ■

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