Clarín

La derrota golpea a Angelici, sacude la vida política del club y hasta salpica a Macri

El rol del presidente del club en la crisis con la Conmebol quedó cuestionad­o. Y ya se discute la sucesión.

- Daniel Lagares dlagares@clarin.com

La derrota en el Bernabéu es un golpe durísimo para Daniel Angelici, cabeza de un club que no suele tolerar fracasos de esta naturaleza. El presidente no formó el equipo de la final, no hizo los cambios, no estuvo bajo los palos ni fue delantero, pero su jefatura lo deja expuesto. Gajes del oficio.

Varias veces confirmado su retiro de la vida política de Boca, la aspiración era disfrutar el año de gracia hasta las elecciones de diciembre de 2019 y ungir a su sucesor. No lo tendrá fácil porque le contarán las costillas. Asumió en 2011 sucediendo a Mauricio Macri, fue reelecto con el 44% de los votos en la presencia más amplia de socios ante las urnas. Bajo su mandato Boca ganó tres títulos locales, dos Copas Argentina y llegó a dos finales de Libertador­es. No es poco, pero es nada cuando por estas horas le recuerdan otros números: cuando llegó, Boca era campeón invicto y River estaba en la B Nacional.

Más por voluntad propia que por decisión de los dirigentes, Guillermo finalizará su vínculo a fin de mes. Palermo, inactivo, es uno de los que esperan el llamado. Y habrá otros entrenador­es con la esperanza de que suene el celular. ¿Puede Angelici decidir quién será el próximo técnico sin consultar? Aún si así fuera, no podría ofrecerles más de un año de contrato, si es que no quiere compromete­r a la próxima administra­ción.

En esa misma cuerda hay que ubicar la situación del plantel. En las buenas gestiones, las altas y bajas se consensúan. El presente de Boca es un tembladera­l. ¿Cómo resolverlo? Si aparecen ofertas, que las habrá, no podrán negarse a vender futbolista­s que, además, son los que terminan imponiendo su voluntad.

El asunto es a quién traer. Para qué. Y cómo. Y en medio de un torneo local que todavía no llegó a la mitad y en el que Racing aún no es inalcanzab­le, ¿bajo qué condicione­s Boca cree que puede pelear el título? Si una derrota de la naturaleza que acaba de sufrir en Madrid condena, el papel de Angelici en todo el proceso anterior esmeriló gravemente su imagen. En el Monumental, tras los cascotazos, salió a decir que el partido debía jugarse. Y tuvo que recular cuando los futbolista­s se le plantaron. Atento a la bronca de hinchas y socios, fue a la Conmebol a reclamar los puntos, sabiendo que era casi imposible ganar la Copa en el escritorio por más argumento de gas pimienta que llevara a Asunción. Y debió aceptar la mudanza a Madrid. Y hasta fue al TAS.

La derrota de Angelici en ese plano es por goleada. La debacle del presidente podría tener alguna incidencia en las elecciones nacionales del año próximo, casi coincident­es con las del club. Guste o no, el macrismo

administró Boca en los últimos años. Angelici, Darío Richarte, Cristian Gribaudo, Gustavo Arribas, son referencia­s ineludible­s de las dos gestiones. Angelici termina mal. ¿Hasta dónde llega la responsabi­lidad de Macri por este fin de ciclo en Boca? Importa poco. Lo que importa es hasta dónde le pasarán la factura.

Angelici impulsa a Gribaudo como su sucesor. Aunque nadie lo diga oficialmen­te, Macri preferiría a Andrés Ibarra. Pero, ¿sacrificar­ía un hombre de su gobierno para “reducirlo” a presidente de Boca? Como fuere, la voz de Angelici ya no ronca tan fuerte. ■

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