Sobrevive al efecto Brexit
THERESA MAY
La primera ministra resistió los embates para destituirla y la Bolsa de Londres subió por su éxito.
La primera ministra británica Theresa May sobrevivió ayer al voto de censura lanzado por diputados de su formación disconformes con el Brexit, pero su principal problema sigue intacto: salvar su controvertido acuerdo ante la desconfianza de un tercio de su partido.
May obtuvo 200 votos a favor y 117 en contra en una votación secreta a la que estaban llamados todos los diputados del grupo “tory” en la Cámara de los Comunes. De inmediato, la Bolsa reflejó el apoyo empresarial a May: la libra ganó 1,14% respecto al dólar y 0,7% contra el euro.
“El resultado de la votación de esta noche es que el grupo parlamentario tiene confianza en Theresa May”, anunció Graham Brady, presidente del Comité 1922, que reúne a los diputados conservadores.
Tras su victoria, la primera ministra no podrá ser sometida de nuevo a una moción de confianza por su propio partido en 12 meses, aunque sí podría afrontar una moción de censura contra su gobierno por parte de la oposición laborista.
La jornada de ayer fue decisiva para May. En un nuevo ataque de fiebre en el drama del Brexit, los diputados rebeldes del Partido Conservador anunciaron por la mañana que habían logrado reunir las 48 cartas necesarias para desafiar el liderazgo de la jefa de gobierno. Doce horas más tarde, perdían el voto por una considerable desventaja. May sigue así en el cargo, aunque ha quedado claro que perdió la confianza de más de un tercio de sus diputados.
Luego de la votación, May reiteró que está “decidida a terminar la tarea” de sacar a Gran Bretaña de la Unión Europea el próximo 29 de marzo gracias al que defiende como “el mejor acuerdo posible”.
En un breve discurso ante su residencia oficial de Downing Street, reconoció que un número “significativo” de diputados conservadores han votado contra ella y aseguró que ha “escuchado lo que han expresado”.
La premier declaró que mantiene sus planes de viajar hoy a Bruselas para reunirse con los líderes de los 27 Estados miembros restantes de la UE. Allí, buscará “garantías legales y políticas” sobre el mecanismo de seguridad para evitar una frontera en Irlanda del Norte, el principal escollo para aprobar en el Parlamento el acuerdo sobre el “brexit” al que el gobierno británico ha llegado con la UE.
Tras superar el voto de confianza, May aseguró que enfrenta una “misión renovada” para “entregar el Brexit por el que votó la gente” y “construir un país que funcione para todos”. “Los políticos deben unirse y actuar en el interés nacional”, dijo la líder conservadora, que se vio obligada a aplazar la votación sobre el tratado de salida de la UE en el Parlamento, prevista para el martes pasado, al no contar con la mayoría para ganarla.
El diputado Jacob Rees-Mogg, uno de los líderes de la facción euroescéptica de los “tories”, consideró tras la votación de ayer que el resultado es “terrible” para May, que necesita convencer a ese grupo de parlamentarios para que respalden el acuerdo en una votación que espera convocar antes del 21 de enero.
Antes de la votación de ayer, que se realizó a puertas cerradas y duró dos horas, May se esforzó para ganarse el apoyo de los legisladores reticentes a mantenerla en las riendas del partido mucho tiempo más. Para ello, aseguró que no se presentará a las próximas legislativas, previstas para 2022.
Concentrada en reunir el mayor respaldo posible, la jefa del gobierno había anulado casi todas sus actividades del día, la reunión del consejo de ministros y el viaje que debía realizar a Irlanda para encontrarse con el jefe de gobierno Leo Varadkar.
Aunque sí participó en la sesión semanal de preguntas en el Parlamento, sonriente y segura pese a los duros ataques que recibió de los diputados de la oposición.
Tras ganar esta moción de censura, por las reglas del Parlamento británico May está inmunizada durante un año contra otro reto interno a su liderazgo, pero esto no ayuda a su problema principal, lograr que la Cámara de los Comunes apoye un acuerdo de Brexit que desagrada a euroescépticos y a proeuropeos.
El texto que selló con la UE, un mamotreto de 585 páginas fruto de 17 meses de difíciles negociaciones, provoca rechazo principalmente por el mecanismo ideado para evitar la reinstauración de una frontera en la isla de Irlanda que amenace el Acuerdo de Paz de 1998, con que se puso fin a 30 años de sangriento conflicto.
Los defensores del Brexit temen que ese mecanismo mantenga al Reino Unido permanentemente atrapado en la legislación europea y el partido norirlandés DUP -en cuyo apoyo se basa May para gobernar- se niega a que Irlanda del Norte tenga un trato diferente al resto de Gran Bretaña. ■
La primera ministra viajará hoy a Bruselas a seguir negociando con los líderes de la UE.