MURIÓ JORGE LÓPEZ RUIZ Z
Leyenda del jazz, murió a los 83 años. Compuso “Bronca Buenos Aires”, que tardó 45 años en ser estrenada.
Ya es una leyenda del jazz y compuso “Bronca Buenos os Aires”, que tardó 45 años en n ser estrenada.
A los 83 años, en Buenos Aires, falleció el contrabajista y compositor Jorge López Ruiz, un músico talentoso y compositor comprometido que fue ejemplo para varias generaciones. La noticia se conoció a través de su hermano, el guitarrista Oscar López Ruiz, que escribió en Facebook: “Queridos míos: con un dolor que me está partiendo el alma en mil pedazos, les informo que acaba de fallecer mi hermano Jorge López Ruiz. Mi único hermano; mi hermano mayor; un gran hermano a quien le debo mu- cho; un gran hombre; un gran músico; un artista cabal y sobre todo, una gran persona. Que en paz descanse”.
Fue un caballero del contrabajo, para quien siempre la música estuvo en primer lugar. Un artista inteligente, de hermosa conversación y cultor de la amistad. Nació en La Plata, el 1° de abril de 1935. En su adolescencia abrazó la trompeta como primer instrumento, para luego volcarse de lleno al contrabajo, instrumento en el que logró una fluida expresividad de fuerte énfasis rítmico, sin por ello desechar el enfoque lírico en sus solos.
Admirador del gran Ray Brown, López Ruiz se destacó también como compositor; dos de sus obras, quizá las más importantes de su carrera fueron El grito (1967), en tiempos de la dictadura del general Onganía, y
Bronca Buenos Aires (1970), a raíz del famoso Cordobazo, en junio de 1969. Ambas obras fueron prohibidas, como también De prepo ( 1972), a raíz de los fusilamientos de Trelew, el 22 de agosto de 1972. Se definía como un librepensador que se orientaba hacia una social democracia, y sus composiciones reflejaron su compromiso con la realidad argentina. Entre las anécdotas que tenía le gustaba especialmente una, durante la visita al país de la orquesta de Dizzy Gillespie, en 1956. “Estábamos tocando en el boliche Rendez-Vous, de Osvaldo Fresedo, donde yo todavía tocaba la trompeta. Me di cuenta de que me estaba acompañando nada menos que Gillespie al piano, y me dio algo así como vergüenza. Tocaba cada vez más bajo, sonaba chiquito, inseguro, hasta que me agarró del brazo y me dijo: ‘¡Eh, equivocate fuerte!’ ”.
Mucha de su formación la adquirió en los mismos escenarios, en las interminables jam sessions o en esos encuentros en la casa del pianista Eduardo Lagos, donde junto a Astor Piazzolla, Hugo Díaz, Domingo Cura, Oscar Cardozo Ocampo y otros, llamados “folkloreishion”, desarrollaba una original mirada sobre la música popular. Formó parte, en 1968, del trío del Mono Villegas, con Osvaldo López, en batería, quizás el mejor trío que tuvo el pianista.
Tanguero de alma, sus estudios de armonía y composición con Alberto Ginastera le dieron a su creatividad técnica y lenguaje, calidades que lo llevaron a fines de los ‘60 a trabajar en el sello CBS para “vestir” la música de Sandro, Piero y otros. Trabajó en música de películas, bandas musicales y editó catorce discos, entre los que se destaca Encuentro en Nueva
York, en 1978, donde reunió a un destacado grupo de músicos extranjeros como Lew Soloff, Eddie Gómez, Ray Barreto y Anthony Jackson con los músicos argentinos Jorge Dalto y Pocho Lapouble. López Ruiz fue uno de los músicos que debieron exiliarse y que regresó hacia fines de los ‘80 para convertirse en un referente para los jóvenes estudiantes de jazz.
En 2015, como un regalo de la vida para sus ochenta años, se estrenó finalmente su querida Bronca Buenos
Aires, 46 años después de compuesta, y con una orquesta dirigida por su hijo Pablo López Ruiz y con el recitado de quien escribió las letras, José Tcherkaski. “Soy el primer sorprendido de que por fin se pueda tocar en vivo esta obra y lo vivo como un presente para mis ochenta años”, admitía en un diálogo con Clarín. Ese mismo año, el contrabajista recibió el Premio Konex como reconocimiento por su sesenta años de carrera y sus aportes al jazz.
Sus restos son velados hoy a partir de las 12 en Zucotti, Thames 1164.
En 2015, como un regalo de la vida, se estrenó “Bronca Buenos Aires”, después de 45 años.