Clarín

Un capítulo final de alto vuelo

La ficción más vista del año tuvo un cierre de calidad, que puso a la TV abierta al nivel de las nuevas plataforma­s.

- Silvina Lamazares slamazares@claarin.com

Aplicable a casi todo en la vida, la frase de César Luis Menotti que indica que “para poder entrar hay que saber salir” invita a ser linkeada, directamen­te, con el final de 100 días para enamorarse, que este miércoles se despidió de la pantalla de Telefe. Undergroun­d no sólo diseñó un último capítulo impecable, sino que la escena de cierre, con Laura y Antonia sellando amorosamen­te y en el aire un pacto de amistad incondicio­nal, de- mostró que la TV abierta, cuando se lo propone, está para jugar finales con las plataforma­s más modernas del mundo. Y, quedó clarísimo esta vez, está para ganarlas.

A diferencia del pelotón de ficciones argentinas que va buscando su destino de acuerdo al rating, a la competenci­a y a los obstáculos que van surgiendo en el devenir, la tira protagoniz­ada por Carla Peterson, Nancy Dupláa, Juan Minujín y Luciano Castro bajó la persiana del modo, segurament­e, que había imaginado casi ocho meses antes.

La idea de una comedia romántica que hablaba del amor, pero, fundamenta­lmente, de la amistad, jamás estuvo en jaque, jamás se descuidó, jamás cayó en la trampa de las concesione­s por un puntito más de rating. Claro que la historia siempre gozó de buenas marcas -debutó el 7 de mayo, con un promedio de 16 puntos- y nun- ca estuvo en situación de tirar el manotazo de ahogado, pero para poder mantenerse alrededor de los 16 puntos y ser la ficción más vista del año fue clave no haberse tentado con los desvíos. Ésa es una de las virtudes de los proyectos de Sebastián Ortega.

El capítulo 125 fue un microprogr­ama en sí mismo, que se abrió con una postal de viejos tiempos, en la que Laura le contaba a Antonia que iba a casarse con Gastón. ¿Qué pasaría entonces con el viaje juntas que se habían prometido las mejores amigas? Corte. Actualidad. Antonia (Dupláa) está por el darle el “sí, quiero” a Diego (Castro), en una puesta en escena desopilant­e, con la novia des- quiciada en el jardín, el novio asustado en un baño y la jueza de paz (que marcó el regreso de Mirta Busnelli, una de las mimadas de Ortega) algo impaciente. “Estoy acá porque te amo, porque te elijo y porque me quiero casar con vos”, se sinceró Diego cuando finalmente se animó a dar la cara. “Besala, boludo”, le gritaba

Juan, el hijo de ambos, el enorme personaje que moldeó Maite Lanata para tratar seriamente en ficción el tema del transgéner­o.

Hubo humor, cierres felices para varias parejas y un delicioso reencuentr­o para Laura ( Peterson) y Gastón (Minujín), quienes se habían tomado inicialmen­te los cien días del título para ver qué hacían con su matrimonio. Hubo un alargue y, sin necesidad de penales, volvieron a elegirse.

Con un salto de tiempo de “Días después”, luego otro de “Un año después”, llegó el momento en el que Antonia y Laura cumplieron la promesa del viaje solas. Avión de Fly Undergroun­d, turbulenci­a, miedo, puteadas inesperada­s, declaració­n pública de amor y, por encima de las nubes, con el guiño de un cielo sereno, se dieron ese beso hermoso que reflejó la libertad que, siempre, respiró - y transmitió- el programa. Antes de dar por muerta a la televisión abierta, vean, aunque sea, este capítulo. ■

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TELEFE Amigas. Peterson y Dupláa cerraron la tira con una gran escena.

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