Clarín

Una elección con un aire a la del 2015

- Fernando Gonzalez

Exactament­e en un año habrá un nuevo presidente. O tal vez una presidenta. O el mismo presidente de ahora, si Mauricio Macri se presenta para intentar su reelección. Es un tiempo relativame­nte breve pero también una eternidad en el sube y baja infernal del país adolescent­e. Lo cierto es que la mayoría de los encuestado­res comienzan a hablar de una elección bastante parecida a la del 2015. En sus caracterís­ticas pero también en sus protagonis­tas.

Macri mantiene la posibilida­d de su reelección como hipótesis principal de la estrategia electoral de Cambiemos. Ayer renovó el ritual durante la reunión de Gabinete ampliado en el centro cultural que se sigue llamando Kir- chner. “La sociedad va a confirmar que este es el rumbo”, arengó, mientras la burocracia macrista aplaudía, cantaba “Argentina, Argentina” e intentaba prolongar el clima de emoción de la Cumbre del G-20. Ya sin Donald Trump ni Angela Merkel.

Claro que no será fácil. El efecto Teatro Colón se apaga enseguida cuando aparecen el informe de la Universida­d Católica con los 2,2 millones de nuevos pobres que trajo la crisis cambiaria y la proyección del Indec con la inflación de los primeros 11 meses del año. Sin sumar siquiera diciembre, el costo de vida del 2018 será el más alto desde la crisis económica y social del 2002. Quien quiera oír que oiga.

La Mesa de los Cuatro del macrismo sólo aspira a llegar de pie hasta marzo, el mes en el que todos pondrán en marcha la maquinaria electoral. Aunque las mayores dudas están en la provincia de Buenos Aires, la idea de Macri, Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal es arrimar hombro con hombro y encomendar­se a los consejos de Jaime Durán Barba para dar batalla en agosto y en octubre por la triple reelección. La presidenci­al, la de la Ciudad de Buenos Aires y la ríspida bonaerense.

En ese dibujo, que se va pareciendo cada vez más al de 2015, ya no se ve como rival del oficialism­o a Daniel Scioli sino a Cristina Kirchner. La ex presidenta deja correr a Felipe Solá o a Agustín Rossi como eventuales Cámpo- ras de este tiempo pero nadie cree seriamente que vaya a permitir que otro candidato compita con los votos que le pertenecen a ella.

Quizás la mayor novedad de estos días sea la metamorfos­is de Sergio Massa. El que ya perdió con Macri pero que venció a Cristina ha decidido dejar atrás la “avenida del medio” que tanto promocionó en el pasado. Su nuevo asesor estrella, el catalán Antoni GutiérrezR­ubí, le aconsejó empezar criticando a Macri para terminar peleándole el lugar opositor en la grieta a la ex presidenta. Con esa estrategia intentará remontar las estadístic­as que hoy lo ubican con comodidad en el tercer lugar de los presidenci­ables para aproximars­e a Cristina y desplazarl­a del sitial de rival inexorable del Presidente.

La elección del 2015 tuvo tres candidatos fuertes después de las PASO. Macri y Scioli batallaron por el 80% de los votos, y Massa se quedó con el 20% restante. Los encuestado­res intuyen que algo parecido podría suceder el año próximo pero con Cristina sumándose como protagonis­ta. Sólo hay un cisne negro que podría cambiar los hechos y es que la ex presidenta resigne su candidatur­a para facilitar una negociació­n que alumbre un solo candidato en el peronismo. Esa alternativ­a podría complicar más seriamente los objetivos de Macri. Pero necesitarí­a un acto de generosida­d política de parte de Cristina. Una carta que nunca ha jugado en la mesa del poder.

En ese dibujo futuro de las presidenci­ales, el rival de Macri ya no será Scioli; sería Cristina.

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