Clarín

Las parejas del mismo sexo se apuran a casarse antes del nuevo gobierno

Estrategia. Temen que Jair Bolsonaro presione para cambiar la legislació­n actual. La Corte la reconoció en un fallo de 2011.

- Anna Jean Kaiser SAN PABLO

La noche de las elecciones en Brasil, Bianca Gama lloró cuando se tornó evidente que el próximo presidente de Brasil sería Jair Bolsonaro, un político cuya carrera ha sido marcada por la homofobia.

Cuando los resultados oficiales fueron anunciados, la novia de Gama, Priscilla Cicconi, se volvió hacia ella y le dijo: “Tenías razón. Es mejor que nos casemos… antes de que él asuma su mandato. Hagámoslo”.

Gama y Cicconi no fueron los únicos en tomar esa decisión: ante un presidente electo que se muestra con un discurso contrario a los homosexual­es y con estrechas alianzas con las iglesias evangélica y católica, personas LGTB (lesbianas, gays, bisexuales y transexual­es, según una sigla inglesa) en Brasil se apresuran a hacer uso de los derechos conseguido­s tras una larga lucha, tales como la igualdad matrimonia­l y la posibilida­d de cambiar de nombre y género.

Una asociación de notarios dijo que hasta ahora se registra para este año un 25% de incremento en matrimonio­s del mismo sexo en Brasil y un 42% en San Pablo, la ciudad más grande del país, si se comparan los números con los del año pasado. La prisa por casarse antes de que Bolsonaro asuma el 1° de enero próximo se ha vuelto un acto de resistenci­a contra el presidente electo, que se ha descrito a sí mismo como un “homofóbico orgulloso”.

El vicepresid­ente de Bolsonaro, el general Hamilton Mourão, ha dicho que, aunque cree que el matrimonio sólo es posible entre hombre y mujer, el gobierno entrante no pretende cambiar el status quo de los matrimonio­s del mismo sexo.

De todos modos, María Berenice Dias, la directora de diversidad sexual en el Colegio de Abogados de Brasil, ha recomendad­o que las parejas que quieren formalizar su unión lo hagan antes de que termine el año “como precaución”.

El domingo, después de siete años de estar juntos, Cicconi, de 28 años, y Gama, de 25, hicieron caso a esa recomendac­ión. En un austero centro comunitari­o cerca de su casa en la periferia pobre de San Pablo, Cicconi y Gama caminaron por un pasillo rodeadas de unos 40 amigos y familiares llorosos.

Entre los invitados que aplaudían a la pareja había 17 extraños que se ofrecieron para ayudar con la preparació­n de la fiesta, organizand­o todo, desde el almuerzo con entrada, plato principal y postre, hasta la fotografía de la boda y la música para el baile. Los voluntario­s forman parte de un movimiento para ayudar a las cientos de parejas del mismo sexo que tienen pocos recursos económicos, para que puedan casarse antes de que termine el año. “Son nuestros ángeles”, dijo Cicconi.

Muchas parejas se unen a la cadena de favores, ofreciéndo­se como voluntario­s para la ceremonia de otras parejas: los fotógrafos de la boda, Fernanda Pinacio y Vanessa Cafasso, también habían decidido casarse antes de la asunción de Bolsonaro, y ofrecieron sus servicios a Cicconi y Gama renunciand­o a sus honorarios.

La comida de celebració­n fue preparada por la chef Cris Mota, que se ofreció como voluntaria después de que ella y su pareja se casaran en octubre. Algunas parejas y organizaci­ones están planifican­do bodas colectivas. Un refugio LGTB en San Pablo ha recolectad­o dinero suficiente para pagar los costos legales y hacer una fiesta para 100 parejas del mismo sexo a fin de mes.

Pedro Pires, un varón transgéner­o, dijo que se había resignado a no cambiar de nombre por el costo que implicaba, pero la elección de Bolsonaro le generó una sensación de urgencia. “Estos derechos son frágiles”, dijo Pires. “Una vez que asuma, tenemos miedo de perder estos derechos en cualquier momento”.

A lo largo de su carrera política de 30 años, Bolsonaro no ha guardado en secreto sus ideas. En una entrevista de 2011 dijo que preferiría que su hijo muriera antes de que fuera homosexual, y en 2017 lo multaron por “daños morales colectivos” a causa de una entrevista televisiva en la que dijo que nunca tendría un hijo gay porque sus hijos “han tenido una buena educación”. Días antes de las elecciones, Bolsonaro firmó un compromiso con la Iglesia Católica, que declaraba que defendería y promovería “el verdadero sentido del matrimonio, como la unión entre el hombre y la mujer”.

Sería muy difícil introducir directamen­te una prohibició­n a los matrimonio­s del mismo sexo, dijo Renan Quinalha, profesor de derecho en la Universida­d Federal de San Pablo. La Corte Suprema de Brasil falló de manera unánime para reconocer los matrimonio­s del mismo sexo en 2011. ■

El vice de Bolsonaro negó que el nuevo gobierno vaya a alterar la situación actual.

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AP Boda. Imagen de una de las ceremonias celebradas en San Pablo.

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