Un multimillonario desconocido se lanza a la presidencia en Uruguay
Decisión. Juan Sartori, de 37 años, se crió entre Francia y Suiza. Volvió al país para competir en la interna del Partido Nacional. Su suegro es un oscuro magnate ruso.
Un joven y desconocido multimillonario uruguayo, que estuvo 20 años alejado de su país, sorprendió a todos esta semana con la decisión de lanzar su precandidatura a Presidente por el opositor Partido Nacional. Su presencia despertó suspicacias y rechazo en dirigentes del tradicional partido conservador, aunque también la adhesión de algunos sectores que lo ven como una buena fuente de financiamiento para la campaña.
Juan Sartori, de 37 años y dueño del club de fútbol Sunderland del Reino Unido, se presenta con un discurso antisistema, aprovechando el desprestigio de la dirigencia política tradicional. Un modelo que ya se convirtió en un clásico en los últimos años a nivel global. No expresa propuestas concretas, ni ideológicas, sólo las frases convencionales: “Quiero servir a los demás”, “Busco resolver los problemas de la gente”.
Tiene un costado incómodo, y es el vinculado a su suegro, el magnate ruso Dimitri Rybolovlev, presidente del club de fútbol AS Mónaco, una de las grandes fortunas que se gestaron con la caída de la Unión Soviética. Se calcula que la riqueza de Rybolovlev ronda los 10.000 millones de dólares, el equivalente al 20% del PBI de Uruguay.
Sartori se casó con Ekaterina, la hija de Ribolovleva, en 2015. Celebró su boda en Skorpios, la famosa isla griega donde el armador Aristoteles Onassis se unió a Jackie Kennedy hace casi medio siglo.
“Yo siempre he llevado a Uruguay en mi corazón”, dijo Sartori en su primer discurso público el martes pasado en Montevideo. Pero gran parte de su vida transcurrió afuera. A los 12 años su familia se mudó a Europa y él vivió entre Francia y Suiza. En este último país estudió Economía y Negocios, aunque finalizó la licenciatura en Harvard.
Su carrera empresarial fue vertiginosa. En 2002 creó Union Capital Group, un administrador de activos de múltiples estrategias, que luego vendió. Más tarde fundó Union Acquisition Corp, un grupo inversor que comenzó en el negocio de los arándanos, pero luego se expandió al arroz, la soja, la harina y la ganadería. En poco tiempo se convirtió en la empresa agricultora más grande de Uru- guay. También posee compañías en Perú, en rubros como energía y petróleo.
“Vengo a ofrecer mi lealtad con el país y la nobleza de mis objetivos, que no son otros que contribuir a un Uruguay más próspero”, afirmó en el Teatro Metro, el escenario elegido por el multimillonario para anunciar su incursión en la política.
Rápido de reflejos, lo primero que aclaró es por qué, siendo tan exitoso, se metía en un terreno tan cenagoso como la política. “Apenas sentí que mi ciclo, mi etapa, ese momento de empuje empresarial era satisfactorio para mí, la urgencia de trabajar por mi país se hizo sentir con tanta fuerza que me dije: ¿y ahora qué sigue? Y lo que sigue para mí es servir a los demás. Tratar de aplicar lo que he aprendido para resolver los problemas de la gente, para que entre todos hagamos de Uruguay un país próspero, pujante, seguro y con servicios públicos que funcionen”, afirmó.
Su arribo a la interna del Partido Nacional no cayó muy bien y enseguida surgieron los cuestionamientos. “A un partido de 182 años no le interesan señores oportunistas que vengan a instalarse. Este señor no es parte de la historia nuestra. El Partido Nacional no está cotizando en Bolsa, no somos una sociedad anónima”, lanzó Pablo Iturralde, diputado y secretario del directorio partidario. “No puede caer un millonario en paracaídas a decir que va a ser precandidato”, apuntó Pablo Abdala, otro legislador del PN. Más terminante fue Jorge Gandini, presidente de la Cámara de Diputados. “Si es cierto lo que dicen de este Sr. Sartori, no pasa la Comisión de Ética del Partido. Muerto antes de empezar”, tuiteó.
Hasta el ex presidente José Mujica, del Frente Amplio, criticó a Sartori. “Está loco, porque en el Uruguay que yo conozco, un candidato a presidente no se inventa como detrás de un palo, con toda la plata que usted pueda tener. Acá lleva años que la gente lo conozca y después la gente le dará pelota o no, pero acá inventos raros no caminan”, dijo, teniendo en cuenta la idiosincrasia uruguaya.
Para poder competir en las internas, el PN exige tener una agrupación a nivel nacional y como mínimo 500 firmas de afiliados al partido, algo que parece no importarle a Sartori. “El único requisito necesario para ganar unas elecciones es contar con el apoyo y la aprobación de la gente”, responde, decidido a competir en las internas de junio próximo. ■