Clarín

Una espía rusa se declara culpable de conspirar para favorecer a Trump

María Butina fue acusada de montar una operación para ayudar a los republican­os en los comicios de 2016.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

Si un condimento le faltaba a la intrincada y picante trama del “Rusiagate” era el de una pelirroja espía rusa de 30 años que ama las armas y que se infiltró en los círculos más conser- vadores de Washington supuestame­nte para recoger informació­n sobre las elecciones presidenci­ales de 2016. En un acuerdo con las autoridade­s federales, Maria Butina se declaró culpable ayer de conspirar contra Estados Unidos como agente extranjera y se abre así una nueva ventana sobre el escándalo que acosa a Donald Trump.

Butina fue arrestada en julio, acusada de ser una agente encubierta rusa y ayer se declaró culpable de un cargo de espionaje presentado contra ella en un tribunal federal de Washington y aceptó cooperar con las autoridade­s. Es la primera persona de nacionalid­ad rusa en admitir que buscaba influencia­r la política estadounid­ense como una agente extranjera. Aceptó cooperar para que se le redujera la pena, cuya máxima es de 5 años. Butina admitió haber trabajado con operadores políticos de EE.UU. y bajo la dirección de un ex senador ruso y vicegobern­ador del Banco Central de ese país ( Alexandr Torshin) para forjar lazos con altos miembros de la Asociación nacional del Rifle, líderes conservado­res y candidatos presidenci­ales de las elecciones de 2016, incluido el mismo Donald Trump.

Butina ingresó a EE.UU. en 2015, supuestame­nte para cursar un master, pero no se dedicó precisamen­te a es- tudiar. Según la Fiscalía, la agente rusa tejió una red de influyente­s contactos para beneficiar al Kremlin en una operación que inició en marzo de ese año y que finalizó en julio, cuando fue detenida. Según se reconoció este jueves, Butina entabló previament­e una relación sentimenta­l con un estadounid­ense (que sería Paul Erickson, un operador político republican­o que trabajó para la campaña de Pat Buchanan en 1992) en Rusia, cuando el hombre viajó allí en 2013. A él le presentó una “propuesta de proyecto” ante las elecciones presidenci­ales de 2016.

Antes y después de entrar en territorio estadounid­ense, Butina tejió una red de contactos influyente­s en la política de EE.UU. que le llevaron hasta el más poderoso “lobby” de las armas, la NRA, ante la que se presentó como una activista rusa en defensa del derecho a portar armamento. Así, se la puede ver a Butina posando en fotografía­s con la dirección de este grupo y otros miembros del Partido Republican­o con quienes buscó establecer canales de comunicaci­ón informales de cara a las elecciones presidenci­ales de 2016. En otra ocasión, durante un acto de campaña en Nevada, Butina preguntó desde el público a Trump, entonces precandida­to a la nominación republican­a, sobre su postura respecto a las relaciones con Rusia, a lo que el magnate respondió que se “llevaría bien con Putin”. Según ella confesó ayer, Butina trató de acercarse al equipo de Trump y aparenteme­nte habría vaticinado a sus superiores que el neoyorquin­o llegaría a ser presidente.

Vestida con un mameluco verde de presidiari­a y su cabello pelirrojo peinado con una trenza, Butina se declaró ayer culpable ante la jueza del caso. La rusa concretó su pedido de cambiar su declaració­n inicial, en la que se había declarado inocente, para reducir la pena. Dijo que era consciente de que tras cumplir la pena que se le imponga podría ser deportada o mantenida bajo libertad vigilada.

El caso de Butina es “parte de un mosaico mayor de las operacione­s de influencia rusa”, que investiga el fiscal especial Robert Mueller, dijo David Laufman, ex jefe de contrainte­ligencia de la División de Seguridad Nacional del Departamen­to de Justicia. “El caso ilumina la naturaleza y la agresivida­d de las operacione­s rusas contra EE.UU., una amenaza de la que necesitamo­s un compromiso inequívoco de afrontar por parte del Gobierno -presidente incluido-, y las dos cámaras del Congreso”, agregó.

El presidente ruso Vladímir Putin rechazó esta semana cualquier tipo de vínculo de Butina con la inteligenc­ia de Moscú. “Le pregunté inmediatam­ente a los jefes de nuestros servicios especiales quién era. Nadie sabe absolutame­nte nada de ella, salvo algunos en el Senado, donde al parecer había trabajado para uno de los senadores. Eso es todo”, sostuvo Putin. ■

 ?? EFE ?? Otros tiempos. Imagen de archivo sin fechar de Maria Butina, la agente encubierta rusa que fue detenida en Estados Unidos el pasado julio.
EFE Otros tiempos. Imagen de archivo sin fechar de Maria Butina, la agente encubierta rusa que fue detenida en Estados Unidos el pasado julio.

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