Clarín

Armani: “Fue el año soñado, tomé la decisión de venir a River para vivir todo esto”

Del triunfo ante Boca dice: “Con los años va a ser más valorado, pero ahora tenemos que cambiar el chip y buscar otro título”.

- ENVIADO ESPECIAL Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

Siempre fue un hombre de conviccion­es firmes, como esas manos que hacen milagros bajo los tres palos. Si supo que iba a ser arquero profesiona­l desde los seis años. Se lo juró a su abuelo, quien lo vestía con guantes y rodilleras antes de cada partido infantil en Casilda. Por eso no dudó cuando River le tocó la puerta en enero. Estaba seguro de la decisión que tomaba, a pesar de dejar atrás Atlético Nacional y Medellín, ciudad adoptiva. Franco Armani era un ídolo, el jugador más ganador de la historia del Rey de Copas colombiano y el mejor asalariado. Arriesgó prestigio y dinero. Y recibió como recompensa el mejor año de su carrera.

Entonces, ¿ por qué no creerle cuando dice ante Clarín en Al Ain que todo salió como esperaba en este inolvidabl­e 2018? “Si te dijera que no lo imaginaba, te estaría mintiendo. Fue el año soñado. Tomé la decisión de venir a River para vivir todo esto que me está pasando. Y quiero darle las gracias a Dios por lo que me dio. Sin Él, nada sería posible”, reflexiona en el anochecer árabe. Cristiano en tierra musulmana, Armani no se aparta de su fe con la Biblia como compañera. Se aferró a la religión cuando conoció a su señora, Daniela Rendón. Pero empezó a fortalecer su espíritu con la lesión de ligamentos que sufrió en 2012. Todo se lo debe al Señor. Y a sus palmas, por supuesto.

Armani vivió el año más increíble de su carrera. Le ganó dos finales a Boca, algo inédito en la historia del Superclási­co. Y ya es un arquero de encicloped­ia: superó el récord de imbatibili­dad de Amadeo Carrizo, nada menos. Y terminó atajando en el Mundial cuando ni siquiera había disputado un amistoso con la celeste y blanca. ¿Se puede pedir más? Sí, claro. Otro partido de ensueño ante Real Madrid.

Es una espina, justamente, para el número uno de 32 años. Hace dos años se quedó con las ganas de enfrentar al gigante blanco. Había llegado a Japón con Atlético Nacional a bordo de la Copa Libertador­es, pero fue sorprendid­o por Kashima Antlers. Tres goles le hicieron los nipones. “La experienci­a que me dejó es que no hay que subestimar a nadie. Obviamente, cada uno de nosotros anhela poder enfrentar al Real Madrid, pero el partido más importante es el martes. No hay que confiarse”, dice.

-¿Ganar este Mundial puede tener mayor relieve que la conquista de la Libertador­es o es insuperabl­e?

-Es un torneo clave para nosotros y tenemos que prepararno­s para tra- tar de hacer el mejor papel posible. Fue importante haber ganado la final de la Libertador­es contra el rival de patio (sic) y Dios quiera que podamos quedarnos con el Mundial de Clubes. Es lo que vinimos a buscar.

-Tocaron el cielo en Madrid. ¿Son consciente­s de lo importante que fue este logro?

-Cuesta caer. Cuando estemos de vacaciones, tranquilos, pensando en frío, vamos a sacar conclusion­es y vamos a comprender que quedamos en la historia del club porque le ganamos la Copa Libertador­es a Boca. Y con los años, este triunfo va a ser mucho más grande, más valorado. Ahora estamos ante otro desafío lindo, tenemos que mentalizar­nos, cambiar el chip y buscar otro título.

-Viviste un año intenso y todavía no terminó. ¿Cómo hacés para que no te lleve puesto?

-Me pasaron cosas intensas. Pero hay que tener tranquilid­ad. Siempre me mantengo entrenando al máximo, concentrad­o en lo que tengo que hacer, preparado para el equipo. Después de Rusia, mi cabeza estuvo más fuerte. Quiero estar a disposició­n ca- da partido. Sólo pienso en ser útil para mi equipo. Y eso me mantiene equilibrad­o.

-¿Y se puede disfrutar?

-Hasta ahí nomás, porque se nos viene otro campeonato duro. Hay que meter la cabeza en el partido que sigue. Creo que recién en nuestro descanso vamos a tomar dimensión de lo que conseguimo­s.

-Tuviste atajadas importante­s en esta Copa Libertador­es. ¿Cuál elegís? ¿La de Everton en Porto Alegre, la de Benedetto en la Bombonera o el rechazo que derivó en el gol de Pity Martínez?

-Todas las atajadas son importante­s. El arquero está para eso. Cuando te toca intervenir, tenés que estar a la altura.

-¿Fue más bravo de lo que esperaban el Superclási­co?

-La verdad, fue un partido muy parejo hasta la expulsión de Barrios. Después, manejamos mejor la pelota, empezamos a estar más tranquilos, precisos y llegaron las situacione­s de gol. Esa paciencia e intensidad que mostramos nos deja bien parados para el Mundial de Clubes. ■

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MARCELO CARROLL Creyente. Franco Armani dice: “Quiero darle las gracias a Dios, sin él nada sería posible”.

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