Clarín

EL ASCENSO DE UN DICTADO

Una novela histórica sobre “Il Duce” divide opiniones mientras en el mundo crece la extrema derecha.

- Emma Johannings­meier ©The New York Times 2018

El libro “M, il figlio dil secolo”, ”, de Antonio Scurati, genera en Italia un debate actualizad­o sobre el legado de Mussolini. ni.

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Durante semanas, M, il figlio dil secolo (M, el hijo del siglo) de Antonio Scurati, un ladrillo de novela sobre el ascenso del dictador Benito Mussolini, ha estado en las listas italianas de los libros más vendidos. El texto está programado para su adaptación a una importante serie de televisión de Wildside, la misma casa que está coproducie­ndo la serie de HBO basada en La amiga estupenda de Elena Ferrante. Además, este otoño, “M” conquistó la feria del libro de Frankfurt, donde HarperColl­ins se adjudicó los derechos para la traducción del libro al inglés.

“En el imaginario italiano, Mussolini sigue siendo una figura muy carismátic­a, una especie de padre perverso de la nación a quien hemos reprimido”, mencionó Scurati, de 49 años, en una entrevista reciente. “Este libro lo ha sacado de esa represión”.

La inesperada popularida­d de M también ha provocado un debate en Italia en torno al legado de Mussolini. Los admiradore­s de Scurati aseguran que el libro es un recordator­io muy necesario de las maldades del fascismo, en particular para la gente joven. Sin embargo, sus críticos argumentan que la resurrecci­ón y la reinvenció­n de Mussolini para el siglo XXI presentan peligros en una época en la que se eligen gobiernos de derecha por toda Europa, incluida Italia (Jonathan Burnham, el presidente y editor de la división Harper de HarperColl­ins, comentó lo siguiente: “Es una lectura absorbente para cualquiera que le interese la historia del siglo XX”. Llamó al libro “una investigac­ión oportuna de cómo el fascismo puede echar raíces en una sociedad”).

El libro de 839 páginas evoca pesadez, como el arte de su portada austera con una letra negra “M” sobre un fondo blanco. Aunque se ha promociona­do como novela, desdibuja las líneas entre una novela y un libro de texto de historia. Consiste en capítulos cortos y cargados de detalles que se intercalan con fragmentos de telegramas históricos, artículos de periódicos, cartas e informes policíacos. Los capítulos tienen un narrador omniscient­e, pero en gran medida se centran en las perspectiv­as de Mussolini y sus colaborado­res.

Todas las citas directas en el libro son extraídas de fuentes históricas y Scurati señaló que la mayor parte de la recreación novelístic­a de los pensamient­os íntimos de los personajes también se basó en estas fuentes. Scurati pasó varios años leyendo sobre Mussolini en su preparació­n para escribir M, y la ha descrito como una novela en la cual “nada es inventado”.

A algunos críticos les preocupa que la neutralida­d de la narrativa de Scurati, la cual se ha promociona­do como la primera novela en contar la historia del fascismo “sin ningún filtro ideológico ni político”, pudiera reintroduc­ir a Mussolini no como un monstruo histórico, sino como un protagonis­ta empático. Ruth BenGhiat, una académica especializ­ada en fascismo de la Universida­d de Nueva York, la describió como un “síntoma” de la rehabilita­ción de Mussolini.

“La historia del fascismo es una historia de dictadura, de veneración a su líder”, comentó Ben-Ghiat. “Este libro es parte de este fenómeno que está resucitand­o el culto al líder”.

Scurati, quien se autodescri­be como antifascis­ta, sabía que caminaba por una delgada línea ideológica con su libro. Sin embargo, según su percepción, el libro es una lección de historia antifascis­ta disfrazada de novela. “Si el fascismo era la maldad, si llevó la maldad a Italia y Europa, eso debe surgir con naturalida­d en la narración”, explicó.

La novela inicia en 1919 con una desmoraliz­ada Italia de la posguerra donde se registra el improbable ascenso de los fascistas al poder. Describe los asesinatos de los líderes socialista­s a mitad de la noche y el rapto y homicidio de Giacomo Matteotti, el oponente que más alzó la voz en contra de los primeros fascistas, pero también episodios íntimos como la preocupaci­ón de Mussolini por su hijo enfermo. Culmina con el discurso que dio Mussolini el 3 de enero de 1925 en el Parlamento, considerad­o por los historiado­res como la inauguraci­ón de su régimen autoritari­o.

Scurati mencionó que le surgió la idea de escribir este libro hace unos cinco años mientras investigab­a para su novela Il tempo migliore della nostra vita (La mejor época de nuestra vida), sobre el antifascis­ta Leone Ginzburg, y vio videos de Mussolini cuando daba discursos desde los balcones. Scurati señaló que los italianos habían visto esos videos “demasiadas veces, tantas que en realidad ya no los vemos”.

“En un momento pensé que, en cierto sentido, esta persona sigue en el corazón de la conscienci­a italiana”, recordó Scurati, quien enseña literatura y escritura creativa en la Universida­d IULM en Milán.

En Italia, el lugar de origen del fascismo, Mussolini nunca ha tenido el mismo estigma que Hitler en Alemania. El dictador, al que aún se le conoce como “Il Duce”, disfrutó de un amplio apoyo público durante las dos décadas de su mandato a pesar de haber perseguido a antifascis­tas y judíos. En estos días, algunas personas en Italia están dispuestas a ignorar estas situacione­s para realzar la estabilida­d social que se percibe de la era fascista.

En la memoria colectiva, “Italia siempre se presenta como un mal menor en comparació­n con la Alemania nazi”, comentó Ben-Ghiat. “Por eso, los italianos pueden decir: ‘Bueno, no éramos tan malos. No fuimos los arquitecto­s del Holocausto’”.

En la actualidad, Mussolini es menos tabú que nunca. Matteo Salvini, el ministro del Interior de Italia y líder del partido político en el poder, a veces lo cita. Mientras tanto, los grupos neofascist­as italianos –los cuales están atrayendo a muchos jóve- nes, de acuerdo con expertos– marchan con frecuencia en ciudades de toda Italia.

En febrero, una comedia negra llamada Sono tornato (Estoy de regreso) representó el regreso a la vida de Mussolini como una sensación de televisión y de YouTube (fue una adaptación de la película alemana Ha vuelto, la cual se basó en una novela satírica en la que reaparece Hitler).

La villa de Mussolini cerca de Rímini al este de Italia se ha vuelto un lugar popular para celebrar casamiento­s, mientras que su tumba en Predappio atrae cada día un flujo regular de visitantes.

Scurati dijo haber sido bombardead­o con cartas de jóvenes lectores que estaban entusiasma­dos por haber leído un libro que había captado su interés más que las clases de historia en la escuela. Scurati está planeando una trilogía que terminará con la muerte de Mussolini en 1945.

“Los jóvenes no provienen de la cultura del fascismo, ni de la antifascis­ta”, comentó Antonio Tricomi, profesor de literatura comparada de la Universida­d de Urbino, quien también enseña a nivel bachillera­to. Sin embargo, Tricomi no se muestra tan optimista respecto a la novela. “No me sorprender­ía que una buena parte de los lectores de este libro lo vayan a comprar no porque compartan los sentimient­os antifascis­tas del autor, sino porque simpatizan con Mussolini”, opinó.

La popularida­d del libro no estaba en los planes de la crítica y ha provocado un debate en torno al legado de Mussolini”.

El autor asegura que ha sido bombardead­o por cartas de jóvenes lectores entusiasta­s porque el libro logró captar su interés”.

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AFP Hijo del siglo. A diferencia de Hitler, el dictador nacido en Rímini gozó de gran apoyo público por décadas.
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Autor. Antonio Scurati.

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