Ecos tras la denuncia de Thelma Fardin a Juan Darthés
• Hace 50 años sufrí un abuso. Tenía 17 años y marcó mi vida. Psicoterapia mediante, logré salir adelante, animarme a entablar relaciones sanas, no violentas. Pero cada vez que escucho un testimonio como el de Thelma Fardin o leo una noticia sobre violaciones, se me eriza la piel y se me estruja el corazón. Y lloro, por las víctimas y también por mí. Revivo esa circunstancia atroz, nauseabunda, en la que una mujer deja de ser dueña de su cuerpo para convertirse en un objeto a merced del otro. Hoy celebro y aplaudo el coraje de las mujeres que no se callan. A mí me costó mucho hablar de esto, porque lo perverso de la situación es que se revierte la culpa, de modo que la víctima siente vergüenza por lo padecido, como si fuera en parte responsable de lo sucedido. Hoy siento que las mujeres nos estamos pariendo a nosotras mismas. No nos callamos más. Denunciamos públicamente, porque es nuestro derecho y nuestra obligación. Por nosotras y por las compañeras que no tienen voz, que no se animan. • Es sabido que hay abusos sexuales y agresiones físicas a mujeres en los medios artísticos, en los ámbitos eclesiásticos, en la vida misma. Sin duda que nadie puede hacerse el distraído: esto existe y ha existido por siglos. Pero habría que preguntarse si es necesario que todos los canales de TV y radios pasaran con excesivo lujo de detalles la descripción de la escena de abuso sexual de una pobre víctima (Thelma Fardin) a toda hora y con repeticiones más que frecuentes, no importando el horario de protección al menor. Es evidente que el hipersexualismo que vivimos “garpa” (como dicen los chicos). Sin embargo, los que pagarán y muy caro sus consecuencias serán esos mismos chicos manejados excesivamente por los medios que no respetan las normas. • Cuando escuchás noticias como lo sucedido en el caso Thelma Fardín y Juan Darthés se te viene a la mente muchas cosas, como hombre. Que avergüenzan al hombre y, que después de largos años de haber sido un hombre de verdad piensas que debería existir otro género. ¿Quizás el género #x de hombre primitivo? Porque la mayoría que habitamos el planeta no pensamos, y mucho menos sentimos, como Juan Darthés y otros tantos. Pienso, como hombre y poeta, que la mejor manera de llegar a una mujer es accediendo sutilmente a sus conquistas.