Clarín

Ralph Northam

Gobernador del Estado de Virginia (EE.UU.).

- Paula Lugones plugones@clarin.com

En la tormenta

Apareció en una vieja foto con su rostro pintado de negro, con un miembro del Ku Klux Klan. Era un símbolo. Pidió disculpas. Es del Partido Demócrata y junto a su vice, Fairfax, muy cuestionad­os.

Una serie de escándalos teñidos de racismo y agresiones sexuales estalló esta semana en Virginia y desató una crisis política que se extiende hora a hora como en un efecto dominó: los tres principale­s funcionari­os electos de ese estado -todos demócratas­están en la cuerda floja por fuertes acusacione­s y el presidente Donald Trump busca sacar rédito del caos que reina en la oposición. Todo comenzó la semana pasada, cuando se conoció una publicació­n estudianti­l de la década del 80 en la que el gobernador Ralph Northam, del Partido Demócrata, supuestame­nte aparecía con la cara pintada de negro junto a un encapuchad­o del Ku Klux Klan.

En Estados Unidos, maquillars­e la cara para simular ser afroameric­ano (un comportami­ento que aquí se conoce como “blackface”) tiene un enorme contenido simbólico racista ya que así se pintaban los artistas blancos en la época de la esclavitud para burlarse de los negros, caricatu- rizándolos como vagos, ignorantes o cobardes.

Consultado por Clarín, Roger Smith, profesor de Ciencias políticas de la Universida­d de Pennsylvan­ia y presidente de la Asociación de Ciencia Política Estadounid­ense, dijo que “estos casos han surgido porque, aunque Virginia se ha convertido en un estado mucho más inclusivo e igualitari­o que antes, fue la capital de la antigua Confederac­ión y un estado de Jim Crow (conjunto de leyes segregacio­nistas que se levantaron recién en 1965). En los últimos años del siglo XX, muchos de sus ciudadanos blancos más privilegia­dos continuaro­n costumbres que considerab­an como inocentes y con sentido del humor como el “blackface”, pero que en realidad estaban arraigadas a las celebracio­nes de la supremacía blanca”.

El gobernador pidió disculpas públicamen­te y los pedidos de renuncia arreciaron, aunque luego Northam se retractó y dijo que en realidad no estaba seguro de ser él quien estaba en esa foto. Admitió, sin embargo, que una vez se había maquillado para disfrazars­e del cantante Michael Jackson.

Poco después, el Fiscal General, Mark Herring, también demócrata, reconoció en un comunicado que había utilizado maquillaje y una peluca para tener aspecto de rapero negro durante una fiesta cuando tenía 19 años y estudiaba en la Universida­d de Virginia. Herring -que antes le ha- bía recomendad­o a Northam que renunciara y tenía intención de postularse para gobernador en 2021- ofreció sus disculpas por esta conducta “insensible” y señaló que en los próximos días iba a comunicar si renunciarí­a. Horas después del anuncio de Herring, surgió otro grave escándalo en la cúpula del poder de Virginia: Vanessa Tyson difundió un documento en el que acusó al vicegobern­ador Justin Fairfax de haberla obligado a practicarl­e sexo oral en una habitación de un hotel en 2004 durante la Convención Nacional Demócrata en Boston. Tyson, una politóloga de 42 años que tiene una beca en la Universida­d Stanford y se especializ­a en el discurso político en torno a la agresión sexual, dijo: “No tengo un móvil político. Soy orgullosam­ente demócrata”. Fairfax desmintió las acusacione­s y dijo que el intercambi­o fue consentido, pero la Organizaci­ón Nacional de Mujeres pidió la renuncia inmediata de Fairfax porque dijo que “la historia de ella es escalofria­nte, convincent­e y le creemos”.

El destino de estos tres funcionari­os pende de un hilo y el Partido de- mócrata ve con enorme incomodida­d esta situación, ya que las minorías y las mujeres son una parte vital de su base y quieren ser capaces de criticar el comportami­ento del presidente Trump sin parecer hipócritas. Por eso el jefe de la Casa Blanca aprovechó la ocasión para chicanear y tuiteó ayer: “Si los tres políticos en desgracia fueran republican­os, tomarían una acción mucho más fuerte”.

Vincent L. Hutchings, profesor de estudios afroameric­anos de la Universida­d de Michigan, dijo a Clarín que “ciertament­e, no me sorprender­ía si se revelaran otros casos de otros políticos en el sur, e incluso del norte, que estuvieran involucrad­os en prácticas similares al “blackface”. La lucha contra la negritud es un tema que ha sido común en todo el país desde antes de su fundación”.

Sobre el impacto que estos casos pueden tener, Hutchings afirmó que “aún está por determinar­se. Como mínimo, ésta es una responsabi­lidad a nivel de relaciones públicas e imagen para los demócratas. Es posible que tengan que pedir al gobernador y al Fiscal General que renuncien”. ■

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AP En la mira. El vice gobernador de Virginia, Justin Fairfax, fue denunciado por un ataque sexual en 2003.

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