Clarín

Inflación, lejos del precipicio pero también lejos de derrotarla

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

Mauricio Macri admitió cuánto le costó bajar la inflación, algo que él mismo imaginó como una tarea sencilla. Habló como si fuese un tema superado y la mala noticia es que le va a seguir costando, porque, sin cisne negro en el horizonte, la inflación de este año, pese a que será casi la mi- tad de la que padecimos en 2018, seguirá en el podio entre las más altas del mundo.

Es cierto que estamos lejos del precipicio de setiembre cuando el dólar se acercaba a los $ 43. Pero también estamos lejos de derrotar la inflación con una dinámica en la que las tarifas se siguen ajustando, las cuotas de las prepagas aumentan cada dos meses y las de los colegios, cada cuatro. Este verano sopla viento de cola porque EE.UU. decidió no subir su ta- sa de interés y eso es sinónimo de fondos para los países emergentes y menos estrés con el dólar. El año pasado, la suba de la tasa significó la huida de US$ 100.000 millones de estos países. El cambio de política por parte de Washington dio vuelta la taba y este enero ya regresaron a la región US$ 14.000 millones.

El dólar calmo en la Argentina, con una economía vinculada a las exportacio­nes de alimentos, debería significar precios quietos en ese rubro esencial.

Por cierto, no se le puede negar empeño al Gobierno en la pelea. Al principio, Macri enfocó la política económica para bajar la inflación. El Banco Central fijó metas de inflación y colocó la tasa en el “lugar correcto” pensando que todos los precios se iban a alinear. No fue así. Las tarifas estaban atrasadas a tal punto que si se las aumentaba de golpe el poder adqusitivo de los asalariado­s iba a perder 20%. También iba a aumentar 20% el costo para las empresas.

Igual hubo subas superlativ­as como cuando se colocó el precio del gas para la gente en torno al equivalent­e de US$ 6,5 el millón de BTU.

Decididame­nte, hubo un problema de arranque y la inflación comenzó a galopar.

El Gobierno cree que con la estric- ta política fiscal y monetaria que aplica ahora, la inflación ha iniciado un sendero descendent­e. Roberto Dvoskin, profesor de la Universida­d de San Andrés, sostiene que ante asalariado­s que, por la recesión no pueden pedir mejoras reales de sus ingresos y empresas que, por la misma causa tampoco pueden subir sus precios; “el único responsabl­e de la inflación es el propio Estado con los ajustes de tarifas e impuestos”. De acuerdo con la economista Marina dal Poggetto, si no se ensaya un acuerdo de precios y salarios, controlar la inflación, será como morir en el intento. El consenso de economista­s prevé para este año un aumento de los precios minoristas en torno al 28%. Es siete veces más de lo que se estima en los vecinos Brasil y Uruguay. Ni hablar de Chile. ■

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