Clarín

El final trágico en aviones de otros futbolista­s argentinos

- Oscar Barnade obarnade@clarin.com

Eliseo Víctor Mouriño fue un símbolo de la década del 50 en el fútbol argentino. Sucedió en el puesto de volante central, en Boca, a Ernesto Lazzatti y luego le dejó el lugar a Antonio Rattín. Se corrió la lateral derecho y cuando Boca comenzó a jugar con 4-2-4, enseguida se acomodó como segundo marcador central (cuevero, como le decían en la época). Tenía capacidad de mando, juego y personalid­ad. Había nacido en Mataderos en 1927 y debutó en Primera en 1948 en Banfield, con el que fue subcampeón en 1951. En Boca jugó entre 1953 y 1960. Se desvinculó en marzo de 1961 y se fue al Green Cross de Chile. Tenía 33 años cuando, el 3 de abril de 1961, el avión que trasladaba a parte del plantel desde Osorno hacia Santiago, se estrelló en el cerro Las Lástimas. Allí también viajaba Arnaldo Vásquez, el argentino que era entrenador del equipo. A la máquina la encontraro­n el 10 de abril y los restos de Mouriño y Vásquez llegaron al país el sábado 22. Hubo duelo popular el domingo 23. Los restos de Mouriño fueron velados en Salta 1144, la misa se hizo en la Inmaculada Concepción (Tacuarí e Independen­cia) y hubo una emotiva despedida en el cementerio de Flores. Como nunca antes, el dolor tocó de cerca por una tragedia aérea. Dos datos dimensiona­n lo que significó su figura en nuestro fútbol: fue capitán de Boca y de la Selección.

Mouriño es la figura más emblemátic­a entre los nueve futbolista­s argentinos, ahora diez con Sala, que murieron en tragedias aéreas. Además de Mouriño y de Vázquez, en el plantel de The Strongest de Bolivia, que se estrelló en Viloco, en la Cordillera Tres Cruces, viajando desde Santa Cruz a La Paz el 26 de septiembre de 1969, perdieron la vida otros siete argentinos: Hernán Andretta, Miguel Angel Porta, Héctor Marchetti, Agustín Arrigó (5 partidos, un gol, en Huracán en 1965), Raúl Farfán, Julio Alberto Díaz y Osvaldo Franco. ■

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