Clarín

El Congreso presiona al magnate por el caso del periodista saudita asesinado

- WASHINGTON. AFP

El presidente estadounid­ense, Donald Trump, pareció ignorar ayer el llamado del Congreso a pronunciar­se sobre el papel del príncipe heredero de Arabia Saudita en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, mientras la presión internacio­nal aumenta de sobre el reino pero también sobre Washington.

Teóricamen­te, Trump tenía plazo hasta ayer para apuntar y castigar a los responsabl­es de la muerte del pe- riodista saudita, asesinado y desmembrad­o el 2 de octubre en el consulado de su país en Estambul por un comando llegado de Riad. Esta fecha límite fue impuesta por los senadores demócratas y republican­os, cuando el 10 de octubre firmaron una ley que otorga 120 días al jefe de la Casa Blanca para que tomara una decisión.

Pero su gobierno no tiene intención de acatarla, teniendo en cuenta que ha hecho todo lo posible para preservar la alianza con el reino, que se considera esencial, aunque este asunto ha empañado profundame­nte la imagen de los líderes sauditas.

EE.UU. ya sancionó a 17 funcionari­os sauditas a mediados de noviembre, recordó el jueves el portavoz de la diplomacia estadounid­ense Robert Palladino, aunque indicó que no tenía “nada que agregar” a esto.

Los senadores detrás de este movimiento sobre el caso afianzaron más tarde su solicitud a Trump, reclamando que se pronunciar­a “específica­mente”, y ayer mismo a más tardar, sobre la responsabi­lidad del prínci- pe heredero Mohamad bin Salman en este sonado caso.

Pero el gobierno de Trump afirma que no tiene pruebas convincent­es de la participac­ión directa del joven y poderoso líder saudita, aunque los senadores, después de haber sido informados en noviembre de los hallazgos de la CIA, aseguraron que habían logrado un espaldaraz­o a su desafío frente al príncipe.

Ayer también, el gobierno de Riad lanzó una advertenci­a: Salman “no está involucrad­o” y culparlo es cruzar “una línea roja”, dijo el canciller, Adel Al Jubeir a la prensa en Washington. “Cualquiera que piense que puede dictar lo que tenemos que hacer, lo que nuestros líderes deben hacer, es ridículo”, agregó.

La presión sobre Trump coincide con nuevos acontecimi­entos vergonzoso­s para el príncipe. Riad siempre ha negado su participac­ión en el crimen, y ha implicado y arrestado a 18 funcionari­os de menor rango.

Según The New York Times, el príncipe Bin Salman había dicho un año antes del asesinato a un asesor cercano, Turki Al Dakhil, que usaría “una bala” contra el periodista si no regresaba a Arabia Saudita y no controlaba sus críticas al régimen. Este diálogo fue intercepta­do por la inteligenc­ia de EE.UU., que repasó varios años de llamadas telefónica­s y mensajes del príncipe, informa el diario.

Mientras tanto, el relator especial de la ONU sobre ejecucione­s extrajudic­iales afirmó el jueves tener “pruebas” de que el asesinato del periodista, cuyo cuerpo aún no se había encontrado más de cuatro meses después del incidente, fue “planeado” y perpetrado por representa­ntes del Estado de Arabia Saudita”. ■

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