Reclamaba justicia por la muerte de su hijo y fue asesinado a tiros por sicarios
Horas antes había ido a tribunales para exigir avances en la causa, que tiene a 3 imputados. Investigan el móvil del ataque.
Gastón Gallardo (40) caminaba con la mirada perdida desde aquella fatídica tarde de diciembre del año pasado, cuando recibió la peor noticia: Francesco, su hijo de 4 años, se había ahogado en la pileta de la colonia de vacaciones a la que asistía. Junto a Edith, su mujer, peregrinaron en los últimos dos meses reclamando justicia. Dos profesores y un guardavidas fueron imputados por la muerte del nene. El jueves, la tragedia volvió a golpear a la familia Gallardo: Gastón fue asesinado de tres balazos en la puerta de su casa, en la localidad de Villa Gobernador Gálvez, al sur de Rosario.
El móvil del crimen no está claro. Los investigadores no tienen por el momento ningún indicio para relacionar ambos episodios. No descartan que el homicidio tenga un trasfondo mafioso como muchos de los que ocurren en el Gran Rosario.
Según el relato de algunos vecinos Gallardo tuvo en el pasado vínculos con pesados de la barrabrava de Newell’s, un dato que los investigadores evaluaban dentro de un amplio abanico de hipótesis. “Por el momento no se descarta nada. Es muy reciente y sólo podemos decir que se libraron medidas para intentar el esclarecimiento”, le confiaron a Clarín fuentes de Fiscalía.
“Mi esposo no estaba metido en nada raro de lo que se dice. Era sano. El era un empleado municipal y yo soy docente. Hicimos la casita con mucho sacrificio y acá todo el mundo nos conoce”, planteó en diálogo con Telefé Rosario Edith Ramírez, una docente de 44 años que sufrió una doble tragedia al perder en un par de meses a su hijo y a su pareja.
Gallardo fue atacado a balazos por dos desconocidos que bajaron de un auto y abrieron fuego cuando estaba tomando mates en la vereda. Le dispararon sin mediar palabras. No intentaron llevarse nada. Recibió tres impactos en abdomen y tórax.
Fue trasladado al hospital Ansel- mo Gamen y más tarde derivado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) de Rosario, donde falleció cuando fue ingresado en el quirófano para una intervención. La víctima venía de una sesión con el psiquiatra, al que visitaba para trabajar por la depresión en la que cayó tras la muerte de su hijo.
El abogado Raúl Superti, uno de los profesionales que lo asesoraba en el expediente judicial por la muerte de Franceso, dijo desconocer los motivos del ataque. Contó a la prensa local que durante la mañana del jueves había estado con su cliente en Fiscalía para conocer los avances de la causa que, por el momento, tiene tres imputados.
“No sabemos por qué ocurrió este crimen. En este momento es sólo especulativo pensar que está vinculado a la muerte del nene. No tenemos evidencias concretas para afirmar eso, pero tampoco podemos dejar de pensar que puede haber algo al respecto”, deslizó el letrado. Confirmó además que la familia no había recibido amenazas previas. En la zona del crimen hay cámaras de videovigilancia. Se espera que los registros puedan aportar datos sobre la identidad de los homicidas.
Como parte de la tensión que se generó con el asesinato, el jueves a la medianoche unas 50 personas se concentraron en la puerta de la sede de la Cooperativa Integral de Villa Gobernador Gálvez, que administra el polideportivo donde murió el hijo de Gallardo. Los manifestantes reclamaron justicia y luego se produjeron incidentes tras la rotura de vidrios y el incendio provocado con cubiertas en el ingreso del edificio.
En la causa que se abrió por la muerte de Francesco hay dos docentes de la colonia imputados de homicidio culposo. Se los señala por no ha- ber cuidado de los menores que tenían a su cargo. La misma calificación penal recayó sobre el guardavidas del predio, quien no realizó la vigilancia adecuada en la zona del natatorio del complejo. El polideportivo permanece clausurado.
“¿Dónde estaba el bañero, la coordinadora, la profesora? Llevé a mi hijo a ese lugar, pagué, pensé que era seguro, que iban a cuidar a mi hijo y me equivoqué. No tengo respuestas. ¿Ahora cómo sigo?”, repetía Gallardo en una de las marchas que organizó. “El me decía que teníamos que luchar. Ahora me dejó sola, pero yo voy a seguir. No va a quedar impune”, se prometía ayer Edith, en medio de su repetida tragedia. ■