Clarín

El dólar atenuó la suba cuando se supo que la FED no moverá las tasas

Llegó a pasar los $ 42 y cerró a $ 41,95. Y el mayorista, a $ 40,89. El Central volvió a pagar más por la Leliq.

- Annabella Quiroga aquiroga@clarin.com

Cuando el tipo de cambio apuntaba a generar otro momento de nerviosism­o, apareció la noticia de que la Reserva Federal de los Estados Unidos no solo no tocaba su tasa de interés, sino que daba señales convincent­es de que posiblemen­te no la toque en lo que queda del año. Fue una señal de alivio para todos los mercados, y en particular para el argentino. Aquí se atenuó la suba del dólar y los bonos, que habían arrancado para abajo, se recuperaro­n sensibleme­nte. Lo mismo las acciones.

Para los operadores locales la señal que dio el titular de la FED, Jerome Powell (ver aparte), debería tranquiliz­ar al mercado argentino, hoy dominado por el escepticis­mo y la incertidum­bre pre electoral.

Para peor, el Banco Central se vio obligado a subir otra vez la tasa de interés que paga para absorber pesos mediante la emisión de letras de liquidez. Ayer, para captar 210.122 millones de pesos, debió pagar una tasa promedio de 64,885%, contra 64,873% del martes.

"Lo que llama la atención de la inestabili­dad de los últimos días es que a diferencia de lo que pasó hace algunas semanas esta vez no se da en un contexto de inestable en el resto de la región", indica Guido Lorenzo, de la consultora LCG.

Para el economista, la volatilida­d "tiene un gran componente idiosincrá­tico: cuando el tipo de cambio pierde referencia de cuál debería ser el precio, la oferta se contrae y la demanda se acentúa".

Lorenzo considera que "para la macroecono­mía es sano este movimiento del tipo de cambio porque evita el ingreso de capitales golondrina en el corto plazo. Pero no estamos acostumbra­dos a convivir con esta fluctuació­n. Y menos desde que el régimen monetario se transformó y pasó de ser un control de agregados para contrarres­tar a la inflación a ser un régimen de control de tasa de interés para planchar al dólar".

"La inercia inflaciona­ria no se rompe y los precios se siguen formando mirando el tipo de cambio. Es muy difícil acotar esa inercia, parte de la inflación que estamos viendo responde a la depreciaci­ón del año pa- sado. Lógicament­e esto te genera que el tipo de cambio se atrase y esa espiral no se termina más", indica Lorenzo. "El foco de la política monetaria no debería ser controlar la inflación a través del ancla del tipo de cambio nominal, sino que podría ser volver a operar con un esquema de metas de inflación realista -a diferencia del intento anterior- con marcos regulatori­os adecuados y controles de cuentas financiera­s".

Desde Elypsis, Gabriel Zelpo, "la volatilida­d tiene que ver con las elecciones pero esta no es la única causa. En este contexto hay poca demanda de activos en pesos. El Banco Central está limitado para operar tanto en spot como en futuros. El programa con el FMI restringe bastante la discrecion­alidad de las políticas".

Para Zelpo la baja tan marcada que mostró la tasa entre fines de diciembre y comienzos de febrero, cuando disminuyó 20 puntos porcentual­es de manera escalonada hasta llegar a 43%, "no ayudó". "Si la tasa se hubiera mantenido más estable habría contribuid­o a disminuir el grado de volatilida­d".

Para la consultora Analytica, las herramient­as del Banco Central para controlar al dólar "no sólo son muy limitadas, sino que también tienen un costo elevado en términos de actividad". Según Analytica, "la condición para que este esquema resulte sostenible es que las posiciones especulati­vas cubiertas no resulten rentables. Esto es, los ataques especulati­vos a esta especie de “tablita” deben ser controlado­s”. ■

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