Clarín

Messi no bajará los brazos hasta ganar algo con la Selección

En 2016 renunció luego de la Copa América. Tras esta nueva derrota confirmó que seguirá en el próximo proceso.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

“Hay un lindo grupo para crecer. Si puedo ayudarlos desde donde me toque y acompañarl­os, estaré”. Lionel Messi ya lo avisó. Apenas minutos después de consumada la derrota injusta contra Brasil en el Mineirao, el capitán dio la señal que todos estaban esperando: la de la continuida­d.

Muy alejado de aquella versión suya que se dejó carcomer el alma por la frustració­n de no alcanzar la gloria con su país y que en 2016 lo hizo decir que renunciaba a la Selección, este Messi maduro, reflexivo y más líder que nunca cumplirá lo que prometió antes de embarcarse hacia esta Copa América: volverá a intentarlo porque quiere ganar algo con esta camiseta.

Ese “estaré” de Leo encierra muchas lecturas, hacia adentro y hacia afuera. La certeza de que continuará es la primera capa de varias. “Estaré” significa que no bajará los brazos en su búsqueda personal. Sabía él en su interior que de todos los grandes torneos que jugó con la Argentina, éste era -por el contexto de un equipo nuevo- el que menos ilusiones le ofrecía, más allá de la esperanza que nunca se pierde. “Estaré”, además de perseguir el sueño individual, lleva consigo una aseveració­n mayor. Léase: “Estaré, pase lo que pase”.

Messi seguirá sin importar el escenario. Sin elogios desmedidos, reconoció la labor de Lionel Scaloni, quien fue de menor a mayor en esta experienci­a nueva para él como DT.

No se sabe aún si el técnico continuará. Pero Messi estará, con Scaloni o con otro. Tampoco se sabe si sus compañeros históricos formarán parte de lo que viene.

Habrá que ver si se les siguen dando oportunida­des a un Angel Di María que jugó un mal torneo y a un Nicolás Otamendi que no dio seguridad. Tal vez, Sergio Agüero sí se haya ganado un lugar en el nuevo proceso.

Y volverá a intentarlo una vez más. La revancha será rápido. En un año se celebrará otra Copa América, con el condimento que será en parte en la Argentina y en parte en Colombia. El rosarino tendrá otra oportunida­d más, mucho antes de lo esperado y en su tierra.

No deberá esperar hasta 2022, el Mundial de Qatar, para insistir embanderad­o de celeste y blanco. En marzo de 2020, además, arrancarán las Eliminator­ias rumbo a la próxima Copa del Mundo. Y los anhelos se renuevan, como esta Selección que continuará su construcci­ón, esa que aquí en Brasil dejó al menos una base.

¿Será con Scaloni? ¿Habrá otro entrenador? ¿Qué pasará con los demás históricos? No hay respuestas por ahora. La única es que Messi estará para guiar al conjunto nacional desde su faceta de capitán presente, esa que en estas tierras demostró como nunca antes, dentro y fuera de la cancha.

Desde el juego, tal vez junto a su producción en Rusia, fue lo más terrenal que se lo vio en todo lo que afrontó con la Selección en su carrera, aunque apareció en el partido en el que todos se lo exigían: en el Mineirao fue el mejor albicelest­e.

Si hubiera entrado el tiro libre que Alisson le descolgó del ángulo o el zurdazo que estrelló en el palo derecho, o si el Kun o De Paul hubieran metido las que Lionel les sirvió con su zurda, se estaría hablando de un Messi en estado Barcelona. Pero la pelota no entró y no alcanzó.

Desde lo espiritual, el “10” fue la bandera. Levantó a los menos experiment­ados después del debut con derrota ante Colombia. Se puso al frente del diálogo con Scaloni en ese cónclave a puertas cerradas en Cidade do Galo para aclarar ciertas cuestiones que habían molestado al grupo: que los cambios del DT se filtraran la prensa antes de que lo supieran los jugadores.

Atacó con munición gruesa contra la Conmebol y el arbitraje pésimo del ecuatorian­o Zambrano, quien omitió dos claros penales para la Argentina. Fue el primero en hacer autocrític­a cuando las cosas no le salían: “No está siendo mi mejor Copa América”. Y hasta cantó el Himno con ganas para los que les gusta contarle las costillas al mejor del mundo.

Messi estará. Volverá a intentarlo. Porque así se lo dice su sueño. Porque su rol de faro así se lo demanda en este flamante ciclo en el que todo aún está por verse. Porque ya no se refugia en el silencio; da la cara y pone el pecho. Y lo seguirá haciendo. Ya lo avisó. ■

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JUANO TESONE ENVIADO ESPECIAL En camino. Rumbo a la última práctica en Belo Horizonte antes de volar a San Pablo. Messi junto a Nicolás Otamendi.

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