Quesada y Jaguares Palpitando la final
El entrenador analiza el partido de mañana contra Crusaders, el equipo más poderoso del Super Rugby.
En medio del contacto, en medio de la ebullición, él tenía que tener la cabeza fría, pensar cada movimiento con antelación; al cabo, como se dice, “leer” el partido. Ahora intenta aplicar lo mismo con una diferencia sustancial que aumenta la dificultad: está del lado de afuera. Pero así como antes sólo podía ocuparse de lo suyo, ahora tiene la chance de, si logra impregnar las cabezas de sus jugadores con sus ideas, acercar a un equipo -y a un país rugbístico, en cierto modoal éxito. Se trata, claro, de Gonzalo Quesada, el entrenador de Jaguares.
El componente emocional es insoslayable. La franquicia argentina del Super Rugby está ante uno de los partidos más trascendentales de la historia de ese deporte en Argentina: contra Crusaders, el bicampeón, en la finalísima del torneo. Lo que el local querrá coronar con su décimo título; lo que los visitantes querrán marcar con fuego para siempre como si fuera -lo sería, en realidad- una verdadera hazaña.
Si se trata del juego más importante para el rugby nacional a lo largo de los tiempos o no, será a gusto del consumidor, claro; no pueden olvidarse las definiciones Pumas en instancias alguna vez impensadas de Mundiales. Y Quesada, que se define como “apasionado de la psicología del deporte y de la psicología general, de la dinámica del grupo”, aseguró en esta Christchurch fría y nubosa: “El desafío es ponerle la cabeza al juego. Tratamos de focalizarnos en lo táctico y estratégico para que el equipo no se distraiga con lo que no depende de nosotros. Las emociones, las expectativas, el qué pasaría si ganamos o si no lo hacemos, lo que queremos demostrarles a nuestros seres queridos… Todo eso, fisiológicamente, puede tener consecuencias, generar estrés, complicarnos, distraernos. Y ante el mejor equipo de la tierra no podremos mostrar menos que nuestra mejor versión para tener alguna pequeña chance; porque ellos son favoritos. El motor siempre será el gran compromiso que los jugadores tienen entre sí, con sus familias, la camiseta y el país, pero tenemos que saber qué rugby vamos a presentar porque con el fuego sagrado sólo ya no alcanza”.
“Es así. Nuestras chances no son las mismas que las de ellos y eso lo tenemos claro -admitió Queso-. Pero tampoco nos vamos a guiar por eso o por las estadísticas porque si no, nos deberíamos haber quedado en casa. Buscamos idear una estrategia que nos permita hacer lo que sabemos y evitar las situaciones que les den impulso y los hagan sentir cómodos a ellos”.
Respecto al plan de juego de Jaguares, avisó: “No vamos a ser distintos a lo que somos, pero sí trabajaremos en los detalles e intentaremos sorprenderlos”.
Y explicó las tres modificaciones (Tetaz Chaparro por Vivas, Kremer por Lezana y Moyano por Cancelliere) anunciadas: “Se trata de decisiones que pasan por el lado del partido que imaginamos. Los chicos que saldrán desde el banco nos van a dar muchas opciones también. Los cambios tienen que ver con detalles estratégicos de los cuales tampoco quiero revelar mucho”. En ese marco afirmó, convencido: “El rugby ya no es de 15: los partidos los definen los 23 que son elegidos; los que entran y los que esperan su lugar entre los reservas”. ■
Respecto al plan de juego de Jaguares, avisó: “No vamos a ser distintos a lo que somos”.