Clarín

El argentino héroe en Perú

El DT llevó a los incaicos a la Copa del Mundo luego de 36 años y ahora a la final de una Copa América luego de 44.

- RICARDO GARECA

Es el DT del selecciona­do de ese país, que jugará la final de la Copa América contra Brasil. El llamado de AFA que nunca llegó.

En Perú no había que explicar quién era Ricardo Gareca. Su nombre siempre aparecía flotando en el ambiente futbolero. Lo conocían. Lo recordaban. Lo mencionaba­n cada vez que tenían que hablar de la última vez que habían participad­o de una Copa del Mundo. Para Perú, Gareca era un verdugo. Era el que había puesto la punta del botín para empujar la pelota enviada por Daniel Passarella en en el Monumental el 30 de junio de 1985 para sellar la agónica clasificac­ión argentina rumbo a México 86 el Mundial que consagró a Maradona y que el Tigre tuvo que mirar por televisión.

Gareca dio la vuelta al fútbol. Y aquel verdugo ahora es el profeta. El que devolvió a Perú a los Mundiales tras 36 años, el que lo pone en una final de Copa América luego de 44. El que estuvo un mes esperando un llamado que nunca llegó desde la AFA para dirigir a la Selección Argentina.

Sin experienci­a en seleccione­s y luego de salir por la puerta de atrás en Palmeiras por la magra cosecha de 8 derrotas en 13 partidos, Gareca se puso el buzo de Perú el 2 de marzo de 2015.

A su lado, en la presentaci­ón, estaba Juan Carlos Oblitas, director deportivo de la Federación y uno de los hombres más importante­s de la historia del futbol peruano. A Oblitas, que jugó como wing izquierdo aquel partido en el Monumental y sufrió la eliminació­n a manos del Tigre, le gustaban dos cosas del entrenador argentino: su trabajo en Vélez, donde ganó cuatro títulos (2009, 2011, 2012 y 2013) y supo potenciar a futbolista­s juveniles. Y además, una cuestión clave, ya conocía el fútbol peruano tras su etapa en 2008 en Universita­rio donde ganó el Torneo Apertura.

Por aptitudes simulares habían ido a buscar a Marcelo Bielsa, pero el intento no dio sus frutos.

Así llegó el Tigre. Sabiendo que en el retrovisor aparecían siete frustracio­nes en Eliminator­ias, incluyendo la más dolorosa cuando Perú no accedió a Francia 98 por diferencia de goles tras ser goleado por Chile en Santiago.

La Copa América 2015 en Chile fue la primera prueba y el espaldaraz­o necesario para el Tigre. El 14 de junio, hace ya más de 5 años, en el debut con derrota 2-1 ante Brasil -rival del domingo en la final- Pedro Gallese (figura en esta Copa) fue el arquero. Advíncula y Zambrano repiten en el fondo, Yotún, autor del segundo ante Chile para pasar a la final, también fue titular aquella vez. Sumaron minutos Paolo Guerrero, Josepmir Ballón y Christian Cueva. Paolo metió el 2-0 contra Paraguay el 3 de julio de 2015 que selló el tercer puesto de Perú en Chile. Y ahora, en Brasil, coronó el 3-0 ante Chile para dar el golpe y pasar a la final.

La Copa América Centenario en 2016 sirvió para hacer los ajustes que Perú necesitaba. El famoso recambio, ese que se repite por inercia ante cada paso en falso de la Selección Argentina. Gareca dio un volantazo y plantó una bisagra al sacar del equipo a Claudio Pizarro y Juan Manuel Vargas y se apoyó en los jóvenes.

Para que el plan funcionara iba a necesitar paciencia. Porque esa Copa América se acabó en cuartos de final y las Eliminator­ias camino a Rusia 2018 parecían derrumbar el castillo que soñaba el Tigre.

En los primeros 10 partidos sacó apenas 8 de los 30 puntos. El pasaje al Mundial se escapaba nuevamente. Pero la remontada fue heroica: 21 puntos en 11 partidos. Y aquel rubio de pelo largo que había frenado la ilusión peruana de acceder a México 86 lo llevaba de la mano a la gran cita del fútbol después de 36 años.

Un mes de vacaciones se tomó el Tigre luego del gusto a poco que dejó la eliminació­n en primera ronda de Rusia. Mereció más el equipo pero la derrota 1-0 ante Dinamarca en el debut lo dejó en jaque. Luego llegó una caída lógica frente a Francia (más tarde campeón) 1-0 y el triunfo que no alcanzó ante Australia por 2-0.

Durante ese mes Gareca esperó. Sabía del deseo de la Federación Peruana para que enseguida pusiera la firma y extendiera su vínculo. Sabía que la Argentina coqueteaba con la salida inminente de Jorge Sampaoli y que naturalmen­te podía figurar en la carpeta de candidatos. Sabía también que la AFA deambulaba en búsquedas ambiguas y pocas certezas.

"Que te nombren para una selección del renombre de Argentina siempre es gratifican­te. Es lo único que puedo decir", avisaba el DT. La espera se agotó.

"Son tres años porque, si no llegamos a clasificar, se vencen al término de las Eliminator­ias, es como pasó en la etapa anterior”, avisó Gareca al rubricar su nuevo contrato en Perú. “No puedo decir cuatro años porque no sabemos si vamos a estar en el Mundial, hay que lograr la clasificac­ión”, apuntó. Y asumió el desafío de alcanzar la vara alta que él supo instalar.

La historia actual es conocida. El 0-5 frente a Brasil en la fase de grupos vuelve a escena para enrostrar lo mejor y lo peor del fútbol. Porque el domingo, en el Maracaná, el Tigre se anima a la revancha y a la gloria. Porque aquel periodista que calificó de vergonzosa la derrota habrá aprendido a matizar las sentencias.

Y mientras Argentina da vueltas en el laberinto de la renovación de jugadores y la búsqueda de entrenador­es, el Tigre sigue esperando.

Ya no un llamado de la AFA sino una nueva cita con la gloria. ■

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AFP IGNORADO POR LA AFA, RECONOCIDO EN EL CONTINENTE Perfil bajo. Ricardo Gareca no es un técnico mediático, pero su mano se refleja en los equipos.

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